03/03/2025 05:55
03/03/2025 05:51
03/03/2025 05:42
03/03/2025 05:39
03/03/2025 05:38
03/03/2025 05:37
03/03/2025 05:36
03/03/2025 05:36
03/03/2025 05:35
03/03/2025 05:35
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 02/03/2025 14:37
Seis curiosidades del animal terrestre más grande del mundo: tiene una esperanza de vida de hasta 70 años. Su veneno es tan mortífero que es capaz de paralizar al instante a cualquier presa e, incluso, de matar a un ser humano. Esta es la seña de identidad del que se considera uno de los animales más peligrosos del mundo: el caracol cono. Por si esto fuera poco, se trata de una especie que alberga un sinfín de curiosidades. Precisamente, uno de los datos más sorprendentes es que su tamaño es muy reducido, ya que solo mide 15 centímetros. Además, hace años se descubrió que uno de los ingredientes de su toxicidad no es otra hormona que la insulina. El miedo a ciertos animales, especialmente a los insectos y otros seres venenosos, es común y, en algunos casos, justificado por el riesgo que representan. Al viajar a regiones como Australia, las advertencias sobre la fauna local son frecuentes, pero no siempre los animales más peligrosos son los más evidentes. Determinar cuál es el más letal del mundo no es una tarea sencilla, ya que el peligro puede deberse a distintos factores. Según HowStuffWorks, algunos representan una amenaza por su veneno, mientras que otros lo son por su capacidad para propagar enfermedades, su agresividad o su comportamiento territorial. En este caso, el caracol cono pertenece al primer grupo. Es capaz de paralizar rápidamente a sus presas El caracol de cono geógrafo es uno de los más venenosos del mundo. (Wikimedia) La toxicidad es un factor clave para determinar la peligrosidad de un animal, y el caracol de cono geógrafo (Conus geographus) se encuentra entre los más venenosos del mundo. A pesar de su reducido tamaño—apenas 15 centímetros—, se le atribuyen múltiples muertes humanas, según National Geographic. Es la especie más tóxica entre las más de 500 conocidas dentro de su familia. Este molusco marino, presente en las aguas tropicales del Indo-Pacífico, cuenta con un veneno altamente potente compuesto por conotoxinas, una mezcla de toxinas capaces de paralizar a sus presas en cuestión de segundos. A diferencia de otros animales venenosos, el Conus geographus utiliza un arpón modificado para inyectar su veneno, disparándolo con precisión para inmovilizar peces, moluscos y gusanos antes de ingerirlos enteros. En humanos, una picadura de este caracol puede provocar parálisis, insuficiencia respiratoria y la muerte, sin que exista un antídoto específico. Su veneno es una adaptación evolutiva crucial para un depredador de movimientos lentos: la acción inmediata evita que su presa escape o muera fuera de su alcance. Si bien existen alrededor de 600 especies de caracoles cono, la mayoría no representa una amenaza grave para las personas, provocando solo reacciones comparables a una picadura de abeja. Sin embargo, el Conus geographus es una excepción. Se han documentado más de 30 muertes humanas por su veneno, lo que le ha valido el apodo de caracol cigarrillo, en alusión a la creencia de que, tras una picadura, solo habría tiempo para fumar un último cigarro antes de fallecer. Su veneno contiene insulina El veneno del caracol de cono geógrafo contiene insulina. (AdobeStock) Una sobredosis de insulina puede ser letal, tal y como advierte Helena Safavi-Hemami, investigadora de la Universidad de Utah y coautora de un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. Sin embargo, el caracol de cono geógrafo ha desarrollado una versión única de esta hormona, que utiliza como un arma para paralizar a sus presas. Baldomero Olivera, también investigador de la Universidad de Utah y coautor del estudio, destaca que esta insulina es “única en el reino animal” y podría ayudar a comprender mejor su funcionamiento, un aspecto clave en el tratamiento de la diabetes. A diferencia de la insulina humana, la del caracol cono se asemeja más a la de los peces, sus principales presas. Su estructura es la más pequeña conocida, con solo 43 aminoácidos, y su potencia radica en su capacidad para inducir un choque hipoglucémico instantáneo en la víctima, impidiendo que escape. Para analizar su efecto, el equipo de Olivera sintetizó una versión artificial de esta insulina y la probó en peces cebra. Los resultados fueron contundentes: sus niveles de glucosa cayeron drásticamente sin necesidad de inyección, ya que el simple contacto con el agua que contenía la hormona fue suficiente para alterar su metabolismo. Este hallazgo podría abrir nuevas vías en la investigación de enfermedades relacionadas con la insulina en humanos. Solo hay un tratamiento para sobrevivir a su picadura No existe un antídoto eficaz contra la picadura del caracol de cono geógrafo. El único tratamiento disponible consiste en mantener con vida a la víctima hasta que su organismo elimine las toxinas de forma natural. Paradójicamente, este veneno letal ha despertado el interés de la comunidad científica por sus posibles aplicaciones médicas. Investigaciones recientes han permitido sintetizar analgésicos derivados de sus toxinas que son hasta mil veces más potentes que la morfina. Además, una de las proteínas presentes en su veneno se estudia como posible tratamiento para enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y la epilepsia. Ahora, la insulina producida por este caracol se perfila como una herramienta clave para comprender mejor la regulación del metabolismo humano. Así, una de las sustancias más tóxicas del océano podría convertirse en un recurso valioso para la ciencia y la medicina.
Ver noticia original