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  • Industria naval: sin políticas públicas y sin voz propia, el drama de un sector estratégico que pelea en silencio

    » SL24

    Fecha: 01/03/2025 12:01

    Facebook Twitter LinkedIn WhatsApp La industria naval argentina es uno de los sectores más estratégicos y al mismo tiempo más ignorados por el poder político. Pese a ser un país con más de 5.000 kilómetros de costa marítima y una red fluvial clave para la economía, Argentina no tiene políticas públicas sostenidas para potenciar su industria naval, esa que debería abastecer la pesca, la marina mercante y la logística interna. El Astillero Naval Federico Contessi, uno de los más emblemáticos del país, es testigo de cómo el potencial industrial choca una y otra vez contra la indiferencia política y la falta de planificación. En el episodio 25 de Up River, el ciclo conducido por Nicolás Carugatti y Jorge Metz, su presidente Domingo “Vito” Contessi expuso con claridad el drama de una industria que, además de ser ignorada por el Estado, nunca supo construir un relato propio ni explicar su importancia ante la sociedad. Políticas públicas: la gran ausente “En el mundo nadie regala sus recursos naturales sin exigir desarrollo industrial a cambio”, explicó Contessi. Y dio ejemplos concretos: Brasil, ante el hallazgo de petróleo offshore en el Presal, obligó a que las plataformas, barcos de apoyo y logística sean en parte construidos en astilleros brasileños. Esa simple decisión creó casi 100.000 puestos de trabajo en el sector naval brasileño. Noruega hizo lo mismo y es hoy uno de los referentes globales en industria naval offshore. En Argentina, en cambio, no hay ninguna política industrial que vincule la explotación de recursos naturales con la generación de empleo local. “La pesca, la hidrovía y el petróleo offshore son recursos que explotamos sin generar empleo industrial en el país. Todo lo compramos afuera, muchas veces de China”, lamentó Contessi. Esa visión cortoplacista es parte del problema estructural que impide que la industria naval sea protagonista del desarrollo. La autocrítica: los industriales no supieron explicar su rol A lo largo de la charla, Contessi reconoció una deuda pendiente del sector empresario: la falta de comunicación. Mientras otros sectores han construido relatos sólidos sobre su importancia económica y social, la industria naval argentina ha sido históricamente invisible para la sociedad y la política. Mirá también Prefectura reduce el margen de seguridad bajo quilla y aseguran que bajarían los costos de transporte en la Hidrovía “Nosotros nos dedicamos a trabajar y a pelear con el Estado por cada permiso o cada SIRA, pero nunca nos preocupamos por contarle a Doña Rosa qué hacemos, por qué es importante tener astilleros fuertes y qué significa perder nuestra industria naval”, reconoció. Esa invisibilidad social explica por qué muchos políticos y funcionarios ignoran qué es la industria naval, cómo funciona y por qué es clave para un país con el perfil productivo de Argentina. Sin relato y sin presión social, es lógico que el Estado ignore al sector, y que cada medida termine siendo producto de lobbies puntuales, pero nunca parte de una estrategia integral. Sin políticas de Estado, a merced de la coyuntura Contessi también recordó cómo dos medidas aisladas, una de Mauricio Macri y otra de Alberto Fernández, lograron generar un “veranito industrial” en el sector naval, al incentivar la renovación de la flota pesquera con beneficios para quienes construyeran barcos en el país. Esa combinación de incentivos duplicó el empleo de Astillero Contessi y reactivó a otros astilleros privados. Sin embargo, al no formar parte de una política de Estado sostenida, el impulso se frenó cuando cambió la coyuntura económica. “Cada vez que la industria pesquera pierde rentabilidad, las inversiones desaparecen y los astilleros quedan sin trabajo”, explicó. El escándalo del acero y la soledad del industrial Esa falta de un marco industrial claro se combinó con el desastre económico de los últimos años. Contessi reveló cómo, durante el gobierno de Alberto Fernández y Sergio Massa, las trabas para importar obligaron a los astilleros a comprar acero naval al cuádruple o quíntuple de su valor internacional. “Mientras en el mundo la tonelada de acero valía 800 dólares, nosotros tuvimos que pagarla 5000 dólares porque los únicos que tenían stock eran revendedores que especulaban con las SIRA”, detalló. Es decir, el propio Estado generó un sobrecosto monstruoso, que atentó directamente contra la competitividad de la industria. Esa situación, explicó Contessi, no fue producto de la casualidad, sino del desmanejo estructural y la falta de planificación industrial. ¿Hay futuro para la industria naval? Pese a este panorama, Contessi cree que la industria naval argentina tiene futuro, pero requiere tres condiciones básicas: Políticas públicas claras y sostenidas . . Un marco económico previsible . . Y, sobre todo, una voz propia que explique su rol y presione para ser parte de la agenda pública. “Si la industria naval no se hace escuchar y no le explica al ciudadano común por qué es importante que los barcos, barcazas y remolcadores se construyan en el país, vamos a seguir siendo invisibles y el Estado nos va a seguir ignorando”, sentenció. Un mensaje para los industriales El cierre de Contessi fue un llamado de atención para sus propios colegas: “Tenemos que dejar de rascarnos para adentro. Sin una narrativa fuerte, sin una estrategia de comunicación clara y sin mostrar el impacto que genera cada empleo industrial, nadie va a defendernos. Y sin industria naval no hay país marítimo ni fluvial posible”. Con o sin políticas públicas, la batalla por el futuro de la industria naval también se juega en el terreno de la comunicación.

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