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» Diario Cordoba
Fecha: 20/03/2025 08:19
La Semana Santa es conocida como la Semana de Pasión, de la Pasión de Cristo. Son unos días en los que la fe y el fervor religioso impregnan el ambiente de ciudades y pueblos, un ambiente del que también forma parte la música que acompaña a los cortejos y sin la que los mismos perderían parte de su identidad. Esa aportación es fruto de otra pasión, la que tienen los integrantes de bandas y agrupaciones por la música, aderezada por la fe en las imágenes a las que acompañan y al amparo de las cuales se han constituido. En la ciudad de Córdoba existe casi una decena de bandas, porque en la provincia también hay bastantes, en sus tres tipologías, bandas de música, bandas de cornetas y tambores y agrupaciones musicales. Son parecidas, todas acompañan a las procesiones, pero cada una de ellas tiene unas connotaciones distintas, según ha explicado a este periódico Sebastián Giraldo, presidente de la organización que las agrupa, la Unión de Bandas, quien aclara que para los Cristos, lo habitual son las agrupaciones musicales, donde el instrumento que manda es la trompeta y las bandas de cornetas y tambores, donde es la corneta el instrumento solista. Por su parte, las bandas de música suelen poner el acompañamiento a los palios de las Vírgenes, tanto en procesiones de Pasión como de Gloria. En este caso, «se alternan no solo metales sino también instrumentos de viento y madera como clarinetes u oboes, entre otros». Las bandas de música se preparan para la Semana Santa / Manuel Murillo Aficionados Lo cierto es que el nivel interpretativo de todos estos acompañamientos musicales es bastante alto, lo que supone un mérito destacado teniendo en cuenta que la gran mayoría de sus intérpretes no tiene más contacto con la formación musical que el que han recibido en la banda a la que pertenecen. En las bandas cordobesas hay personas de todas las edades, desde niños de diez o doce años, como explica Antonio Buendía, director de la Agrupación de la Sagrada Cena, hasta los que tiene 60 o más. El misterio de este aprendizaje es el de la constancia y la transmisión del conocimiento y las técnicas de los veteranos a los recién llegados. La coincidencia de varias generaciones de una misma familia y el relevo entre ellas es otra de las notas características de esta devoción. La corneta es uno de los instrumentos más característicos de la musica de Semana Santa. / MANUEL MURILLO Ricardo Cabanillas, director de la banda de la Salud, explica que además de enseñar a tocar a los nuevos componentes, llega un momento en el que también hay que aprender a desfilar. «A veces hay a quien le cuesta andar y tocar sin perder el compás», por ello, una parte del trabajo, la última etapa, se dedica a ello. Esto es algo que aumenta la complejidad del trabajo, porque a la afinación de las melodías hay que unir la conjunción en el paso, sobre todo si se tiene en cuenta que casi todas estas formaciones superan los 80 integrantes y algunas alcanzan los 150, con niños incluidos. Los ensayos se suelen hacer de noche, antes se utilizaban espacios abiertos e incluso las calles para ello, pero de un tiempo a esta parte se hacen en espacios cerrados, como naves o instalaciones de otro tipo. Los integrantes de las bandas dedican gran parte de su tiempo libre y casi todo el año a preparar los repertorios, durante los primeros meses a razón de un par de días por semana y cuando la Semana Santa está cerca se hace a diario. En Córdoba existen nueve bandas y agrupaciones, tras las que hay un largo y desconocido trabajo de aprendizaje, preparación, disciplina y una doble devoción, la religiosa y la musical Aunque se pudiera pensar que los repertorios de las distintas agrupaciones o bandas son los mismos o que siempre suenan las mismas, nada más alejado de la realidad. «Cada banda suele tener un repertorio de entre 50 y 70 marchas procesionales, que se van interpretando según el momento y una banda de palio suele tener en torno a cien», aclara Giraldo, que insiste en señalar que «son muchas marchas y el grueso de esos repertorios se mantienen año a año, aunque siempre se incorporan piezas nuevas y se cambian otras». Además, aclara, en cuanto al repertorio, que «no es lo mismo acompañar a un Cristo o a una Virgen o si es de dolor o de Esperanza, cuando ya es algo más alegre». Y si el acompañamiento es en otro tipo de procesiones que no son de Semana Santa, también varía. Víctor Castro Mujeres y hombres La mayor parte de las bandas y agrupaciones actualmente en ejercicio tienen sus orígenes en los años 70 y 80 del pasado siglo. En aquellos comienzos apenas había mujeres en ellas, sin embargo, hoy en día forman parte de todas ellas y con el mismo protagonismo que el de sus compañeros varones. «Hoy en día no se concibe una banda o agrupación sin mujeres», sentencia el presidente y lo confirman tanto Ricardo Cabanillas como Antonio Buendía. Los tres coinciden en que completar todo el trabajo cuesta mucho esfuerzo, muchas horas de generosidad para dedicar el tiempo libre a los ensayos y preparativos. Sufre el cuerpo, se sufre si llueve y no se sale o si hace calor y se suda, sufren los labios en los instrumentos de viento, las manos en los de percusión, los pies y la espalda durante las cuatro o seis horas de desfile, pero cuando, por fin, suena la Marcha Real y la imagen traspasa el dintel de la casa hermandad o la iglesia donde esperará hasta su próxima salida, todo se da por bien empleado y los músicos se retiran con sus partituras debajo del brazo hasta que, de nuevo en la próxima primavera, el cornetín de órdenes les llame a formación. Suscríbete para seguir leyendo
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