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Chajari » actualidadadiario
Fecha: 27/02/2025 18:26
Con un video surrealista, Trump plantea expulsar palestinos y transformar Gaza en un paraíso turístico bajo su control y el de Israel Donald Trump ha vuelto a protagonizar un episodio de desmesura mediática con un video generado por inteligencia artificial en el que imagina la Franja de Gaza convertida en un paraíso turístico bajo su control. Publicado en Truth Social, la red social de su propiedad, el video muestra una Gaza reconstruida a imagen y semejanza de los lujosos emiratos del Golfo Pérsico: rascacielos, playas repletas de turistas, hoteles de lujo y, curiosamente, sin un solo palestino a la vista. El expresidente estadounidense, con su característico estilo histriónico, se convierte en el protagonista de esta fantasía inmobiliaria. Aparece bailando en una discoteca, tomando el sol junto a Benjamin Netanyahu y celebrando en lo que parece ser el Trump Gaza, un ficticio hotel de su cadena. No faltan los elementos dorados omnipresentes: desde una estatua gigante de sí mismo hasta souvenirs brillantes con su rostro. Mientras tanto, la banda sonora repite una pegajosa melodía: “Trump Gaza número uno”. Un plan de expulsión disfrazado de inversión Más allá de lo ridículo del video, lo preocupante son los planes que insinúa. Trump propone trasladar forzosamente a la población palestina a Egipto y Jordania bajo el pretexto de que Gaza tardará una década en ser habitable. Su visión, respaldada por el primer ministro israelí, Netanyahu, contempla una transformación del enclave en un centro turístico exclusivo, eliminando de la ecuación a los habitantes originales del territorio. El video inicia con una imagen de Gaza en ruinas, destruida tras más de un año de ofensiva israelí. Pronto, la imagen cambia drásticamente y se convierte en un resort de lujo con turistas, bazares y vida nocturna, pero sin rastros de la población palestina. La omisión es elocuente: para Trump, el problema no es la devastación de Gaza, sino quién la habita. Reacciones internacionales y la narrativa del despojo La respuesta internacional ha sido contundente. La Autoridad Palestina calificó el plan como “delirante”, mientras que Hamás denunció la propuesta como un “llamado a la limpieza étnica”. Países árabes de la región también han advertido que una deportación masiva de palestinos desataría una crisis humanitaria de enormes proporciones. Sin embargo, la propuesta ha encontrado eco en Israel, donde Netanyahu insiste en que ni la Autoridad Palestina ni Hamás deben gobernar Gaza en el futuro. El video no deja dudas sobre el alto grado de narcisismo de Trump. No solo se imagina a sí mismo como el artífice de un plan de reconstrucción que margina a los palestinos, sino que se presenta como el salvador de la región, celebrando en un resort que lleva su nombre mientras el dinero cae del cielo. La visión de Trump no es una solución política ni un plan de paz; es un espectáculo diseñado para reforzar su imagen y alimentar su ego. Un peligroso precedente La puesta en escena de Trump no es solo un ejercicio de propaganda, sino un reflejo de cómo el magnate y sus aliados perciben los conflictos internacionales: como oportunidades para la marca Trump. Convertir una guerra y una crisis humanitaria en un video de autopromoción no solo trivializa la tragedia, sino que normaliza la idea de que el poder económico puede desplazar a comunidades enteras en favor de intereses privados. El delirio de Trump con su “Gaza dorada” deja en claro su visión del mundo: un escenario donde su rostro brilla en cada esquina y donde los problemas se resuelven con transacciones inmobiliarias. Pero detrás de esta fantasía, la realidad sigue siendo cruda: la población palestina continúa sufriendo el asedio, la destrucción y la incertidumbre de un futuro cada vez más incierto.
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