Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Contestatario en vez de mutismo

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 02/03/2025 01:12

    El miedo como arma disciplinaria, ya que el criterio crítico que todos nos debemos, no es bien vista, peligrosa pero algo de esa valentía que alguna vez hicimos culto, es conveniente de vez en cuando. Las urgencias y necesidades deben reclamarse sin ceder terreno cuando la realidad patentiza lo dicho, y el bienestar prometido suena a cantarella que siempre lo ligan los de abajo. No engordar bajo el silencio de que callar es la medida respetuosa de las protestas, es malo vivir sin compromisos. Sin pensar ni complicar cuanto desorden volando, aunque sobrellevamos un ajuste sin pensar en el escalón inferior de una sociedad que solo mira arriba cuando fueron los menos que dijeron basta, y felizmente suplantaron el “albertismo” jugándose la vida. Marcando un cambio, con la promesa de rebajar la inflación pero tal vez sin pensar que la gente menos pudiente quedaba atravesada por el estreno despiadado de tarifas nunca vistas, donde lo importante es la cifra y muy poco y nada la preocupación de la gente. Lo que se llama justamente, paciencia social. El término prudente en que aguantamos más allá del agujero del cinto. Responder. No callar. Hacerlo visible. No discutir por discutir, sino tratarlo como corresponde a un país constitucional. No temiendo el derecho propio, de la opinión crítica. Es el murallón donde se dan como rompiente de olas en los puertos, farallón macizo en que todo vuela en mil pedazos, última línea de contención como el sentido común, donde la certidumbre toma cuerpo y certeza. Nadie duda del objetivo capital: bajar la inflación como fuera. Pero existen personas detrás de cada plan, lo cual los hacen sensibles en la altura terrorífica de un ajuste que va dejando desperdigados seres humanos. Aniquilados por un batallón de “Panzers” que, como Atila “ni los pastos crecen después.” Son hermanos nuestros. Argentinos con sueños de un país más sustentable, que hicieron la prueba de ganar como fuera, sin pensar que ellos los sufridos de hoy, serían los autores felizmente del cambio. Y, por rara ironía, a ellos se los da. Basta enterarnos de las consecuencias en que han caído, hoy sosteniendo ya sin fuerzas esa fortaleza que les hizo “torcer la muñeca” a los gobernantes de entonces. Los últimos presencian el espectáculo. Los primeros asumen la responsabilidad dando a la palabra el verdadero equilibrio crítico con que se nutren países en serio. No se necesita ser politólogo para no darnos cuenta, los miles de senderos que se fueron dando en todos los órdenes, olvidándonos un poco del dibujo central del camino real. Generalmente provocados, respondiendo con agravios que se han olvidado de todos los principios. A veces me pregunto, es conveniente avivar temas para ser notorio mundial, o mucho mejor alguien más contemplativo con el orgullo de ser argentino más que el marketing mismo, de una máquina “que ejecuta” partidarios y profanos. Primera vez que se ataca a fondo la inflación, pero y lo demás como el bienestar y la tranquilidad del pueblo en qué queda. Hasta la designación de dos jueces para la Corte Suprema por decreto, como Boca o River convocando a jugadores que sabemos de su trascendencia pero aportando poco y nada, cuando el score manda “goles son amores.” Es muy inteligente, pero no se puede estar en toda cuando a pesar de todo lo precios trepan, ya sea en comestibles, remedios, o servicios, y eso que hemos arribado auspiciosamente al 2,2% inflación, y el sueldo algunos puntos sobre ella. Todo copiamos al hermano “Donald”, nos alineamos con él donde fuere con tal de ser buen obsecuente, y ligar algo, hay mucha “mishiadura” que levantar. Buscamos una Argentina más serena, no ser “cabeza de pulpo”, tomar las cosas en su justa dimensión, ya el ajuste o condena “del cielo”, nos martiriza, como la inseguridad, la justicia. Ni hablar de las cripto que toman estado público cuando todo parecía serenarse. El ser “calentón”no da derechos a faltar el respeto a cualquiera. Tendría que ser el ejemplo, y no la cloaca de lo que no se debe. Tiene que cundir el buen ejemplo, por más que las puteadas tienen como objeto mantener un clima enrarecido, y no quedarse con el abucheo del público que es el mayor de los insultos. La crítica es importante, necesaria diría, porque permite dar el “volantazo” cuando se pierde la huella. Hoy, tal como lucen las noticias, por debajo de un plan de gobierno, es una guerra constante de todos contra todos. Cuando de afuera somos observados, qué pensarán de nuestra entidad como país. Es una cosa seria, o es una broma de nunca acabar. Ser contestatarios, es una forma de retomar la razón de preocuparnos. Retomar el don más preciado de ciudadanos, ser protagonistas no es simplemente ser oyentes. Porque lo que nos sucede, es mirar para otro lado, despreocupándonos que en ello están nuestros hermanos y nosotros, preservando un verdadero país. No haber estado, por comodidad, en el lugar debido de nuestras responsabilidades, es la falta nunca autocriticada ni corregida. Toda la vida: CONTESTATARIO EN VEZ DE MUTIMO. Los últimos presencian el espectáculo. Los primeros, asumen la responsabilidad dando a la palabra el verdadero equilibrio crítico con que se nutren países en serio.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por