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» Diario Cordoba
Fecha: 14/03/2025 09:22
-Ya han pasado cinco años, ¿Cómo recuerda aquellos días? -La verdad es que fue una experiencia durísima, porque no pensábamos el alcance que podía tener. Cuando estudiamos la especialidad siempre se habla de la teoría de brote, epidemia, pandemia, pero encontrarnos de frente con esto fue muy duro. La evolución y la fecha a mí no se me olvida, porque fue el 31 de diciembre de 2019 cuando en Wuhan aparecen los primeros casos. El 7 de enero ya dicen que hay un nuevo coronavirus y el 17 de enero de 2020 ya en Andalucía se constituyó el comité de expertos y ahí ya se trazan las líneas a seguir para la prevención y la evolución del coronavirus y, afortunadamente, fuimos por delante. Ahí me nombraron portavoz y empezamos a trabajar desde el minuto uno. -Los que tomaban todas las decisiones... -Se elaboraban planes de contingencia para todo el sistema sanitario público, que englobaban tanto atención primaria como hospitalaria, agencias públicas y residencias de mayores. Estaba al frente de la Consejería de Salud y Familia en ese momento don Jesús Aguirre, y la Dirección General de Salud Pública, que tuvo un papel vital porque era quien llevaba el timón de todo esto, con el asesoramiento nuestro. Las reuniones eran permanentes, a toda hora del día y de la noche y dando datos continuamente para ver cómo evolucionaba la pandemia, porque veíamos que se aplicaban tratamientos que no funcionaban. Todos sabemos cómo se veían en televisión imágenes horribles donde la gente fallecía, se contagiaba y había mucho miedo. Fue muy duro. -¿Qué lecciones nos ha dejado? -Pensar que hay que reforzar la prevención, porque la clave del éxito en Andalucía fue adelantarse a los acontecimientos y prevenir, dado que tratamientos específicos no había. Adoptar medidas preventivas muy rápidas en materia de transporte, sociosanitario, en docencia, en empleo, en medio ambiente, en el Comité de Expertos, en lo económica, se hablaba del ocio, de la cultura y del deporte. Se intentaba coordinar que no hubiera contagios, prevenir la salud y también un poco la economía de las personas y su vida. Porque al final la salud pública también es que una persona no pueda llegar a darle de comer a su hijo porque le cierran el negocio. Todo eso entraba en los debates y se llegaba a consensos rápidamente. Yo creo que el éxito de Andalucía fue la transparencia de los datos que se emitían a diario, los indicadores que se daban y el adelantarse a los acontecimientos con la prevención. Y luego ya llegaron las vacunas y fue una alegría, la verdad. El éxito de Andalucía fue la transparencia y el adelantarse a los acontecimientos con la prevención -¿Esas medidas se han quedado o ya las hemos olvidado? -Pues sí se ha quedado una parte. A mí me hubiera gustado que se hubiera quedado todavía más, pero nuestra labor sigue ahí y desde luego han cambiado muchos hábitos. Nosotros observamos ya que los profesionales sanitarios y el personal de la calle y de la comunidad están más sensibilizados con la higiene de manos, se ponen mascarillas cuando ven que tienen síntomas y tienen pacientes o personas vulnerables alrededor. Son medidas no farmacológicas, baratas y accesibles a todo el mundo, que se han demostrado eficaces y que la gente está acostumbrada ya a verlas con normalidad. A nadie le llama ya la atención –por poner un ejemplo– ir a un supermercado y ver gente con mascarilla, o entrar a la casa y lavarte las manos, todo esto se ha quedado con nosotros, y en los centros sanitarios todavía más. Queda por hacer, queda convencer de que las vacunas hay que seguir poniéndoselas y que tenemos la suerte de tener un calendario vacunal amplio en Andalucía. -¿Qué cambió en Medicina Preventiva? -La verdad es que nosotros hemos crecido en recursos, y eso se agradece porque los servicios de Medicina Preventiva y de Salud Pública estaban bastante poco dotados y ahora, lógicamente, se ha demostrado que ahorramos mucho dinero y prevenimos muchas enfermedades, que hay una cultura de prevenir que sabemos que ahorra dinero, que las personas no quieren enfermar, las personas no quieren ir a la UCI y mucho menos morirse, lógicamente. Entonces, la prevención ha sido la clave del éxito, las medidas que se han aplicado han disminuido la mortalidad y además se han demostrado eficaces, aunque hay virus que por mucho que nos empeñemos, cuando el paciente se ha contagiado ya vamos tarde. Entonces, afortunadamente hay una sensibilidad especial ahora ya con la salud pública, pero queda todavía mucho por hacer y convencer a las autoridades sanitarias. Ahora estamos más sensibilizados con la higiene de manos y con el uso de la mascarilla -¿De qué hay que convencerlas? -Habría que redistribuir más recursos todavía en los servicios de salud pública, poner a estas personas que somos especialistas en la materia en puestos donde tengan que tomar decisiones. Valorar la especialidad, que no se valora demasiado, porque no está en el ranking de las que más dinero mueven. Habría que crear la especialidad de Enfermería de Salud Pública y Preventiva, igual que está la del Trabajo o la Comunitaria, porque tiene todo el sentido. Son funciones muy específicas y que van muy ligadas a la seguridad de los pacientes, la higiene de manos, la vacunación en grupos vulnerables, la bioseguridad, el control de la infección. Dotar también de más personal sanitario a los servicios de preventiva, tanto en epidemiología de atención primaria como en preventiva hospitalaria. La salud pública no es la sanidad pública, son las condiciones de la vivienda de las personas, es la economía y todo eso requiere recursos y formación. Eso queda por hacer, pero yo creo que se están dando pasos importantes, y desde Andalucía todavía más. -¿Cómo está actualmente la vacunación en Córdoba? -Cuando empezó la campaña de vacunación fue un hito histórico. El 27 de diciembre del 2020, no se me olvidará, un domingo, fue cuando llegaron las primeras vacunas y empezamos con las personas mayores y el personal sanitario que los atendían. Eso fue otro acierto de Andalucía, poner el foco en las residencias. Y luego, ¿qué pasa con el tiempo? Pues lo que es humanamente razonable, que te vas relajando, porque como ya la enfermedad no es grave, no se muere gente alrededor, que se sepa, porque nosotros sí lo vemos en los hospitales. Entonces hay que seguir vacunándose, porque pasa como con la gripe, que la vacuna tiene una duración determinada y cae la inmunidad y hay que reforzarla, no solo por ti, sino por tu familia, por los pacientes, por responsabilidad colectiva. En general los cordobeses se vacunan, pero se tendrían que vacunar todavía más. Habría que destinar más recursos a salud pública y a tener a estos especialistas en la toma de decisiones -¿Cada cuánto hay que hacer un refuerzo? -En principio sigue siendo una vez al año, para esto se va haciendo una vigilancia epidemiológica diaria, mañana, tarde y noche, de cómo evolucionan los casos, los contagios, pero no solo de gripe y covid, sino de todas las demás enfermedades transmisibles. Y con eso vamos tomando las decisiones. Hoy por hoy, con vacunarse una vez al año es suficiente. La Dirección General de Salud Pública emite las instrucciones basadas en la mejor evidencia y en la situación epidemiológica que tenemos en las provincias y se van vacunando, sobre todo una vez al año, los profesionales sanitarios y los grupos vulnerables, pero yo le diría a la población general que todas las oportunidades que tengan de vacunarse las aprovechen. Afortunadamente, tenemos la suerte de que las vacunas son gratis para las personas que están indicadas y además tenemos un calendario vacunal amplísimo en Andalucía y hay que aprovecharlo y mantener las medidas cuando se tienen síntomas. -¿Por qué hay más rechazo a la vacuna del covid que a otras? -Porque le hemos perdido el miedo al covid. Con la gripe tenemos más la culturadee que todos los años hay que ponérsela, y del covid no teníamos la cultura, y como ya parece que la gente no se muere ya estamos hartos de vacunas. Y es una reacción humana, pero hay que cambiar y ponérsela, porque protege y porque hay variantes nuevas. Yo creo que eso es lo que le tenemos que trasladar a la población y para ello estamos haciendo educación sanitaria, para que vean que no es una manía, sino que las variantes cambian y que la vacuna se va actualizando conforme cambia el virus. De esto se encargan en los centros de microbiología y son eficaces, porque las personas vacunadas tienen muchísimo menos contagios y si lo cogen no tienen apenas síntomas. Eso es una realidad. Como ya parece que la gente no se muere estamos hartos de vacunas, pero hay que ponérsela -¿Estamos preparados para afrontar otra pandemia? -Yo creo que nos costaría un poco menos trabajo que la anterior, pero sinceramente creo que todavía quedan cosas por hacer. Ojalá que no ocurra, pero tenemos ya mucho más preparación, cultura, formación y estructura para afrontarla. Sí estaríamos en mejores condiciones, pero no en las óptimas, hay que dar pasos todavía. Ojalá no nos tengamos que ver enfrentados a eso, ojalá hubiera habido tratamiento eficaz, pero no lo ha habido. Confío en que no ocurra, pero si ocurre habrá que ponerse las pilas a la velocidad del sonido. -¿Hay algún virus que genere preocupación actualmente? -Nosotros continuamente vigilamos los casos, los brotes, las epidemias que ocurren. Ahora es el virus del Nilo o el monkeypox, y estamos con brotes de sarampión. Vigilamos a diario y hacemos tres cortes al día de los datos que van surgiendo, pues tenemos la información en el minuto uno. Siempre ocurren cosas que atajamos con normalidad y por eso no salen a la luz, porque tomamos las medidas lo más rápido posible. Que haya un brote en un centro sanitario no es una tragedia, la tragedia es que te enteres después del fin de semana, el lunes, que ha habido no sé cuántos ingresos, pero si tú tienes personal que está trabajando viernes, sábado y domingo y te da la información en el minuto que ocurre, se ataja rápidamente y no tiene consecuencias. La clave es la vigilancia epidemiológica. Siempre hay cosas que ocurren, pero afortunadamente las llevamos rápidamente y se toma la medida oportuna. Y no van a más. Esa es la realidad. Por eso es tan importante, pero muy callada, la labor de salud pública. Suscríbete para seguir leyendo
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