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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/03/2025 14:42
El impacto de las redes sociales en los menores divide opiniones: mientras algunos defienden restricciones más estrictas, especialistas advierten que las prohibiciones podrían generar nuevos riesgos sin resolver los problemas de fondo (Imagen Ilustrativa Infobae) El vínculo entre redes sociales y menores de edad genera un debate constante. Estas plataformas cambiaron la forma en que los jóvenes se comunican, acceden a información y construyen su identidad, pero también despertaron preocupaciones sobre sus efectos en la salud mental, la privacidad y la exposición a contenido inapropiado. “La sensación de que las redes sociales son un problema que puede solucionarse con una prohibición total creció, pero es una visión simplificada de una cuestión mucho más compleja”, explicó Sonia Livingstone, profesora de Psicología Social en la London School of Economics. Según la especialista, si bien los efectos de las redes en los menores aún se están estudiando, la inquietud de los padres es evidente, especialmente en un contexto donde las empresas tecnológicas avanzaron más rápido que la regulación. La postura de los padres frente a las redes sociales: un llamado a la protección de la infancia ante los riesgos del mundo digital y la necesidad de una intervención regulatoria (Freepik) Preocupación social y apoyo a mayores restricciones Según una encuesta de More in Common, el 75% de la población británica apoyaría elevar la edad mínima de acceso a redes sociales de 13 a 16 años. Para muchos padres, estas plataformas exponen a los adolescentes a riesgos que no están preparados para afrontar, como el ciberacoso, la difusión de contenido violento y el acceso a material sensible. “Las redes no tienen lugar para los menores de 16”, aseguró Vicky Borman, madre de tres hijos. “Es momento de recuperar la infancia para nuestros hijos, lejos de las pantallas”. Sin embargo, la efectividad de una prohibición total es un punto de debate entre los especialistas. Andy Burrows, director ejecutivo de la Molly Rose Foundation, organización creada tras la muerte de la adolescente Molly Russell por la influencia negativa de las redes, advirtió que una restricción absoluta podría trasladar los riesgos a otros entornos digitales, como plataformas de mensajería o videojuegos en línea, donde la supervisión es más compleja. “Si bloqueamos el acceso a las redes sociales, los actores malintencionados no desaparecerán. Solo se moverán a otros espacios”, sostuvo Burrows. More in Common y el apoyo público a la prohibición: una encuesta que revela la creciente preocupación de la sociedad sobre el acceso de los menores a las redes sociales y su impacto en la salud mental (Freepik) El desafío de definir qué es una red social Uno de los obstáculos para cualquier regulación es la falta de una definición clara sobre qué se considera una red social. “¿Dos amigos conversando en WhatsApp forman parte de una red social? ¿Y si agregan a una tercera persona? La falta de precisión en las definiciones complica la aplicación de cualquier medida”, explicó Pete Etchells, profesor de psicología en la Universidad de Bath Spa. Incluso en Australia, donde se aprobó una legislación para prohibir el acceso de menores de 16 años a las redes sociales, el gobierno no detalló aún qué plataformas estarán incluidas en la medida. Según la ministra de Comunicaciones, Michelle Rowland, aplicaciones como TikTok, Instagram, Snapchat, Facebook, Reddit y X probablemente quedarán dentro de las restricciones. TikTok y otras plataformas en la mira: las redes sociales más populares podrían verse afectadas por nuevas restricciones destinadas a proteger a los menores, con consecuencias para la accesibilidad y el uso global (Freepik) ¿Existen pruebas de que las redes dañan la salud mental juvenil? El impacto de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes sigue siendo objeto de estudio. Jonathan Haidt, autor de The Anxious Generation, sostuvo que su uso puede ser perjudicial, aunque sus conclusiones fueron cuestionadas por otros académicos. Un estudio publicado en The Lancet analizó restricciones en el uso de celulares en escuelas y no encontró diferencias significativas en la salud mental de los estudiantes. “Sabemos que un uso excesivo de redes y teléfonos afecta el bienestar, el sueño y la actividad física de los adolescentes, pero las prohibiciones rígidas rara vez funcionan”, detalló Pete Etchells. La salud mental juvenil en la era digital: el creciente vínculo entre el uso de redes sociales y el aumento de trastornos emocionales y psicológicos entre los adolescentes (Freepik) ¿Qué ocurrió en países que aplicaron restricciones? Más allá del debate teórico, algunos gobiernos comenzaron a imponer medidas restrictivas. En noviembre de 2024, Australia aprobó una legislación que exige a las plataformas tomar “medidas razonables” para impedir que menores de 16 años abran cuentas. Entre las posibles herramientas de control, se consideró el uso de tecnología de verificación de edad, como el reconocimiento facial, aunque su precisión es limitada y podría generar errores. Casos previos muestran que las prohibiciones estrictas no siempre logran su objetivo. En 2011, Corea del Sur impuso una restricción que impedía a menores de 16 años jugar videojuegos entre la medianoche y las 6 a. m. Sin embargo, según los datos posteriores, la medida no redujo significativamente el tiempo de juego nocturno, ya que los adolescentes encontraron maneras de eludir la prohibición, incluso utilizando identidades falsas. Ante la falta de resultados positivos, la normativa fue derogada en 2021. Lecciones de Corea del Sur: la fallida ley de restricción de videojuegos nocturnos para menores revela las dificultades de implementar prohibiciones digitales y sus efectos no deseados (Freepik) El futuro de la regulación digital The Guardian Weekly afirma que el crecimiento de la preocupación por la seguridad infantil en redes sociales plantea un desafío sin soluciones claras. Mientras algunos sectores defienden medidas drásticas, otros expertos consideran que el enfoque debe centrarse en fortalecer la educación digital y exigir mayor responsabilidad a las plataformas. “El problema no es solo que los adolescentes usen redes sociales, sino qué tipo de experiencias tienen en ellas”, señaló Livingstone. En un contexto donde la tecnología evoluciona más rápido que la regulación, la pregunta sigue abierta: ¿es posible proteger a los menores sin limitar sus libertades digitales?
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