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  • La memoria y el héroe colectivo

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 22/03/2025 09:31

    El que apuesta a la tolerancia a la diversidad y la vigencia del Estado de derecho para resolver las tensiones de una sociedad que, abriendo como un abismo las brechas de la desigualdad, no solo la ha puesto en riesgo, sino que engendró los monstruos de pesadilla que sufrimos en la actualidad, pero que aun así continúan siendo, un pacto básico de los argentinos que repudiamos las Dictaduras. Esas luchas, en el marco del sistema democrático, hoy más que nunca, las desarrolla el valioso héroe colectivo, concepto acuñado por Oesterheld, sin liderazgos mesiánicos, que es el pueblo solidario y colaborativo, cuyo actual foco de resistencia se expresa, de manera cada vez más nítida y potente, los miércoles con la marcha de los jubilados, en la que confluye el reclamo de todos los sectores avasallados por las políticas de un gobierno que ajusta y reprime hasta la exasperación. Un gobierno que niega el Terrorismo de Estado a la par que lo reivindica. El extraordinario escritor Héctor Oesterheld, como dijimos, puso de relieve la idea del héroe colectivo en “El eternauta”, una épica historieta de ciencia ficción seriada entre 1957 y 1959 que realizó junto al dibujante Solano López. Juan salvo, uno de los protagonistas principales, cuenta al autor la invasión extraterrestre sufrida, a través de una nevada mortal que irrumpe en la cotidianeidad de Buenos Aires y trastoca fantásticamente el tiempo ordinario de sus vidas. En la guerra desatada los personajes que libran la invasión, gurbos, cascarudos y hombres-robot, son quienes ponen el cuerpo en las batallas, teledirigidos por los” Manos”, seres que admiraban la belleza y la rebeldía, pero que coaptados y dominados por los “Ellos”, son a su vez teledirigidos y manipulados como títeres. Los” manos” viven extorsionados por los” Ellos” al tener dentro suyo la glándula del terror, que se activa y los matan si tienen miedo, así que obedecen incondicionalmente todas las órdenes de los “Ellos”. Los” Ellos”, verdaderos y siniestros villanos, nunca muestran su rostro pero son los verdaderos titiriteros del terror. La resistencia de los terrestres es grupal, cooperativa y solidaria. Solo así es posible la lucha contra los invasores. Esta novela gráfica de Héctor Oesterheld, gestada en el contexto de la guerra fría y el golpe de Estado en Argentina (1955), produce como alegoría, múltiples significaciones e incluso re-significaciones. Así, en la polisemia que estalla de sus metáforas, presta sus claves de análisis a los acontecimientos históricos sucedidos a partir de su publicación, con asombrosa vigencia en la significación de la actual tragedia. Es que argamasa, fantasía y realidad, que borra los límites en la comprensión de una dinámica de la opresión y la resistencia que renueva casi sin maquillaje los ciclos dramáticos de nuestra historia. Finalmente, como si emergiera de ese tejido entre lo fáctico y la ficción, como si respondiera a esa lógica, Oesterheld sucumbió a una Realidad espeluznante y cruel que ninguna ficción literaria hubiera imaginado. El autor del Eternauta fue secuestrado, torturado y desaparecido por la Dictadura, al igual que sus cuatro hijas y dos de sus yernos, dejando solo a Elsa Sánchez, su esposa y madre de las jóvenes, condenada a padecer el brutal arrasamiento de toda su familia. Es una tragedia inconcebible. Eso fue la Dictadura cívico Militar Eclesiástica elaborada por “los Ellos” del Norte y ejecutada por cascarudos crueles y sin cabeza. Esa fue la pesadilla del Plan Cóndor, en el que se inscribió el Terrorismo de Estado coordinado por los Militares latinoamericanos. Esos fueron los métodos utilizados, los que sufrieron Oesterheld y su familia, para lograr su objetivo, concentrar la riqueza en el Capital, a través del dominio, explotación y expoliación de los trabajadores. Aquello que Rodolfo Walsh describió, magistralmente, como la búsqueda de la Miseria planificada. Los secuestros, torturas y desapariciones, los horrendos vuelos de la muerte y los robos de bebés, fueron los métodos. El objetivo: la Miseria planificada. Así lo expresaba, con una claridad meridiana, Rodolfo Walsh en la “Carta abierta a la Junta…” al cumplirse un año del golpe de Estado. Walsh, al igual que Oesterheld, forman parte de la lista de treinta mil desaparecidos, héroes colectivos que soñaban un mundo mejor, más justo e igualitario. En el día de la Memoria, activa y enérgica, el desafío es la re-significación permanente de la historia, como dimensión que late viva en el presente, para quebrar continuidades y evitar las repeticiones del fracaso y construir el futuro de la Patria, más feliz ,equitativo y solidario.

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