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  • En Córdoba no solo hay un patio de los Naranjos: ¿conoces el que está fuera de la Mezquita-Catedral?

    » Diario Cordoba

    Fecha: 06/03/2025 02:07

    Cada mañana el último marqués que lo habitó arrancaba una de las flores violáceas o azuladas que brillaban en el jardín y se la colocaba en el ojal de la chaqueta. Se deleitaba con uno de los encantos del patio, que debía de oler ya por entonces a azahar. Uno de los rincones más populares de Córdoba es el patio de los Naranjos, puerta de entrada a la Mezquita-Catedral, pero en la ciudad existe un lugar similar, un segundo patio de los Naranjos que poco tiene que envidiar al primero. Sí, el primero es más grande y se encuentra en el monumento más visitado de la capital. Cierto. Pero, más desapercibido, fuera del ajetreo de la Judería, el patio que recorre este artículo es un lugar propicio para la contemplación y el paseo, como debían serlo ambos antes de quedar expuestos como patrimonio histórico. Estética y tradición El agua, las fuentes y albercas, las flores y, sobre todo, los naranjos centenarios... Todos los elementos del patio cumplen una función estética evidente, pero en su día tuvieron un importante aprovechamiento agrícola también. El espacio bebe del estilo de los jardines hispano-musulmanes que dieron lugar a los típicos patios cordobeses. Visitantes en el patio de los Naranjos del Palacio de Viana de Córdoba. / A. J. González El recinto formaba parte del núcleo originario del Palacio de Viana, por lo que se remonta al siglo XV, y compite, hoy en día, con los otros doce patios del complejo convertido en monumento. Hasta la construcción del patio de recibo, el acceso a la casa implicaba un placentero paseo por este pedazo de la naturaleza. Un patio lleno de tesoros El patio de los Naranjos de Viana no siempre fue igual. En los planos del siglo XIX aparece dividido en dos, quedando la alberca a un lado y los naranjos en otro. En la actualidad, formando una única pieza, la alberca, decorada con azulejos cerámicos, es uno de los tantos tesoros que esconden sus rincones. Una foto para el recuerdo en el patio de los Naranjos del Palacio de Viana de Córdoba. / A. J. González Como curiosidad, los jardineros que trabajan allí lograron recuperar el heliotropo que adornaba históricamente aquellos jardines y que brindaba al último marqués de Viana las flores que lucía cada mañana.

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