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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/03/2025 10:57
El trailer de "The Green Mile" (Warner Bros.) La novela The Green Mile, escrita por Stephen King, se distingue de muchas otras obras del autor por alejarse del ámbito del terror clásico al que suele estar asociado. En lugar de explorar lo sobrenatural de manera explícita, optó por una historia más humana, pero igualmente perturbadora y oscura. La trama se centra en John Coffey, un condenado a morir en la silla eléctrica que se halla en el corredor de la muerte, acusado de un crimen que no cometió. Aunque la obra de King es ficción, está inspirada en hechos reales y aborda una tragedia histórica que refleja los profundos prejuicios raciales que, en muchos casos, han determinado el destino de los inocentes. El personaje de John Coffey tiene un marcado paralelismo con George Stinney Jr., un niño afroamericano que fue condenado y ejecutado injustamente en 1944, en el estado de Carolina del Sur, bajo circunstancias que parecían más una farsa judicial que un juicio real. La conexión entre la historia y el caso de Stinney no es meramente incidental: King construye su narrativa sobre el trasfondo de un sistema que, por su racismo estructural, condenó a un inocente a una muerte que jamás debió suceder. John Coffey en “The Green Mile” Stephen King lo presenta como un personaje complejo y profundamente humano, cuyo destino trágico es el eje central de la historia. A pesar de ser un gigante de dos metros de altura, de aspecto imponente y físicamente intimidante, Coffey está lejos de ser el monstruo que la sociedad y los funcionarios de la prisión creen que es. De hecho, su carácter refleja una pureza y bondad incomprensibles para quienes lo rodean, especialmente en un ambiente tan deshumanizante como lo es el corredor de la muerte. Coffey es condenado a la pena capital tras ser acusado injustamente de violar y asesinar a dos niñas, un crimen que, como se demuestra a lo largo de la trama, nunca cometió. A pesar de la gravedad de las acusaciones, el personaje tiene una capacidad extraordinaria: la habilidad de curar a otros, de absorber enfermedades y dolencias mediante el simple acto de tocarlos. Esta habilidad no solo sirve como un medio de redención y muestra de su bondad, sino que también actúa como un mecanismo narrativo que invita a reflexionar sobre el sufrimiento humano y las injusticias de la vida. Mientras los oficiales de la prisión, que en un principio lo ven como un monstruo, comienzan a interactuar con él, la evidencia de su bondad emerge lentamente. A través de sus acciones, Coffey empieza a cambiar la forma de pensar de quienes lo rodean, incluyendo al guardia Paul Edgecomb, el protagonista de la historia, quien se convierte en su defensor y se da cuenta de que la condena fue producto de una gran injusticia. John Coffey, en el corredor de la muerte, condenado por un crimen que no cometió (Warner Bros.) El caso real que inspiró “The Green Mile” El 24 de marzo de 1944, George Stinney Jr., un niño afroamericano de 14 años, fue arrestado en el condado de Clarendon, Carolina del Sur, bajo la acusación de violación y asesinato de dos niñas blancas, Mary Emma Thames (8 años) y Betty June Binnicker (11 años), cuyos cuerpos fueron encontrados en una zona boscosa después de haber sido brutalmente golpeadas con una viga de madera. El caso comenzó cuando las dos niñas se acercaron a George y su hermana en el campo, preguntando por flores para recolectar. Ellas, aparentemente, tuvieron una breve conversación con él, pero luego continuaron su camino. Esta interacción, aunque aparentemente trivial, se convirtió en el centro de una acusación injusta que cambiaría la vida del niño para siempre. Al día siguiente del hallazgo de los cuerpos, la policía de inmediato se concentró en George Stinney como principal sospechoso. Sin embargo, no hubo ninguna prueba material que lo implicara en el crimen. La acusación se basaba únicamente en su confesión, una que más tarde se descubriría había sido obtenida bajo coacción. Según el Departamento de Archivos e Historia de Carolina del Sur, George fue arrestado sin el conocimiento o consentimiento de sus padres, y sin que se le permitiera contar con un abogado que lo defendiera. En el momento de su detención, su familia no fue notificada, y el joven fue interrogado durante horas sin la presencia de un tutor o representante legal. Su juicio y dolorosa ejecución Durante el interrogatorio, la policía presionó a Stinney para que firmara una confesión falsa, prometiéndole ser liberado si admitía el crimen. George, un niño que apenas comprendía las implicaciones, fue forzado a hacerlo, en lo que constituyó una grave violación de sus derechos. Su confesión carecía de detalles coherentes y nunca fue grabada; muchos expertos consideran que fue manipulada. El juicio fue sumamente irregular, duró solo cuatro horas y estuvo a cargo de un jurado compuesto únicamente por hombres blancos. No se presentaron pruebas en su contra, Stinney no tuvo una defensa efectiva y su abogado no ofreció testigos ni refutó la confesión forzada. Fue declarado culpable y sentenciado a muerte en la silla eléctrica, convirtiéndose en el prisionero más joven ejecutado en los Estados Unidos. El día de la ejecución, por su pequeño tamaño, debieron usar libros para ajustarlo a la silla. La ejecución fue brutal, con reportes de que la máscara se soltó, dejando su rostro descubierto durante la descarga. Todo ocurrió en menos de tres meses desde su arresto. George Stinney Jr., con 14 años, fue condenado y ejecutado tras un juicio sin pruebas en 1944 (REUTERS/South Carolina Department of Archives and History) Reapertura del caso 70 años después, en 2014, el caso fue reexaminado, lo que condujo a una histórica decisión de anular su condena. Esta reapertura fue el resultado de una persistente campaña por parte de defensores de los derechos civiles y de abogados como Steve McKenzie, quien solicitó que se reconsiderara la pena de George Stinney Jr., argumentando que su juicio fue un claro ejemplo de injusticia racial y de corrupción judicial, de acuerdo a lo explicado por CNN. La revisión del caso comenzó cuando McKenzie y otros defensores presentaron pruebas que demostraban la carencia del fundamento en la condena. “La evidencia de que la viga era demasiado pesada para que un niño de su edad y tamaño la manipulara” fue una de las claves en esta reapertura. Aparte de que los defensores señalaron que no existía prueba alguna que respaldara su confesión forzada. Finalmente, la jueza Carmen Tevis Mullen concluyó que el juicio fue defectuoso y declaró que el proceso violó los derechos constitucionales del menor, incluyendo un juicio justo y representación legal. “El caso de George Stinney Jr., se convirtió en uno de los más emblemáticos de injusticia racial en Estados Unidos”, por no solo exponer los horrores de un sistema judicial sesgado, sino también por el impacto devastador del racismo sobre la vida de un niño.
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