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Concordia » Diario Junio
Fecha: 10/03/2025 20:12
Hay un desconocimiento enorme y fatal al que nos vamos a enfrentar ya mismo en el litoral de los océanos que vieron nacer la historia de las civilizaciones. En realidad, a veces no me gusta saber lo que sé. Sin embargo, me gusta mucho menos que, sabiendo lo que sé, no lo supiera mucha más gente, sobre todo quienes tienen el poder de transformar la realidad. Digo esto porque nos estamos jugando algo absolutamente impensable. Solo hay que observar lo sucedido recientemente con la «DANA» en Valencia, España, y ahora en nuestra sufrida Bahía Blanca. Pero estos fenómenos son recurrentes en todo el mundo, ya sea por exceso o por carencia de agua. La negación del cambio climático les permitió a las élites económicas extractivas seguir con las deforestaciones devastadoras, la extracción de petróleo y gas y, ahora nuevamente, carbón. Desde la etapa preindustrial, la emisión de miles de toneladas de gases nocivos ha superado la capacidad de la atmósfera para neutralizarlos. Desde que hay registros, solo hubo dos años en los que la temperatura del mar del planeta superó los 21 grados: el indomable 2024 y el recién llegado 2025, cuando se batieron todos los récords. Esta circunstancia fue determinante porque provocó la desestabilización del termostato marino, desencadenando una anomalía climática que ya ha comenzado una extinción masiva sin precedentes en la historia de la humanidad. El calentamiento de los océanos requiere 3.000 veces más energía que el calentamiento de la atmósfera. Cuando el equilibrio se «rompe», como ha venido ocurriendo desde 2023, se altera el termostato marino con consecuencias imprevisibles. Así que prepárense, porque la función recién comienza. Todos los países con litoral oceánico forman parte de la «lista» de lugares que saldrán mal parados con el cambio climático que hemos desatado y menospreciado por la negativa de los imperios capitalistas que hacen de la depredación de la naturaleza la fuerza motriz de su subsistencia. Si la historia sirve de guía, hubo quienes advirtieron sobre este presente hace casi 30 años. Fue el científico James Hansen quien, ante el Senado de los Estados Unidos, demostró que si el sistema climático de equilibrio que dio origen a la vida en el planeta no atenuaba la emisión de gases, el futuro se volvería impredecible. Nunca antes, en la historia de la Tierra, el planeta se había enfrentado a una fuerza tan poderosa como la «huella» humana. El cambio climático habrá de transformar para siempre la faz de la vida en el planeta. Esto es difícil de comprender en el contexto de un mundo que celebra 4.543 millones de años de existencia. Somos tan insignificantes que la era humana solo representa 2,5 millones de años, es decir, apenas el 0,0006% del tiempo terrestre. Si seguimos con esta conducta, la temperatura aumentará 2°C por encima de la era preindustrial y, entre 2040 y 2045, provocará un aumento significativo del nivel del mar. Por eso, la existencia del capitalismo como sistema económicamente viable deberá ponerse en discusión en todos los foros del mundo. Si no hemos sabido ser solidarios con nuestra generación, por lo menos seámoslo con las venideras. El tiempo es como los pájaros: vuela. La redención humana es posible.
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