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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 02/03/2025 10:32
Steve Olive, cofundador de Event Carpet Pros, con los rollos de alfombra roja que su empresa instaló en el Teatro Dolby para los Oscar (Jennelle Fong para The New York Times) En una reciente mañana de un día laborable en La Mirada, un suburbio a las afueras de Los Ángeles, Steve Olive, de 58 años, caminaba entre cientos de rollos de alfombra de color rojo, verde y lavanda en un almacén blanco, bañado por el sol, de unos 3344 metros cuadrados. En el suelo, estaba extendido un tramo de alfombra de 45 metros. Había sido entregado en camión desde Georgia unos días antes, en el tono personalizado Rojo Academia que solo está disponible para los premios Oscar. Puede que el propio Olive no sea famoso, pero las celebridades han caminado por su lujosa alfombra artesanal durante casi tres décadas. Su empresa, Event Carpet Pros, ha suministrado alfombras para los Oscar, los Globos de Oro, los Grammy y los Emmy, así como para los estrenos de películas de Disney, Marvel y Warner Bros, y el Super Bowl. Y, en un momento en que las alfombras han ido más allá del rojo clásico y se han vuelto más ostentosas e intrincadas, su trabajo manual ha cobrado mayor protagonismo. Ha creado diseños personalizados como una reluciente alfombra que simulaba una piscina iluminada por el sol para el estreno mundial de Barbie en 2023 y una alfombra donde ectoplasma verde goteaba sobre un fondo negro para el estreno mundial de Cazafantasmas en 2016, la cual tardó un mes en fabricarse. “No me he encontrado con algo que no pudiéramos hacer”, dijo en una entrevista Olive, quien fundó la empresa con su cuñado, Walter Clyne, en 1992. Pero esta semana —tras una breve aventura con un tono champán hace dos años— los Oscar optaron por la tradición y regresaron a la alfombra del exclusivo Rojo Academia de Olive. La alfombra de 4645 metros cuadrados fue instalada el martes en el exterior del Teatro Dolby de Los Ángeles, en preparación para la ceremonia de este fin de semana. Lo que distingue a Olive en una industria caótica y en la que hay mucho en juego es su fiabilidad, dijo Joe Lewis, productor de los Oscar, quien le encarga la alfombra roja de la gala desde hace 16 años. (Olive no quiso revelar el costo del trabajo). “Es como un autoservicio”, dijo Lewis. “Haces tu pedido, das la vuelta y ya lo tienes listo. Eso es lo que nos gusta de Steve”. Trabajadores transportan una estatuilla de un Oscar mientras Hollywood Boulevard sigue transformándose en la zona de llegada de la alfombra roja de la 97 edición de los Oscar, en Los Ángeles (REUTERS/Mike Blake) De boca en boca Al crecer en Cerritos, California, en aquel entonces una pequeña ciudad de unos 15.000 habitantes a unos 32 km al sureste del centro de Los Ángeles, Olive nunca pensó que se iría del estado. Sus padres trabajaban turnos de 14 horas en una fábrica embotelladora para mantener a cuatro hijos, de los cuales Olive es el menor. Tras graduarse de la secundaria, surgió la oportunidad de trabajar como guardaespaldas de artistas de la década de 1980 como Mötley Crüe, George Michael y Thompson Twins. Olive, que mide 1,90 metros y solía jugar de defensa, no se lo pensó dos veces. Según dijo, estaba trabajando como seguridad local entre bastidores en un concierto de Thompson Twins cuando tuvo un golpe de suerte. “El guardaespaldas de la banda tenía que volver a Inglaterra y me preguntaron si podía empezar inmediatamente”, narró. “Les dije: ‘Me apunto’”. Pero, después de una adolescencia que él admite que fue protegida, la vida de gira, dijo Olive, resultó ser una sacudida para el sistema. “No era una situación agradable, con las drogas y las groupies”, dijo. “Fue muy difícil para mí”. A pesar de todo, estuvo de gira unos cinco años y viajó por Europa y Asia. Pero estaba dispuesto a hacer algo —lo que fuera— para salir de aquel trabajo. “A veces era bastante asqueroso”, dijo sobre el ambiente que encontró mientras cuidaba bandas. Su cuñado, Clyne, que había estado instalando carpas por todo el país, vio la necesidad de una empresa que se especializara en pisos para eventos. Le preguntó a Olive si le interesaría montar una con él. Al principio, dijo Olive, eran una operación impulsada por el trabajo duro, en la que colocaban rollos de AstroTurf bajo las carpas en pequeños eventos para ocultar el suelo y reclutaban a amigos para que ayudaran con las instalaciones. “Era una cosa que iba de boca en boca, como: ‘Oye, ¿quién te puso la alfombra?’”, dijo. “Y se fue extendiendo”. Se ofrecieron para eventos que podrían estar interesados en sus servicios. Pronto, Clyne depositó sus ambiciones en uno de los eventos más grandes de todos: los Premios de la Academia. “Nos involucramos gracias a que nos pusimos en contacto con la Academia, y a otros proveedores y contactos que teníamos en el negocio y que nos recomendaron”, dijo. Es difícil de imaginar, pero la moderna alfombra roja de los premios no siempre ha existido. Lo que ahora se considera una gran oportunidad para sacar provecho de la relación entre la moda y los famosos, por no mencionar la publicidad que recibe un diseñador cuando una estrella modela sus creaciones en uno de los mayores escenarios de Hollywood, antes era un asunto mucho más discreto. Antes de 1961, las estrellas entraban directamente en el recinto sin un lugar designado para tomar fotografías. Sin embargo, una vez que la alfombra roja actual hizo su debut, se convirtió en una plataforma de primera no solo para la moda, sino también para las marcas personales, los anuncios de vida como embarazos y compromisos y, por supuesto, las golosinas de cultura pop que no podemos perdernos. Y, según Clyne, Event Carpet Pros, con su tenaz equipo y su mentalidad de “todo es posible”, podía proporcionar el piso de ese escenario mundial de forma más rápida y eficaz, y, en 1997, los Oscar accedieron. Este domingo se celebra la edición 92 de los premios Oscar (REUTERS/Mike Blake) ‘Es de la vieja escuela’ Olive trabaja en un amplio despacho en un rincón del almacén de La Mirada, en el que hay un sofá de cuero marrón, un gran televisor de pantalla plana —que acababa de sintonizar un partido de los Dodgers de Los Ángeles— y un póster de tamaño para cines de Al Pacino en el drama de 1983 Scarface. Sobre su escritorio hay un pequeño pizarrón de borrado en seco bajo el monitor de gran tamaño de su computadora, una lupa y unas gafas cuadradas de montura negra. El ajetreo del tráfico que se filtra desde Alondra Boulevard se convierte en ruido blanco al cabo de un rato. La empresa tiene almacenes bien surtidos en ambas costas, incluido un segundo local que abrió en Dalton, Georgia, en 2015, donde se fabrican las alfombras. Además de eventos destacados como los Premios del Sindicato de Actores, los Country Music Association Awards y los MTV Video Music Awards, la empresa también gestiona pedidos para bodas, fiestas de cumpleaños, eventos corporativos y torneos de golf. (“En Georgia les gustan mucho”, dijo Olive). Con unos 70 empleados, Event Carpet Pros gestiona hasta 30 pedidos y 10 instalaciones al día durante la temporada de premios, y lleva a cabo un total de más de 30.000 proyectos al año. Las alfombras se fabrican con materiales reciclados y se reciclan después de los eventos, dijo Olive, con lo que posiblemente empiezan una nueva vida como aislamiento de paredes o relleno de alfombras. Olive solía ir a los estrenos, dijo, pero ahora deja que otros miembros de su personal se encarguen del trabajo in situ. “No he sido muy aficionado al cine, pero solía serlo”, dijo. “Desde que ocurrió lo de la covid, me alejé de las películas, porque había que ir a los cines”. (Sin embargo, se declara fan de la música country, concretamente de Chris Stapleton). Uno de los clientes más frecuentes de la empresa es Craig Waldman, presidente y director creativo de 1540, una productora de eventos con sede en California entre cuyos clientes figuran Marvel, Disney, Netflix y Apple. A lo largo de más de 30 años, Olive y él han trabajado juntos en miles de eventos, como los estrenos mundiales de las películas Capitán América: Un nuevo mundo y Bad Boys hasta la muerte. “Conocerlo es conocer a un hombre que hará lo que haga falta”, dijo Waldman, añadiendo que su colaborador de muchos años era ahora más como de la familia. “Es de la vieja escuela en el mejor sentido: alguien que valora las relaciones, la técnica artesanal y hacer bien el trabajo”. En Hollywood, “lo que haga falta” siempre ha sido mucho pedir, pero en los últimos 20 años se ha vuelto aún más exigente, ya que los estudios han exigido diferentes colores de alfombra para destacar entre un mar de rojo en las redes sociales, además de logotipos, estampados, brillos y más. “Se ha convertido simplemente en un gran espectáculo”, dijo Olive, quien dijo que los colores de moda de lo que iba del año habían sido el verde fluorescente y el champán. Las alfombras rojas siguen siendo las más populares, dijo, seguidas del blanco y el negro. Pero todavía no ha habido ningún diseño personalizado, dijo, que su empresa no haya podido realizar. “Siempre encontramos la manera de conseguirlo”, dijo Olive, quien mantiene un archivo en Instagram de algunas de sus creaciones favoritas que se remontan más de una década atrás, como una alfombra estampada de Aladdin, una alfombra con estampado de pista de aterrizaje para el estreno de la película Aviones y la alfombra roja y amarilla para el estreno de Deadpool & Wolverine en el Lincoln Center de Nueva York el año pasado. Aunque una gran parte de los pedidos de la empresa incluyen peticiones de tintes personalizados, también tiene una reserva de alfombras en 30 colores. “Recibiré una llamada a medianoche y alguien me dirá: ‘Nos hemos olvidado de encargar una alfombra para nuestro evento de mañana. ¿Puedes llegar a las 10 a. m. con 20 rollos de alfombra negra?’”. dijo Olive. “Y allí estaremos”. © The New York Times 2025.
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