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  • A 49 años del golpe, una multitud renovó su compromiso por la memoria, la verdad y la justicia

    Parana » APF

    Fecha: 25/03/2025 07:30

    Con fuertes críticas al negacionismo, el ajuste y la represión del Gobierno, los organismos de derechos humanos encabezaron el acto central en Plaza de Mayo. La provocación de la Casa Rosada y el mensaje de lucha de las Madres y Abuelas. martes 25 de marzo de 2025 | 7:27hs. La Plaza de Mayo está repleta. Las Madres y las Abuelas sonríen. Y es Taty Almeida, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, quien pone en palabras lo que esa multitud representa. “Tenemos la fuerza de la historia de nuestro pueblo, y por eso (Javier) Milei y (Victoria) Villarruel pretenden negar el genocidio y desmantelar las conquistas en materia de Memoria, Verdad y Justicia”. A su lado, Estela de Carlotto asiente. Las mujeres que desafiaron la más cruenta dictadura ahora también desafían a un Gobierno que banaliza los crímenes y las provoca, pero esta vez no están solas. Ese fue el mensaje que la multitud que caminó por las calles del territorio argentino dejó al cumplirse 49 años del último golpe de Estado. El gobierno de La Libertad Avanza (LLA) buscó dominar la agenda en un día sensible para el pueblo argentino. Primero, difundió un video en el que monologaba el politólogo Agustín Laje para instalar que en Argentina se libró una guerra y que hay verdades que no se cuentan. Después, el vocero Manuel Adorni hizo su aparición para anunciar con bombos y platillos una desclasificación de archivos –que ya había sido decidida por un decreto de 2010 de Cristina Fernández de Kirchner– y avisar que el gobierno presentaría el asesinato de un militar como un caso de lesa humanidad ante la Comisión Interamericana de Derechos (CIDH). En el movimiento de derechos humanos tomaron el spot y los anuncios como provocaciones que no pudieron enturbiar lo importante: que miles de personas salieron para renovar un compromiso con la memoria, la verdad y la justicia. En la Plaza, la Madre de Plaza de Mayo Elia Espen repite lo que dice todos los jueves cuando marcha con la foto de su hijo Hugo Miedan: que abran todos los archivos del Estado desde 1974 a 1983 para avanzar con las investigaciones de los responsables de los crímenes más aberrantes. “Seguimos exigiendo que nos digan dónde están”. Estela de Carlotto arranca aplausos cuando dice que en los últimos dos meses encontraron dos nietos y que ya contabilizan 139 restituciones. Ella levanta el brazo y celebra también. Es la lucha en la que las Abuelas están desde 1977. Son poquitas. En el escenario solo se encuentran ella y Buscarita Roa, que llegó del brazo de su nieta Claudia Victoria Poblete. “La apropiación es una desaparición forzada y hasta tanto no se conozca la verdadera identidad se sigue cometiendo”, afirma. “El Estado debe garantizar la restitución de la identidad de los nietos y nietas”, reclama después de un año de humillaciones por parte de la administración libertaria: el desmantelamiento de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) –el organismo encargado de buscar a los bebés robados durante la dictadura– y el desfinanciamiento del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG). No son los únicos organismos mutilados por la motosierra del Presidente: los sitios de memoria están en riesgo, la Secretaría de Derechos Humanos se reduce a su mínima expresión y ya no hay quien releve los archivos del Ministerio de Defensa para aportar a las causas por crímenes contra la humanidad. A su turno, el Premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel, referente del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), denuncia la pobreza, la destrucción de la salud pública, la entrega de los recursos naturales y el agobio sobre la educación pública. “La educación del pueblo no se vende, se defiende”, corean, registró Página 12. La alegría de sentirse rodeados Cecilia De Vincenti es la hija de Azucena Villaflor, la fundadora de Madres de Plaza de Mayo secuestrada en diciembre de 1977 tras una infiltración de Alfredo Astiz. Cecilia llega al escenario caminando con la bandera que lleva los rostros de los desaparecidos. Tiene los ojos llenos de lágrimas. “Entrar a la Plaza con la bandera me emociona. Están los 30.000 con nosotros”, dice. Alicia Furman está desde temprano monitoreando que todo salga como está previsto. Es la hermana de Oscar Furman, que está desaparecido. Y el 24 de marzo es su cumpleaños. Cuenta, con amargura, que una compañera le dice: “A vos te robaron un hermano y tu cumpleaños”. Rápidamente, se repone y agrega: “Yo digo que son miles los que vienen a saludarme”. Y mira hacia el escenario. Taty Almeida espera para subirse a hablar ante los manifestantes. Todos se agolpan para saludarla dentro del gazebo. A su lado está Vera Jarach, mamá de Franca Jarach. Sentada al costado está Clara Weinstein, mamá de Mauricio Weinstein. Con su pañuelo en la cabeza, Clara no esconde su alegría. “Qué emocionante. Somos pocas las Madres que quedamos, pero qué felicidad ver a tantos jóvenes que van a seguir con nuestra lucha”, dice con una sonrisa cálida en el rostro. Bella Friszman sonríe. Es la mamá de Nora Friszman y una de las referentes de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Conversa con Fabián Grillo, el papá de Pablo, el fotógrafo que fue recibió un disparo con un lanzagases de la Gendarmería y está grave pero recuperándose en el Hospital Ramos Mejía. “Hay tantas cosas por hacer en este momento –dice Bella. Nos preocupan todos los derechos humanos. Todos estamos agobiados por este gobierno, pero la gente se anima, se reúne y busca la compañía”. Graciela Lois camina por detrás del escenario. Va y viene. “La marcha fue multitudinaria. La unidad que se logró se reflejó en la gente. Y también está claro que cuando no se aplica el protocolo de Patricia Bullrich la gente puede manifestarse en paz”, evalúa. Osvaldo Barros, sobreviviente de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) e integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), también está más que satisfecho después de la convocatoria unificada de la mesa de organismos y de la mayoría de las organizaciones que integran el Encuentro Memoria Verdad y Justicia (EMVJ) –algo que no se veía desde 2006. “Es un éxito este acto unitario. Fue difícil, pero lo logramos. Es un avance importante para luchar contra Milei”, se entusiasma. Mabel Careaga está convencida de que cuando el pueblo arranca a caminar no hay forma de pararlo. “Es una multitud de gente repudiando el golpe de Estado y caminando por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Estamos luchando por defender los derechos adquiridos y que este gobierno se los está llevando puestos”. Eduardo Tavani, de la APDH, y Adriana Taboada, de la Comisión Zona Norte, se abren paso. “Estamos muy contentos”, dicen. “Marchamos contra los que reivindican el terrorismo de Estado y hambrean al pueblo”, dice él. “Marchamos con nuestros 30.000 compañeros. Y miramos de frente al gobierno”, acota ella. El exsecretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla marchó desde la exESMA hasta Plaza de Mayo. No parece cansado. Y está esperanzado por la cantidad de gente en las calles. “Re bien”, comenta. La legisladora Victoria Montenegro va de un lado hacia el otro. “Esto es multitudinario –dice apurada. Es un ejercicio de memoria con sus máximas referentes, las Madres y las Abuelas”. Siempre presentes Taty Almeida suele decir que, más allá de las sillas y los bastones, las "locas" siguen de pie. Y así lo demuestran ella y sus compañeras. Este 24 hubo ausencias en la Plaza. Entre otras, la de Norita Cortiñas y Lita Boitano, que fallecieron el año pasado. Frente al escenario, cuelga un pasacalles de la Confederación General del Trabajo (CGT). “Unidad de los trabajadores por paz, pan, tierra, techo y trabajo”, dice. Más modesta, una pancarta de color verde tiene la foto de Norita –que mira a sus compañeras de lucha. –Estamos demostrando con los hechos, no con las palabras, que un pueblo unido jamás será vencido –dice Taty. Y en el escenario festejan. Se sienten abrazados a pesar de la política oficial de agobio y agravio. Y, como siempre, la presidenta de Madres Línea Fundadora, grita: ¡30000 detenidos-desaparecidos! ¡Presentes! Y todos levantan sus manos –sus dedos en V o sus puños– como una forma de decir que ahí, en esa Plaza, siempre es jueves y siempre se camina con ellas hasta tener verdad y justicia. (APFDigital)

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