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  • ¿Me estás oyendo, inútil?

    » Diario Cordoba

    Fecha: 28/02/2025 17:38

    No recuerdo bien la fecha, aunque calculo que sería a mediados de los noventa… o por ahí. Por aquellos entonces un amigo y colega, a la vuelta de unas vacaciones en México, me habló con pasión de una señora que tenía montado un chiringuito en la capital azteca en dónde amenizaba a la concurrencia con unas rancheras muy peculiares. «Te encantará –me dijo–, ya verás, es muy feminista». A los pocos días, me sorprendió con una copia casera con los mejores éxitos de la doña, y así descubrí a Francisca Viveros Barradas, conocida artísticamente como Paquita, la del Barrio, una de las cantantes más populares del país de los corridos y las rancheras, que ha fallecido hace pocos días en Veracruz, el estado mexicano que la vio nacer. Años después, tuve la oportunidad de verla actuar en vivo y en directo, en su propio local, Casa Paquita, y pude confirmar, con creces, la impresión que me dejaron sus canciones. Aquella señora, entrada ya en años, oronda y con unos ojos tan bellos como tristes, era un auténtico personaje que, sin proponérselo, se había convertido en un icono para la causa de muchas mujeres. Paquita, también conocida como la Guerrillera del bolero, fue una artista hecha a sí misma, que insufló a las letras de sus canciones un estilo muy personal con el que arremetía, sin piedad y por derecho, contra la cultura machista imperante en México, lo que le daría una inmensa popularidad, especialmente entre las mujeres que se sintieron, por primera vez, reflejadas en las historias que contaba. Con una vida sentimental complicada, Paquita fue, por encima de todo, una superviviente del amor y sus demonios. Cuentan las malas lenguas mexicanas que volcó en sus canciones sus propios desengaños con los hombres que había amado. Esos hombres, infieles y abusadores, contra los que se rebelaría abiertamente y sin pelos en la lengua, a lo largo de más de 50 discos con títulos que se explican por sí solos: Bórrate, Piérdeme el respeto, El club de los inútiles, Duro y contra ellos, Frente a frente, No hay mujeres feas, No me amenaces, Las mujeres mandan y un largo etcétera de canciones entre las que destaca la famosa Rata de dos patas, en la que vierte la colección de insultos más larga y prolija que se recuerda en el mundo de la música en español. Dedicada al primer hombre del que estuvo enamorada, y que la engañó de muy malas maneras, le regala lisonjas como las que sigue, sin perder ni un solo segundo la compostura ni la respiración: «Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho, infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija, alimaña, culebra ponzoñosa, deshecho de la vida, maldita sanguijuela, maldita cucaracha, hiena del infierno». En un impasse de la canción soltaba siempre un: «¿Me estás oyendo, inútil?», que se convertiría en su grito de guerra, y también en el de muchas mujeres silenciadas, ninguneadas, hartas de ser las perennes sufridoras, las siempre engañadas, las eternas perdedoras en la vida y en las historias de amor. Cuentan las crónicas que a su entierro asistieron muchas mujeres, de generaciones diversas, que aprendieron con ella y sus canciones, a hacerse fuertes y a no dejarse amedrentar por nada ni por nadie. No pudo dejar mejor legado. Paquita, la del Barrio, descansa, al fin, en paz. *Periodista y profesora de la Universidad Loyola

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