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» Diario Cordoba
Fecha: 06/03/2025 08:24
Choni la del churrero se casó y tuvo hijos con un tÃo que no sabia hacer otra cosa que vender nieve. Aquel menda, cuando vio el don de gentes de la Choni, vio la mina que tenÃa. Y la Choni, obediente, se puso a trapichear, tanto, que tenÃa una cola más larga que la del Mercadona. Toda la pasta para él: coches caros, clubes de alterne mojados de Mochandeau y metiéndose farlopa por un tubo tanto como la que vendÃa. Y mientras, ella, todo el dÃa en pijama de franela más hortera que el copetÃn con lo elegante que era. Pero no podÃa arreglarse porque entonces era como si provocara a los hombres que le compraban. Y asà arriesgaba su libertad pasando coca por un polvo mal echado cuando él venÃa por la mañana todo puesto y con aquello como un globo explotado. Y encima no podÃa esconderse ni un billete porque aquel hombre era espléndido con los extraños para engordar su ego, pero con ella era más agarrado que un nudo marinero. Y si vendÃa poco le soltaba un tortazo. Muchas veces pensó en dejarlo, coger un tren e irse lejos, o denunciarlo por violencia de género. Pero no lo hacÃa porque sabÃa que él, como un loco, irÃa en busca de su familia y se liarÃa a tiros. Y no podÃa buscarles una ruina a los suyos que bien que le avisaron que no se fuera con él. Asà que tenÃa que estar con él si o sÃ. Y un dÃa la policÃa entró con una orden de registro en su casa y pillaron de todo por lo que la metieron en prisión preventiva. Él contrató a un abogado al que llamaba todos los dÃas diciéndole que por favor hiciera todo lo posible por sacar a su mujer porque la pobre estaba sufriendo mucho y que le pagarÃa lo que hiciera falta. Y el letrado fue a verla para comentarle que le iba a pedir la libertad provisional y que veÃa posibilidades de conseguirla. Pero la respuesta de ella fue tan triste como impresionante: no me pida usted la libertad todavÃa. Aquà tengo mi tele, mis mantas, mi ropa y mi dinero en peculio. Y en el patio me rio mucho con las demás y visto como quiero. Déjeme aquà un tiempo más que estoy descansando. SuscrÃbete para seguir leyendo
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