16/03/2025 19:54
16/03/2025 19:53
16/03/2025 19:53
16/03/2025 19:53
16/03/2025 19:53
16/03/2025 19:53
16/03/2025 19:53
16/03/2025 19:52
16/03/2025 19:52
16/03/2025 19:52
» Elterritorio
Fecha: 16/03/2025 11:43
Promedia marzo y hay muchísima oferta de cursos y talleres para todos los gustos y bolsillos. Algunas propuestas tentadoras y una gran lista de beneficios de activar cuerpo y mente domingo 16 de marzo de 2025 | 6:08hs. Aprender algo nuevo es siempre una invitación a descubrir, a ver el mundo desde otra perspectiva, a tocarlo de manera distinta. En rincones diversos de la provincia, en espacios comunitarios, museos o academias, hay quienes aceptan esa invitación y se sumergen en oficios, técnicas y disciplinas que pueden transformar su vida o, al menos, ampliar su horizonte. Una serie de cursos y talleres dan cuenta de esta inquietud por el saber. Desde el Museo Lucas Braulio Areco, por ejemplo, las yemas de los dedos se entrenan para leer el mundo de otra manera, en braille. Abierto a todo el público, el curso se posiciona como un puente que conecta y transforma. A pocas cuadras, en el espacio posadeño Tienda Cultural, los martes a la tarde están dedicados al arte con el taller de mokuhanga, la técnica de xilografía japonesa que enseña la artista Sumika Kawakubo y que aún está poco difundida en este lado del globo. En Montecarlo, en tanto la enseñanza es en pos de aprender un oficio. Los cuchillos y las sierras se convierten en instrumentos de trabajo y conocimiento. Ignacio Miérez, con más de tres décadas de experiencia, comparte los secretos de la carnicería con quienes buscan una salida laboral o, simplemente, desean conocer el oficio con la precisión de quien ha aprendido cada corte con paciencia y dedicación. La promesa de este año es la práctica: que los alumnos puedan entrar a la carnicería, sentir el peso de la carne entre sus manos, entender el oficio desde la vivencia, y no sólo desde la teoría. Cerámica que crea, distiende y desconecta de los problemas para conectar con uno mismo en Iguazú. foto: NORMA DEVECHI Y si la música también reviste una forma particular de aprender y conocer el mundo, en Jardín América una propuesta innovadora busca que los alumnos sepan pisar el escenario. El Camino del Artista va más allá de la ejecución de un instrumento, busca en un corto plazo dar una formación integral de cómo es el quehacer artístico sin perder la motivación. Cada uno de estos cursos, tan disímiles en su forma, comparte una misma esencia: otras maneras de ver el mundo. Cambiar la manera en que se lee, en que se cocina, en que se moldea un objeto o se interpreta una canción, es una transformación que se expande en distintos puntos de la provincia. A veces, la novedad no está en lo que se aprende, sino en cómo se vive ese aprendizaje. En un tiempo donde la inmediatez parece la regla, surgen espacios donde el conocimiento se cultiva con otras lógicas: más sensorial, más colectivo, más artesanal. Así, en Iguazú, la arcilla toma forma entre las manos. El curso de cerámica con barro ñau no es sólo una cuestión de moldear el material, sino de dialogar con él y en ese proceso dejar ir la ansiedad, las banalidades, las preocupaciones (página 8). Talleres y cursos que invitan a explorar oficios, técnicas y expresiones desde perspectivas inesperadas, generando experiencias transformadoras. Desde sumergir las manos en el barro y encontrar en el amasado un refugio del ritmo vertiginoso del día a día, hasta aprender a leer en braille para expandir las propias formas de comunicación, las propuestas que florecen en la provincia desafían los moldes convencionales. Experiencias de aprendizaje que no sólo transmiten conocimientos sino que transforman la manera en que los participantes se vinculan con el mundo. Entre texturas, sonidos y herramientas poco exploradas, cada espacio ofrece una puerta de entrada a un saber que es, al mismo tiempo, antiguo y novedoso. Muchos beneficios Por ello, más allá de las motivaciones particulares que impulsan a salir de la zona de confort para desafiarnos en ese proceso de aprender a dejar de lado por un rato la rutina. Sea tomar un curso para propiciar la inclusión e impactar positivamente en nuestras comunidades, capacitarnos para crecer en el ámbito laboral, proyectar un emprendimiento, poner en juego las habilidades cognitivas, cultivar un pasatiempo o hacer nuevas amistades. Lo cierto es que el saber sí ocupa lugar: un lugar preferencial en el desarrollo humano y el bienestar integral. La psicóloga Cintia Felis, consultada para este informe dominical de El Territorio, sintetizó: “Seguir aprendiendo, a cualquier edad, mejora nuestra calidad de vida, nos brinda nuevas experiencias enriquecedoras y puede contribuir a la felicidad. Porque cuando estamos aprendiendo y logramos aprender, se nos ponen en juego un montón de hormonas y se liberan neurotransmisores como los de la felicidad, serotonina y dopamina” (página 9). Compartí esta nota:
Ver noticia original