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  • Poder, fotografía y biopoética en el arte, a través de tres libros

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/03/2025 04:35

    La obra política del artista Jacques Bedel, los 60 años fotos de Silvio Zuccheri y la florisgrafía de Luciano Pozo, en nuevas publicaciones La obra política, el aspecto menos conocido, del polifacético artista Jacques Bedel las seis décadas de carrera en la fotografía, del fotoperiodismo a la artística, de Silvio Zuccheri y la florisgrafía, una novedosa técnica de grabado que reflexiona sobre la biopoética y lo efímero de Luciano Pozo, salieron en nuevos libros que indagan en sus procesos y carreras. Obra política, de Jacques Bedel "Obra política", de Jacques Bedel Escultor, pintor, diseñador y arquitecto, Jacques Bedel (Buenos Aires, 1947) es un reconocido artista argentino con más de 40 premios nacionales e internacionales y con participación en 14 bienales -en Venecia en 1986 y 1999- y más de 450 exposiciones alrededor del mundo. En 1972, fue invitado a formar parte del mítico Grupo CAYC -fundado por Jorge Glusberg- junto a, entre otros, Víctor Grippo, Luis Pazos y Alfredo Portillos, y como arquitecto, durante los ‘80, al lado de Clorindo Testa y Luis Fernando Benedit, refuncionalizó el antiguo Asilo de la Ciudad para convertirlo en Centro Cultural Recoleta. A finales del año serán homenajeados con una muestra en el espacio. Jacques Bedel, Clorindo Testa y Luis Benedit, los arquitectos que le dieron al Centro Cultural Recoleta su aspecto moderno En su Obra política, se reflexiona sobre las estructuras de poder, la violencia y las contradicciones inherentes en la historia contemporánea, escribe Graciela Sarti, sobre esta recopilación de cinco décadas que no es, justamente, el aspecto de su obras más conocido, ya que ha “permanecido, hasta hace poco, relegado o no suficientemente explorado”. La dimensión política en el arte de Bedel se manifiesta como una constante desde 1971, influida tanto por los conflictos político-sociales locales y globales como por el auge del arte conceptual. Entre sus primeras obras con esta orientación, destaca Hipótesis para una prisión, donde bloques de acrílico enmarcan adoquines de quebracho, simbolizando un diálogo entre materiales de distintas épocas —modernidad e historia— hacia una reflexión crítica sobre la represión. “El acrílico aprisiona al quebracho, pero este a su vez lo condiciona”, explica Bedel en el catálogo Ad Infinitum de 2017. "Hipótesis para una prisión" (1971), acrílico, metal y adoquines de quebracho Una de las técnicas centrales en su producción artística es el recurso del fuego, identificado por Sarti como metáfora y herramienta fundamental, como se observa en obras como Hipótesis para el incendio de un cubo y Las prisiones, donde las marcas del fuego en el papel trascienden lo puramente estético y “desvelan lo que yace enmascarado”, ofreciendo una lectura crítica sobre los espacios opresivos, las estructuras de poder y las víctimas atrapadas en un sistema represivo. En 1973, el artista desplegó un enfoque crítico sobre la arquitectura simbólica: en Monumento al prisionero político, por ejemplo, dos bloques de granito aprisionan una esfera metálica, lo que según Sarti apunta a una ironía mordaz sobre los monumentos tradicionales. En lugar de alabar o ensalzar, esta obra desvela las tensiones y violencia perpetuadas por las instituciones. "Hipótesis para el incendio de una iglesia" (1973), estructura plegable en cartón lustre quemado (The Institute for Studies in Latin America) La exploración del poder adquiere un giro satírico con la serie Los dueños del mundo (1994-1995), donde bustos caricaturescos de figuras políticas emergen de columnas. Las deformaciones grotescas en los rostros evocan “la disolución de los atributos asociados al orden y la nobleza, confrontándolos con su vacuidad y grotesca realidad”. La crítica aquí no se dirige solo al individuo, sino al sistema que sostiene estas representaciones. Otro elemento recurrente en la producción artística de Bedel es su evocadora relación con el pasado, especialmente con los hitos históricos americanos y sus consecuencias, como El puño de plata, un tótem que surge sobre fragmentos arquitectónicos, descrito como “reliquia arqueológica simbólica que refleja la imposición violenta de los conquistadores sobre las civilizaciones originarias”. "La sentencia", género mineralizado sobre estructura de hierro (1973) En la serie Logos, vinculada a textos trágicos de Shakespeare, a través de intervenciones materiales como cortes y quemaduras a las páginas de obras como Julio César y Rey Lear, Bedel denuncia cómo “la palabra del poderoso conduce al silenciamiento o la violencia”, construyendo un paralelo entre los conflictos narrados en dichas piezas y las realidades políticas contemporáneas. En obras más recientes, como los imponentes rollos e instalaciones en gran formato de Paradise Lost (2015), el artista recurre a complejos efectos visuales y el reflejo de desastres contemporáneos. Aquí, la “caída de los ideales”, representada mediante multitudes dislocadas y paisajes apocalípticos, dialoga con episodios actuales de crisis social y ecológica globales. La obra de Jacques Bedel emerge como un corpus político/artístico profundo, que se inserta en la estética contemporánea del disenso teorizada por Jacques Rancière, asegura la especialista, ya que en sus trabajos no buscan soluciones inmediatas o didácticas, sino revelar, mediante potentes metáforas visuales, lo que se oculta tras las estructuras sociales. Confidencial, de Silvio Zuccheri "Confidencial", de Silvio Zuccheri El libro, que recorre la obra fotoperiodística de Zuccheri en 75 imágenes, forma parte de una muestra que destacó la obra del artista de la cámara entre 1964 y 2020, en la Fundación CIFHA (Centro de Investigación Fotográfico Histórico Argentino), en La Boca. El libro cuenta, al final, con textos de Mariana Rosales surgidos de una serie de entrevistas con el Zuccheri en su estudio de San Telmo en 2022. La historia de Zuccheri con la fotografía comenzó de manera inesperada: todo se remonta a una imagen tomada por su padre, Silvio Zuccheri, en 1937. Durante un viaje laboral a Puerto San Julián, su padre, quien trabajaba como superintendente de los frigoríficos Swift, capturó una escena nocturna en la que la luna se reflejaba sobre el Atlántico. La fotografía, titulada Claro de luna, mostraba un contraluz con una línea blanca que atravesaba la imagen, producto de una linterna encendida accidentalmente mientras la cámara permanecía en exposición. "Sin título", Nueva York, 1980 A los 13, intrigado por la técnica detrás de esa imagen, Zuccheri hijo preguntó a su padre cómo había logrado capturarla. Aunque intentó replicarla años después, el resultado fue un fracaso. Sin embargo, esa fotografía se convirtió en el punto de partida de su interés por el arte visual. Tras abandonar la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata, Zuccheri encontró en la fotografía su verdadera vocación. Su primer acercamiento al fotoperiodismo ocurrió durante su servicio militar en 1966, con una cámara Zeiss Ikon que le había regalado su madre, cuando comenzó a documentar escenas cotidianas de los soldados, desde momentos de descanso hasta ejercicios de entrenamiento. Estas imágenes, aunque en su mayoría se encuentran deterioradas, representan su primer trabajo documental. "Comisarios Navales", 1979 (Silvio Zuccheri_Fundación CIFHA) De regreso en La Plata, se integró a un fotoclub local, donde experimentó con técnicas fotográficas, aunque siempre prefirió capturar la realidad de su entorno. Su carrera profesional despegó como corresponsal de la revista Goles, y más tarde, un comentario casual de un colega lo llevó a presentarse en Editorial Atlántida, donde trabajó para revistas como El Gráfico, Para Ti y Gente. En 1982, tras dejar la Editorial, cofundó la agencia de fotoperiodismo Imagen Latino Americana (ILA) junto a Tito La Penna, Eduardo Bottaro y Rafael Wollmann, corresponsal sudamericana de la agencia francesa Gamma. Desde allí se cubrió la Guerra de Malvinas. En abril de 1982, Wollmann, enviado por la agencia para realizar un reportaje sobre las islas, se encontraba en Puerto Argentino cuando ocurrió la invasión argentina. Las imágenes capturadas por Wollmann, incluida la rendición de los soldados británicos, dieron la vuelta al mundo y consolidaron la reputación de ILA en el ámbito internacional. "Vestuario del CA Vélez Sarsfield", 1980 A lo largo de su carrera, Zuccheri documentó momentos clave de la historia argentina, especialmente durante la transición entre la dictadura y la democracia, cuya transición queda reflejada en la selección realizada para Confidencial. Tras su experiencia con ILA, Zuccheri se alejó del fotoperiodismo para dedicarse a la fotografía de estudio. Durante esta etapa, trabajó en proyectos publicitarios y exploró la transición de lo analógico a lo digital. Consciente del valor histórico de su obra, Zuccheri decidió donar su archivo fotográfico de 300.000 negativos al CIFHA, por el “deseo de preservar su legado y garantizar que futuras generaciones puedan acceder a su trabajo”, dijo en una entrevista con Infobae Cultura. Florisgrafía, de Luciano Pozo En Florisgrafía, el joven investigador y artista visual Luciano Pozo (Junín, 1993) presenta la propuesta que desarrolló en el campo de las artes gráficas experimentales, una técnica única de impresión sobre pétalos de flores. El novedoso método, que combina elementos de bioarte y gráfica expandida, permite transferir imágenes cargadas de profundidad poética a un soporte completamente orgánico. Así, a través de su técnica, que Pozo describe como una “transformación poética de la materia”, busca expandir los límites del arte gráfico y las prácticas biopoéticas. Profesor de Artes Visuales con especialización en Grabado y Arte Impreso, Licenciado en Artes en la UNSAM y realizando un doctorado en UNTREF, Pozo escribe: “El germen para desarrollar este modo de impresión tiene que ver con el tema de la identidad y de un insulto: flor de puto. El eje vertebrador de mi praxis hoy pasa por el abordaje de mi propia identidad y por la investigación de este modo de impresión”. "Siempre Venus", florisgrafía. Bio-impreso sobre pétalo de rosa (2020) En el libro, Florisgrafía: bio-impresos sobre pétalos de flores, editado de forma independiente gracias al programa de Mecenazgo Cultural de Junín, el artista detalla el desarrollo y las características de su práctica, que según sus propias palabras representa “un testimonio vivo de cómo la unión de diferentes saberes puede revelar nuevos horizontes de conocimiento y estética”. Los fundamentos del método florisgráfico, sostiene, radican en la utilización de pétalos de rosas como soporte receptor de imágenes. Allí, detalla que “cada pétalo posee características morfológicas únicas”, lo que condiciona la singularidad de cada obra. El proceso emplea una matriz offset, solvente vegetal derivado de resina de pino, y presión manual, elementos que, sumados, transfieren la tinta al pétalo. Aunque el método permite trabajar sobre pétalos frescos o secos, el estado del soporte influye significativamente en los resultados, ya que “los pétalos secos pueden volverse frágiles y romperse al aplicar presión”. Pozo explica que “la observación detallada de las estomas en los pétalos” fue clave para entender su capacidad como receptores gráficos Una de las influencias conceptuales de la obra de Pozo es el de gráfica expandida, desarrollado por la investigadora Silvia Dolinko, que revisita la práctica gráfica tradicional para abarcar “nuevas formas, soportes y espacios de intervención”. En este contexto, la florisgrafía halla su lugar como un medio que “redefine las posibilidades de la gráfica contemporánea” al trabajar en una escala íntima y efímera, desafiando terrenos tradicionales como el papel o el metal y explorando lo efímero en la naturaleza vegetal. El libro también aborda el impacto de los conocimientos botánicos en esta práctica. Pozo explica que “la observación detallada de las estomas en los pétalos”, esas membranas microscópicas que componen su epidermis, fue clave para entender su capacidad como receptores gráficos, además, el uso de un solvente vegetal juega un papel crucial en la transferencia de imagen. Sin embargo, advierte que “la cantidad adecuada de solvente, junto con la precisión en la presión manual, determina la nitidez de los resultados”. Florisgrafía y mecanografía, bio-impreso sobre pétalo de rosa (2022) En el ámbito conceptual, Florisgrafía incluye un profundo análisis de los significados autopoéticos y sociales. Pozo se refiere a su obra como un medio para desafiar las normas sociales y explorar la identidad como un terreno en constante construcción. Este punto se entrelaza con la noción de “justicia poética”, un término que el autor utiliza para describir la apropiación subversiva de expresiones discriminatorias, como “flor de puto”, integrándolas en un proceso de resignificación. “La figura de la ‘flor que indica orgullo’ se convierte en un símbolo poderoso de resistencia y autoafirmación”, escribe. Además de pétalos de rosas, el autor ha experimentado con otros soportes orgánicos, como pétalos de girasol, y desarrolló biomateriales a base de pétalos en sus trabajos más recientes, incluyendo instalaciones y libros de artista. Por ejemplo, su obra Identidad contenida presenta pétalos impresos conservados en frascos de vidrio, mientras la trilogía ID compila una serie de técnicas gráficas, incluidas la florisgrafía, xilografía y mecanografía.

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