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» Misionesparatodos
Fecha: 09/03/2025 02:05
La diva colombiana se presentó en el Campo Argentino de Polo en el marco de su gira mundial; agradeció al público por ese reencuentro y recordó a Gustavo Cerati Esta vez, la tormenta no pudo con ella. Shakira salió ilesa. Puesto en contexto, no es un dato menor. Porque cuando promediaba su show en el Campo Argentino de Polo, dijo que los últimos años no fueron fáciles para ella. “Tampoco las últimas semanas”, agrego. Fue a propósito de los percances que viene sufriendo en este tour. Pero también aseguró que suele decirles a sus hijos que si bien de las caídas nadie se salva, pueden ser el comienzo para un vuelo mayor. Tratándose de Shakira, todo puede ser. Sin ir más allá de lo que ahora la tiene ocupada -su gira Las mujeres ya no lloran– se podría decir que su show la muestra en su mejor forma. Incluso, podría prescindir de publicar discos, de aquí en adelante, si su plan fuera no parar de cantar en vivo, hasta el día que opte por el retiro. Claro, esto no sería del todo posible. Porque si bien se vive en la era de las canciones sueltas, los álbumes siguen siendo necesarios para que un artista tenga la excusa de algo nuevo para subirse al avión y emprender una gira. En eso, el mercado de la música no cambió y Shakira no es la excepción. A pesar del éxito arrollador de todo el negocio musical en torno a su divorcio (”las mujeres ya no llora, las mujeres facturan”), necesitó de un nuevo álbum para volver a plantear un gran tour internacional, a siete años del último que hizo a gran escala. El show de Shakira en el Campo Argentino de PoloSantiago Filipuzzi – LA NACION Y las cosas no le vinieron saliendo muy bien durante las últimas semanas. Su tour tuvo varios sobresaltos. Sin embargo, el show que dio el viernes en el Campo Argentino de Polo tuvo sabor a revancha. Porque todo le salió redondo; porque comenzó su recital con bastante puntualidad y le ganó a la tormenta que se desató pasada la medianoche. Enfundada en uno de los exclusivos vestidos que le diseñaron para esta gira, Shakira subió a las 21.10 al escenario, para dar el primero de los dos shows que programó en Buenos Aires. Los primeros compases de “La Fuerte”, su segunda colaboración con Bizarrap, fueron los que dieron el puntapié, absolutamente discotequero, a una fiesta que se extendió durante más de dos horas, con dos docenas de canciones, producidas entorno a grandes puestas en escena, visuales y coreográficas. Minutos antes, la enorme pantalla daba su versión digitalizada de la diva. Proyectaba la imagen de una Shakira convertida en una especie de Tomb Rider, desarmada, pero poderosa, que renacía de debajo de la arena de un enorme desierto, como una especie de ave Fénix. Un instante después, las cámaras seguían a la cantante, vestida con un traje claro y gafas gigantes, mientras recorría pasarelas hasta llegar al escenario, rodeada por un amplio séquito, que incluyó fans que fueron seleccionados para participar en la apertura del espectáculo. “Buenas noches, Buenos Aires, que emoción estar aquí, con ustedes, después de siete años. No saben las ganas de volver a este país que siento tan mío. Definitivamente, no hay mejor encuentro que el de una loba con su manada. Buenos Aires, esta noche somos uno”, dijo en la primera pausa musical de la noche. Show de ShakiraLA NACION/Santiago Filipuzzi Más adelante, volvió a acariciar los oídos de las fans. “Qué noche mágica, Buenos Aires. En esta ciudad estuvo buena parte de mi vida. Ustedes lo saben”, dijo. Y recordó a los que están (sin mencionarlos) y a los que ya no están, como su amigo Gustavo Cerati. Una noche de chicas La mayoría femenina que colmó el campo y las tribunas tuvo a su interlocutora perfecta porque a ellas se refirió en todo momento de las maneras más diversas. Incluso con los mensajes de la pantalla. Como antesala del súperhit “Hips Don’t Lie” se podían leer frases que hablaban de los usos patriarcales y de las transformaciones actuales: mientras que la tradición dice que la mujer fue creada de la costilla de un hombre, la realidad da cuenta de que el hombre fue creado de la cadera de una mujer. Casi una hora después, ya en los bises, amarecieron sus diez mandamientos para la “manada”: “1-Protegerás y cuidarás a tu manada por encima de todo. 2-No pedirás permiso para ser tú misma. 3-Bailarás y cantarás cuando necesites curarte. 4- Aullarás, porque nadie puede silenciarte. 5-Una loba no ataca, se defiende. 6- Una loba no compite con otras lobas, se ayudan entre ellas. 7-No reprimirás tu naturaleza salvaje. 8- Elegirás tu camino sin que nadie te lo imponga. 9- Las lobas no codiciarán las posesiones de sus vecinos. ¡Claramente! 10- Una loba es una loba para siempre.” Shakira paseó todo su vestuario de escena y todos los estilos musicales, por el escenarioLA NACION/Santiago Filipuzzi Más allá del tono y el énfasis que Shakira le diera a lo que decía, cantaba o imprimía en las pantallas, lograba cubrir un amplio espectro de público. Si bien se podía ver una mayoría comprendida entre las de veinte y las de su edad (cuarenta y pico) también entre la multitud se podía ver madre e hijas. Sin duda fue un plan de chicas de distintas edades y latitudes. Ana, Wanda, Ema y Joaquina son cuatro rionegrinas que llegaron un par de días antes del show para ver a la diva colombiana. Dos madres y dos hijas seguramente con registros diferentes. Mientras que a unas las invadía la nostalgia con las canciones más añejas, las niñas esperaban ese final estruendoso, cuando Shakira cantara “la de Bizarrap”. Y por supuesto que lo tuvieron. La metamorfosis de Shakira Es en ese mismo plano (el corrimiento etario) como también se puede entender esa especie de metamorfosis que Shakira hace de las muchas cantantes que lleva consigo. Tiene varias configuraciones muy marcadas en este show que van de lo electrónico bolichero al rock, y del reggaeton y la salsa a las pinceladas de los tonos de músicas más tradicionales de Colombia o al toque arábigo, que tiene que ver con sus ancestros y con ese movimiento de caderas que la hizo famosa, ya hace varias décadas. Más allá de las escenas (cada dos o tres temas hay un cambio radical de cuadro), se trata de los personajes que va desplegando. Es por eso que vale mucho más un show de estas características que cualquier álbum que pueda publica a futuro (si fuera en la misma línea de los últimos que publicó). La perlita de la noche probablemente haya sido “Ojos así”, porque en este tour enfatiza todos sus rasgos. Lo arábigo, el semitono que siempre busca su voz, el bombo con extrabass, el tablas (ese que dominaba la versión original) y la distorsión del bajo y la guitarra hicieron un combo tan enigmático como hipnótico. Pensé que ningún público podría superar a de Barranquilla, pero quedamos secos pic.twitter.com/xmKtPS5a7K — Shakira Empire (@SHAKFANSCOL) March 8, 2025 En ese plan de subrayar gestos sonó “Chantaje”. La primera parte muestra una escena de cambio de vestuario en el camarín; la segunda, a Shakira sobre el escenario con una versión bien salsera, con claves y tumbados, mucho más enfática que la que grabó con Maluma. Durante esas dos horas de show también surgió esa veta levemente rockera de sus inicios, que la transformaron en una cantante totalmente diferente, en temas como “Don’t Bother”, “Poem To a Horse”, “Como donde, cuando” o “Pies descalzos, sueños blancos” (mucho más cruda que la que tocaba hace treinta años). Un buen augurio El tour de Shakira busca encaminarse luego de varios traspiés que se produjeron en distintas ciudades. Por lluvias que afectaron a sus equipos, uno de los shows que dio en Brasil comenzó una hora después del horario previsto. En Colombia debió cancelar una actuación por problemas de logística y en Chile por inconvenientes en el armado del escenario. Además, porque su convocatoria es mayor de la prevista, en los Estados Unidos inicialmente había pensado en una gira por estadios “arena” que luego debió ser reprogramada, en predios de mayor capacidad. A pesar de todas estas vicisitudes, “La loba” sigue contra viento y marea. Este sábado, si el clima acompaña, será la segunda función. Por Mauro Apicella-La Nación
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