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» Misionesparatodos
Fecha: 02/03/2025 09:11
El agite de la intervención de la provincia de Buenos Aires: la cortina de humo de Milei para tapar el escándalo de $Libra y el impulso que Kicillof necesitaba para terminar de sumarse a la disputa nacional- Arjol se reunió con La Piba y el Avión: el riesgo del discurso del orden- La Renovación sigue trabajando en su gestión y suma radicales- La intervención del PJ Misionero y las disputas internas Misiones se convirtió en los últimos años en un territorio donde las disputas políticas nacionales tienen escaso impacto y mediante una administración certera de los recursos con los que cuenta, demostró que se puede vivir con lo propio, siempre en un contexto de relaciones políticas maduras con quien administre el gobierno nacional. En este contexto, tanto la intervención del PJ Misionero, con un bonaerense y un porteño y la incesante búsqueda de dirigentes como Martín Arjol por marcar cercanía con los libertarios no hacen más que confirmar que el discurso nacional es la única vía que tienen para buscar una mejor posición política. Súper poder En esta columna se viene señalando el doble discurso libertario de, por un lado, denostar a la política como herramienta de transformación y por el otro, servirse de ella para llevar adelante, justamente, un plan político y económico que tiene resultados a la vista y que todas las semanas suma un nuevo capítulo de lo que podría ser denominado como un súper poder especial del presidente Javier Milei por dispararse tiros a los pies y levantar a dirigentes del peronismo, la única fuerza con capacidad para enfrentar al proyecto libertario con una estructura en todo el país. Esta semana lo que quedó en evidencia es la pobreza política y de gestión de Javier Milei con su respuesta a la crisis de inseguridad que se vive en la provincia de Buenos Aires: una intervención federal acompañada de la renuncia del gobernador peronista Axel Kicillof. Esta propuesta no solo es un despropósito institucional, sino que también refleja dos situaciones: la falta de soluciones concretas, con la permanente apelación al espectáculo político como único recurso de gobierno y una posible cortina de humo para intentar tapar un informe del New York Times sobre el escándalo por la cripto moneda $Libra. La inseguridad en la provincia de Buenos Aires es un problema complejo y estructural que no se resuelve con declaraciones ni maniobras que rozan lo autoritario. La responsabilidad de Milei como presidente es ofrecer herramientas y políticas coordinadas con las provincias, no exigir renuncias ni amenazar con intervenciones que carecen de sustento legal y político. Pero, lejos de actuar con madurez institucional, el presidente se refugia en su ya clásica estrategia de buscar enemigos y desviar la atención de su propia incapacidad de gestión. Resulta llamativo que, ante cada desafío de gobernabilidad, Milei recurra a salidas extremas que poco tienen que ver con la realidad de los problemas. Si la inseguridad en Buenos Aires fuera motivo suficiente para la intervención, ¿qué debería hacerse con las provincias donde los índices de pobreza y exclusión son estructurales y explotaron bajo su gobierno? Su discurso no es más que un atajo demagógico que busca instalar una pelea con Kicillof para reforzar su base de apoyo en redes sociales y en ciertos sectores radicalizados del electorado. El trasfondo de este planteo no es otro que la falta de rumbo del gobierno libertario. Mientras Milei juega a la guerra política, la economía sigue deteriorándose, la inflación vuelve, de a poco, a hacerse sentir y golpea a los sectores más vulnerables, mientras que las políticas de ajuste profundizan la crisis social. El presidente demuestra, una vez más, que su capacidad de gestión en ciertas áreas es casi nula y que su único interés es alimentar un relato de confrontación permanente. El intento de manipular la agenda pública no es nuevo. Cada vez que un escándalo los golpea, recurren a la estrategia del humo: distraer, exagerar y victimizarse. Pero la realidad es que, más allá de los titulares estridentes, lo que preocupa a los argentinos no es la intervención de una provincia, sino la intervención sistemática de los poderosos para garantizar sus propios intereses. Martín, La Piba y el Avión El acto de los radicales con Peluca, entre ellos el misionero Martín Arjol, con Patricia Bullrich y Luis “El Avión” Petri, fue una demostración más de que el espacio opositor, lejos de presentar una propuesta coherente para el país, se enreda en discursos que solo buscan generar ruido mediático. En este contexto, no sorprendería que en algún momento alguno de ellos, eternos derrotados en las urnas, terminen pidiendo la intervención de Misiones, como parte de su habitual estrategia de esparcir sospechas infundadas. Cuando todos hablan de orden, es fundamental recordar la historia. En la Alemania de 1933, la clase media y el establishment también clamaban por orden, y lo que terminó gestándose fue un monstruo que marcó uno de los capítulos más oscuros de la humanidad. En Argentina, quienes hoy levantan la bandera del orden no son otros que Patricia Bullrich y Mauricio Macri, dos figuras que, con su retórica y su fallida gestión entre 2015 y 2019, demostraron que detrás de su discurso de seguridad y estabilidad se esconde un peligroso autoritarismo selectivo. Por eso, más que nunca, es clave analizar quiénes piden orden y qué intereses defienden. Porque si algo nos enseña la historia es que, cuando el orden se convierte en una consigna vacía, suele ser el preludio de tiempos oscuros. La dinámica de la gestión Mientras a nivel nacional las disputas políticas escalan con intensidad, enfrentando a libertarios y peronistas en una confrontación constante, Misiones transita otro camino. La pelea entre Javier Milei y Axel Kicillof es solo una muestra del caos en el que está sumergida la política nacional, donde el debate de ideas fue reemplazado por acusaciones cruzadas y estrategias de desgaste. En este contexto de tensión e incertidumbre, el gobierno de Misiones se destaca por mantener un rumbo claro de gestión, basado en el trabajo articulado y la búsqueda de soluciones concretas para la ciudadanía. El gobernador Hugo Passalacqua consolidó un estilo de conducción basado en la cercanía y la gestión diaria. Desde la Residencia del Gobernador, en Posadas, mantiene una agenda de trabajo incesante, recibiendo funcionarios y atendiendo las demandas de cada sector. Su impronta es la de un gestor que entiende que el Estado debe ser eficiente y estar en constante movimiento, sin quedar atrapado en discusiones estériles. Por su parte, el vicegobernador Lucas Romero Spinelli recorre la provincia con una impronta de acción directa. Su presencia en el territorio no es simbólica, sino que está orientada a llevar soluciones concretas a los problemas de la gente. Desde infraestructura hasta programas de asistencia, su rol es clave en la articulación de las políticas públicas con las necesidades locales. En la Cámara de Representantes, Oscar Herrera Ahuad continúa afinando la estrategia electoral para este año, con los intendentes de todas las localidades. Su experiencia en la gestión ejecutiva y su capacidad de diálogo lo convierten en una pieza central en la consolidación del modelo misionerista. Esta semana, en un gesto que reafirma su compromiso con el proyecto, estuvo en Garupá afiliando nuevos militantes como uno más, demostrando que la política se hace desde el territorio y con la gente. El espacio de la Renovación sigue expandiéndose, sumando nuevos dirigentes que encuentran en este modelo político un lugar para desarrollarse y aportar. Muchos de ellos provienen del radicalismo, desencantados con la falta de oportunidades y espacios de participación dentro de su estructura. Esta migración política refuerza la idea de que la Renovación no es solo un partido, sino un proyecto de gestión que sigue atrayendo a quienes buscan hacer política con resultados y no con discursos vacíos. Durante la semana, el contador Nicolás Bordón, quien trabajaba con el concejal de Posadas, Pablo Velázquez y llegó a ser presidente de la Junta Electoral de la UCR, se incorporó a la Renovación. Desde el oficialismo reconocen que los dirigentes, otrora opositores, hacen fila para sumarse y todos coinciden en que el principal motivo es la falta de espacio para desarrollar una militancia que realmente transforme la realidad de los misioneros. Una situación similar ocurrió hace algunos años con la actual secretaria de Acción Social de Eldorado, Ornella Beccaluva, quien se destacaba en la juventud radical, pero sentía que las oportunidades no llegaban y que siempre los mismos nombres dominaban las listas. Este año, la abogada, cercana al jefe de Gabinete de la provincia, Kiko Llera, podría tener su oportunidad como candidata a diputada provincial, en respuesta al pedido del propio intendente, Pipo Durán, de incorporarla como representante del norte misionero. En la Renovación, estos dirigentes encuentran un lugar donde desarrollar sus capacidades y donde el constante recambio de nombres es un sello de gestión. Como ejemplo, vale recordar que en las listas de candidatos a diputados provinciales, la mayoría de los nombres son nuevos y que la historia reciente refleja que pocos repitieron mandato: Anazul Centeno, Silvia Rojas (que renunció el año pasado), Martín Cesino, Kiko Llera y Rafael Pereyra Pigerl son los únicos en los últimos años y probablemente en toda la historia del espacio. Mientras en el escenario nacional las disputas parecen no tener fin, en Misiones la dinámica es otra: la de una gestión que avanza, que se fortalece con el trabajo conjunto y que sigue sumando a quienes entienden que el camino es el del compromiso con la gente. Cercanía El intendente de Posadas, Leonardo “Lalo” Stelatto, dejó inaugurado el período de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante con un discurso en el que repasó los logros de su gestión y trazó los desafíos para el año en curso. En su intervención, el jefe comunal se mostró firme en la defensa del modelo de gestión que viene impulsando desde su llegada a la intendencia, destacando avances en infraestructura, modernización de servicios y políticas sociales. Uno de los momentos más emotivos de la jornada se produjo cuando Stelatto mencionó el apoyo incondicional de su familia, lo que lo llevó a quebrarse por unos segundos ante la mirada atenta de concejales, funcionarios y vecinos que se acercaron al recinto para presenciar la apertura de sesiones. Por su parte, el presidente del Concejo Deliberante, Jair Dib, adelantó una iniciativa clave para este año legislativo: la descentralización de las sesiones, llevándolas a distintos barrios de la ciudad. “Queremos acercar el debate a la gente, escuchar sus problemáticas de primera mano y trabajar en conjunto con los vecinos para mejorar la calidad de vida en Posadas”, expresó Dib. El inicio de las sesiones dejó en claro la intención de fortalecer la conexión entre el gobierno municipal y la comunidad, apostando por un diálogo más directo y una gestión que continúe con el desarrollo de la ciudad bajo el sello de planificación y ordenamiento que son bandera en la administración de Stelatto. Paradoja Finalmente, Cristina Fernández de Kirchner ordenó la intervención del Partido Justicialista de Misiones, desatando un conflicto interno que enfrenta a dos dirigentes de peso dentro del espacio: la diputada provincial Carmen Méndez Asón y el diputado nacional Alberto Arrúa. Lo que parecía ser una medida de reordenamiento partidario terminó por convertirse en un nuevo capítulo de disputas, contradicciones y oportunismo político. Por un lado, Méndez Asón, una legisladora que intenta jugar a dos puntas, salió a cuestionar a Alberto Arrúa por haber acompañado en el Congreso de la Nación las leyes impulsadas por el gobierno nacional. Lo que realmente esconde su crítica, es que que Arrúa no hizo otra cosa que responder al mandato del Frente Renovador de la Concordia, el espacio que le otorgó la banca en Diputados. Sin embargo, la paradoja es evidente: ella misma se encuentra en la misma situación. Su banca en la Legislatura provincial no es del PJ, sino que también es producto de un acuerdo con la Renovación. Su crítica, por lo tanto, carece de sustento y deja en evidencia un intento de posicionamiento personal. Del otro lado, Arrúa, en su rol de secretario general de la conducción del PJ misionero, rechaza la intervención y denuncia que la medida responde a una maniobra de poder más que a una necesidad real del peronismo provincial. Su postura es lógica: la intervención del PJ local no resuelve los problemas de representación ni fortalece al partido en Misiones. Por el contrario, profundiza las grietas internas y deja expuesta la falta de conducción clara en un espacio que desde hace años no logra despegar. Este enfrentamiento es, en el fondo, una muestra más de la desconexión del kirchnerismo conla r ealidad política de Misiones. La decisión de Cristina Fernández de Kirchner parece responder más a la necesidad de disciplinar a sus propias filas que a una verdadera estrategia de fortalecimiento. Mientras tanto, los dirigentes locales se debaten entre lealtades cruzadas, discursos contradictorios y la lucha por espacios de poder, sin ofrecer a los militantes una alternativa seria y cohesionada. Por Sergio Fernández
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