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  • Los consejos de la neuróloga para que el ictus, la segunda causa de muerte en mujeres, no nos mate

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/03/2025 02:39

    Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España unas 110.000 personas sufren un ictus cada año, de los cuales al menos un 15% fallecen y, entre los supervivientes, alrededor de un 30% queda en situación de dependencia funcional. Según explica a este diario la doctora Natalia Barbero Bordalo, jefa del Servicio de Neurología del Hospital Universitario HM Madrid Río, el ictus está provocado porque la circulación de la sangre que llega al cerebro se interrumpe, por una rotura o por el taponamiento del vaso sanguíneo. El ictus es una urgencia neurológica tiempo-dependiente, donde una intervención precoz optimiza el pronóstico funcional. El ictus no solo afecta a la tercera edad Existen muchos "mitos" sobre el ictus que pueden dificultar su prevención y tratamiento. Uno de los más comunes es que solo afecta a personas mayores. "Aunque la edad avanzada es un factor de riesgo, puede presentarse en adultos jóvenes e incluso en niños si se tiene hipertensión, diabetes, obesidad o enfermedades cardíacas". Otro de los mitos es que el ictus no se puede prevenir. "Al contrario, hasta el 80% de los ictus pueden evitarse con hábitos saludables. El más peligroso es que si los síntomas desaparecen no es necesario ir al médico. "Aunque los síntomas solo duran unos minutos, esto podría ser un accidente isquémico transitorio, una señal de advertencia de un ictus mayor, por lo que hay que acudir al médico sí o sí." El ictus es la segunda causa de muerte, y la primera entre las mujeres / Freepik Síntomas: cómo reconocerlo Debilidad o adormecimiento en la cara, en el brazo o la pierna de un mismo lado del cuerpo. Dificultad para hablar o entender el lenguaje. Pérdida de visión en uno o ambos ojos. Mareo, falta de equilibrio o dificultad para caminar. Dolor de cabeza intenso y repentino. Vida activa y saludable, más ejercicio y eliminar los hábitos tóxicos Para reducir el riesgo de ictus, es fundamental adoptar hábitos de vida saludables. Controlar la tensión arterial, ya que la hipertensión es uno de los principales factores de riesgo de ictus. Llevar una alimentación saludable con frutas, verduras, cereales, legumbres, pescado y grasas saludables (como el aceite de oliva), ayuda a prevenir el sobrepeso, controlar el colesterol y reducir el riesgo de diabetes, todos factores asociados al ictus. También es fundamental la actividad física regular, al menos 30 minutos al día, evitar el tabaco y el alcohol, y controlar las enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad o el colesterol y triglicéridos altos. Tipos de ictus: ¿cuáles son y cómo nos afectan? El ictus isquémico es el más habitual (85%), que provoca una isquemia y daño en el tejido cerebral. Es fundamental llegar al médico antes de las 4,5 horas desde el inicio de los síntomas para administrar un tratamiento farmacológico denominado fibrinolisis intravenosa con el fin de disolver el trombo. En el caso del ictus hemorrágico (15%), se controla la presión arterial, la reversión de anticoagulantes y la evacuación quirúrgica del hematoma. Ictus e infartos son dos de las consecuencias directas de la hipertención / Unsplash Complicaciones después de un ictus Después de un ictus, pueden surgir varias complicaciones, tanto a corto como a largo plazo, dependiendo de la gravedad del ictus, la parte del cerebro afectada y la rapidez con la que se recibió atención médica. Complicaciones a corto plazo: Ausencia de movimiento en una parte del cuerpo, dificultad para hablar y dificultad en la deglución (disfagia) entre otros. Complicaciones a largo plazo: Discapacidad permanente ante la ausencia de recuperación del movimiento de extremidades, deterioro cognitivo progresivo (existe un mayor riesgo de desarrollar demencia), trastornos emocionales persistentes (depresión, ansiedad…) e incluso riesgo de desarrollar crisis epilépticas. El tratamiento y rehabilitación tempranos ayudan a reducir muchas de estas complicaciones. La recuperación tras un ictus es un proceso gradual que varía según la gravedad del daño cerebral y la rapidez del tratamiento. La rehabilitación es clave para ayudar al paciente a recuperar la mayor autonomía posible y mejorar su calidad de vida. Este proceso comienza lo antes posible, una vez estabilizado el paciente, y suele implicar un equipo multidisciplinar: neurólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y psicólogos. La rehabilitación se enfoca en restaurar funciones motoras, mejorar el equilibrio y la coordinación, recuperar el habla y trabajar habilidades cognitivas y emocionales. La vida después de sufrir un accidente cerebrovascular El proceso de recuperación es diferente en cada paciente; aunque "los progresos más significativos suelen ocurrir durante los primeros meses, la rehabilitación constante puede seguir generando mejoras con el tiempo. El apoyo familiar y un plan de rehabilitación adaptado a las necesidades de cada paciente son fundamentales en este proceso". Fisioterapia: Es esencial para restaurar la movilidad, la fuerza y la coordinación, además de prevenir la rigidez muscular y mejorar el equilibrio y la marcha. Terapia ocupacional: Facilita la recuperación de habilidades necesarias para la vida diaria, como vestirse, comer o realizar tareas domésticas, promoviendo la independencia. Logopedia : Trabaja en la recuperación del habla, la comprensión del lenguaje y la capacidad de tragar, en caso de que se vean afectadas. Trabaja en la recuperación del habla, la comprensión del lenguaje y la capacidad de tragar, en caso de que se vean afectadas. Rehabilitación neuropsicológica : Ayuda a mantener funciones cognitivas como la memoria, la atención o la resolución de problemas, especialmente cuando el ictus afecta estas áreas. Ayuda a mantener funciones cognitivas como la memoria, la atención o la resolución de problemas, especialmente cuando el ictus afecta estas áreas. Apoyo emocional y psicológico: Es clave para manejar el impacto emocional del ictus, como la ansiedad o la depresión, y favorecer la motivación en el proceso de recuperación. El éxito de la rehabilitación depende de combinar estas terapias según las necesidades específicas de cada paciente, siempre con un enfoque personalizado y un inicio temprano. Abordaje La atención al ictus requiere un equipo multidisciplinar porque es una enfermedad compleja que afecta diferentes funciones del organismo y demanda un abordaje integral. "Desde el momento en que el paciente llega al hospital, la coordinación entre distintos especialistas es clave para asegurar un diagnóstico rápido y un tratamiento efectivo", señala la neuróloga. En la fase aguda, neurólogos, médicos de urgencias, radiólogos e intensivistas trabajan juntos para identificar el tipo de ictus y aplicar tratamientos como la trombólisis intravenosa o la trombectomía mecánica, que solo son efectivos si se administran en las primeras horas. "Una vez estabilizado el paciente, fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales y neuropsicólogos se encargan de la rehabilitación, abordando dificultades motoras, del lenguaje, cognitivas y emocionales. No se debe olvidar el equipo de enfermería, que proporciona cuidados continuos a estos pacientes". Este enfoque coordinado mejora significativamente las posibilidades de recuperación, reduce el riesgo de secuelas y garantiza una atención personalizada y eficiente.

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