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Concordia » El Heraldo
Fecha: 23/03/2025 05:09
El padre Cristian fue ordenado en 2012 y, desde entonces, ha desempeñado su ministerio en diversas localidades. “Los primeros meses estuve en la Gruta con el padre Andrés Servín, luego fui destinado a Federal, donde estuve dos años y medio. Después, en Colón, en la Parroquia Santo Justo y Pastor, mientras cursaba una licenciatura en Teología en Buenos Aires. Luego fui párroco en Nuestra Señora de Luján, en Los Charrúas, donde permanecí siete años”, recuerda. Su regreso a la Gruta de Lourdes fue inesperado, ya que, como él mismo señala, “Nadie es profeta en su tierra”. Sin embargo, expresa con emoción lo que significa volver al barrio donde creció: “Aquí transcurrió mi vida, mi familia, mi infancia. Recibí los sacramentos y también aquí se fue despertando mi vocación, acompañado por el padre Andrés”. Desafíos y objetivos Arévalo asumió el cargo hace pocas semanas y está en pleno proceso de inserción en la comunidad. Su primera tarea es escuchar y conocer a los distintos grupos que conforman la parroquia. “Un sacerdote no viene a iniciar algo nuevo, sino a sumarse a una comunidad que ya está en marcha”, explica. Entre sus principales objetivos destaca la necesidad de recuperar el espíritu de las pequeñas comunidades de base. “Siento que la comunidad necesita volver a eso, a la intuición del padre Andrés Servín, quien trabajó mucho en la vida de las comunidades y en generar lazos entre los vecinos. Con la pandemia y otras circunstancias, se debilitó ese vínculo y queremos revivirlo”, afirma. Además, busca fortalecer la presencia de la Iglesia en los barrios. “Estoy visitando los barrios caminando, compartiendo con la gente, porque a veces para muchas personas, ir a la parroquia es un paso siguiente. Primero se necesita ese contacto inicial en la comunidad”. El barrio, los jóvenes y la actualidad Arévalo ha notado cómo ha cambiado el barrio con el paso del tiempo. Si bien hubo avances en infraestructura, como la instalación de servicios básicos, también reconoce un deterioro del tejido social. “Antes había mayor convivencia entre vecinos, más solidaridad. Hoy la droga ha impactado mucho y ha afectado los vínculos”, reflexiona. En cuanto a los jóvenes, destaca la importancia de generar espacios de encuentro. “Hoy hay una búsqueda de fe, pero ya no de manera masiva, sino desde el acompañamiento personal. Es clave estar presente para escuchar y guiar”. En este sentido, menciona su trabajo en la Pastoral Juvenil Diocesana y el grupo de jóvenes de la parroquia: “No se trata de atraer a los jóvenes a la Iglesia, sino de acercarnos a ellos y compartir la fe y la vida”. Un mensaje de unidad Finalmente, el sacerdote destaca la importancia de la unidad en la comunidad y en la ciudad de Concordia. “Vivimos en una sociedad fragmentada, con muchas rivalidades. Debemos recuperar lo esencial: ver al otro como persona, más allá de las ideologías o posiciones. Solo así podremos construir un presente y un futuro con esperanza”. Con este mensaje, el padre Cristian Arévalo comienza su nueva etapa en la Gruta de Lourdes, con la convicción de que la fe, el compromiso y la comunidad pueden transformar la realidad.
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