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  • Valijas libertarias: ¿Un nuevo capítulo de la marroquinería política?

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 19/03/2025 02:54

    “Cuando alguien va a la mesa de uno y entra a hablar de honestidad, y entra a hablar de moral y de ética, cuando se va…hay que contar los cubiertos” Carlos Saúl Menem Una de las razones más importantes del triunfo de Javier Milei en las presidenciales de 2023, además de la cuestión económica, es su contraposición con la inédita corrupción kirchnerista, en la que englobó a toda la clase política, a la que denominaba “la casta” con intención cancelatoria. Gran parte de la sociedad se mimetizó con su mensaje y se adhirió a sus consignas. Pero debía gobernar y el tiempo pasa, y cuando pasa el tiempo, pueden pasar cosas, algunas buenas y otras no tanto. Dejando de lado la patentada, exitosa y “non sancta” metodología del “toma y daca” para obtener éxitos legislativos, el autopromocionado mejor gobierno de la historia sufrió rayones significativos en estos últimos tiempos, que mellaron su lustrosa carrocería moralista. Febrero y marzo de este año no fueron meses buenos para el libertarismo gobernante, si señor, no lo fueron. El “libragate”, o “estafa cripto” o cómo quiera llamársele, dejó un aroma a corrupción en el gobierno, que no ha podido disiparse a pesar de todas las infantiles gambetas que intentaron los funcionarios públicos. Cómo resultado de la estafa, se obtuvieron cien o más millones de dólares de ganancias, que están en manos de las denominadas billeteras virtuales que comanda el asesor del presidente en la materia, Hayden Davis. A mediados de febrero, dijo que esperaba instrucciones de Milei para ver qué hacer con el dinero. Desde entonces hasta hoy, Davis se encuentra efectuando una liquidación hormiga de los activos de sus billeteras (no tan hormiga) de aproximadamente un millón de dólares al día. A la fecha superaría los treinta millones de la moneda estadounidense. “La estafa cripto, que reportó más de cien millones de ganancias, ¿tiene algo que ver con el vuelo del Bombardier 5000 de Miami a Aeroparque, con 15 valijas a bordo no revisadas, cuyo propietario pertenece a la misma organización libertaria de Mieli? ¿Pero qué tiene que ver la estafa cripto con las valijas que la militante libertaria Laura Belén Arrieta trajo desde Miami en un avión Bombardier 5000, que hizo escala por siete días en el Aeroparque porteño? Tiene todo que ver, o tal vez nada. Sacar los fondos del círculo virtual es la consigna, dónde los rastros quedan. De tal manera, la plata en mano impide conocer la trazabilidad del dinero, o la torna muy difícil. No es como en 2006, cuando el empresario venezolano Antonini Wilson, viajó en un avión privado e intentó pasar por la Aduana con una valija que contenía más de ochocientos mil dólares en billetes contantes y sonantes, que según se supo iban destinados para la campaña presidencial de Cristina. La tramitación de la causa penal terminó con la condena de un “perejil”, Claudio Uberti, funcionario por entonces del gobierno de Néstor. Antonini Wilson no vino más a la Argentina, y los dólares decomisados se emplearon en la construcción de jardines de infantes. Pero éste no fue el primer capítulo del libro “La marroquinería política” de Jorge Asís, dónde explica los casos de corrupción político-institucional a través de las aduanas aeroportuarias. Hubo uno antes, el de Amira Yoma, cuñada de Menem, con las valijas de narcodólares. Pero al libro de Asis seguramente merecerá una edición ampliada, incorporando un nuevo capítulo: el de las valijas libertarias. El 26 de febrero de 2025, la señorita Laura Arrieta, a bordo de un lujoso avión privado Bombardier 5000, llega desde Miami a Aeroparque, en vuelo cuyo costo estimado es de 70 mil dólares. Baja ella con sólo una valijita, y el avión con quince valijas más (según datos de Perfil), va a guardarse a un hangar privado de la estación aeroportuaria, propiedad de la empresa Royal Class, dónde permanece hasta el 5 de marzo, día en el cual parte hacia París. “La marroquinería política, libro de Jorge Asis, que relata la corrupción política en los aeropuertos, merece un nuevo capítulo con el presente caso de las valijas libertarias “ A pesar de lo que se dice, no hay constancias sobre el precintado del avión, como tampoco si las valijas fueron sacadas ilegalmente del hangar, o si todas partieron hacia París. Más claro, échale vino. ¿Y por qué tanto escándalo? 1°) Laura Arrieta pertenece a la cofradía política de Milei, la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora), que han realizado ya varias reuniones en Estados Unidos con la presencia del presidente y también de la tripulante del Bombardier. 2°) En la nómina de la CPAC aparecen, además de Milei, Laura Arrieta y su Jefe y propietario del avión, Leonardo Scaturicce. 3°) Santiago Caputo tiene una relación de mucha confianza con Scatturice, que lo llevó a pedirle -según fuentes periodísticas- los nombres de quienes deberían estar al frente de las áreas operativas de ARCA, la antigua AFIP, que incluye la Aduana. 4°) Royal Class, el hangar dónde estuvo el avión con su misteriosa carga, es operada por Diego Colunga, un amigo de Santiago Caputo. 5°) Diego Colunga es director de Aerolíneas Argentinas por el estado, propuesto por el asesor Caputo. En el acta de directorio de la línea aérea estatal, dónde se incorpora Colunga como director, se hace constar que el cargo no le impide al mismo seguir realizando operaciones con empresas privadas competidoras de Aerolíneas. Muchas preguntas: ¿por qué viene hasta la Argentina con una secretaria un avión cuyo destino era París? ¿Por qué se mantuvo siete días guardado en un hangar privado manejado por un director de Aerolíneas puesto por Santiago Caputo? ¿Por qué llevaba tantas valijas? ¿Por qué no se hizo un operativo especial para ver que transportaba dentro de dichas valijas? Y la preguntas del millón es: ¿Las valijas no fueron bajadas subrepticiamente cuando el avión estaba en el hangar privado sin ninguna custodia oficial? “El escándalo cripto y la oscura operación con las valijas libertarias, deberían mellar al gobierno autoproclamado como el kilómetro cero de la honestidad. Pero, por ahora, está blindado por el comportamiento antiético de una sociedad acrítica” El vocero justificador del gobierno, Manuel Adorni, intentó una explicación: “No tenemos ninguna relación con las personas éstas, excepto en situaciones fortuitas y contingentes”. Por supuesto, le creemos a Adorni Por ello no voy a decir que probablemente en esas valijas se trajo el efectivo de la estafa cripto de Estados Unidos a la Argentina, y menos aún que ese dinero está destinado a financiar la campaña de cierta fuerza política, como tampoco que no resultaría raro que quedara algo pegado a algunos bolsillos. No, eso no. Sin embargo, amerita una verdadera investigación que seguramente no se hará, cómo la del desfalco con la criptomoneda $LIBRA que está en aguas de borraja. De igual modo, pareciera que uno de los activos principales de la presente administración, su honestidad pública, se esté terminando rápidamente consumido por hechos delictivos que permanecen en las sombras. ¿Importará ello a los votantes? Poco. Las encuestas no indican un radical cambio al apoyo al presidente. Corruptos eran los de antes, los kirchneristas, las valijas de ahora son meros movimientos de achicamiento del estado. Jorge Eduardo Simonetti, “Las zonas oscuras de la democracia” (2020), pag. 245: “El karma argentino no parece ser sólo un producto esotérico, antes bien es el sentimiento de impunidad que hace presa de los representantes y la ausencia de una auténtica cultura ética en la sociedad”. ¿Habrá que contar los cubiertos?

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