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» Radiosudamericana
Fecha: 28/02/2025 09:23
Viernes 28 de Febrero de 2025 - Actualizada a las: 07:38hs. del 28-02-2025 MUCHO FANATISMO Una fan visitó la casa del guitarrista y se la llevó. La pieza que ya había sido subastada en 1992. El fanatismo por los Beatles no tiene límites, y una reciente subasta lo ha demostrado con un objeto insólito: un pedazo de tostada que habría sido mordido por George Harrison en 1963. La reliquia fue conservada por más de seis décadas y recientemente adquirida por un coleccionista. La historia comienza en 1963, cuando Sue Houghton, una joven fan de los Beatles de 15 años, tuvo la oportunidad de visitar la casa de la familia Harrison en Liverpool. Durante su visita, notó que George había dejado sin terminar una tostada en su plato y, sin dudarlo, la guardó en su bolsillo. Posteriormente, la pegó en un álbum de recortes junto a colillas de cigarrillos y pelusas de la funda de la guitarra de John Lennon. Houghton anotó en el álbum la fecha “2-8-63”, que coincidía con el regreso de los Beatles a Liverpool tras una gira de siete semanas. Décadas después, en 1992, decidió subastar el álbum a través de la casa Christie’s, obteniendo 1.300 libras (unos 1.600 dólares en ese momento) para financiar reformas en su hogar. Una subasta millonaria El nuevo propietario de la peculiar reliquia es Joseph O’Donnell, un coleccionista de recuerdos, quien adquirió la tostada en una transacción cuyo valor no se hizo público. Sin embargo, expertos estiman que el precio podría haberse triplicado desde su primera venta. O’Donnell aseguró que el trozo de pan está enmarcado con vidrio de protección UV de calidad de museo. “Es una historia brillante que es a la vez extraña, histórica y una anécdota que seguiré contando a amigos, coleccionistas y fanáticos de los Beatles”, declaró al Daily Express. La broma entre los Beatles La historia de la tostada llegó incluso a oídos de los propios Beatles y se convirtió en una broma entre ellos. En 1992, George Harrison desestimó la veracidad del objeto en una entrevista con Vox, asegurando entre risas: “¡Me comí todas mis tostadas! ¡Nunca dejé una!”. Por su parte, Paul McCartney recordó en 1999 que sus hijos solían burlarse de él por su costumbre de dejar el desayuno sin terminar, haciendo referencia a la anécdota de la tostada de Harrison. Más allá de su autenticidad, lo cierto es que este peculiar objeto demuestra una vez más el fanatismo inagotable por los Beatles y el valor sentimental que sus seguidores encuentran en cualquier recuerdo de la banda.
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