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» Diario Cordoba
Fecha: 25/02/2025 17:38
No hubo 28 de Febrero sin 4 de Diciembre. No hubo referéndum sin un pueblo decidido a cambiar Andalucía comenzando por superar sus dolores, su histórica lacra de desigualdades e injusticias sociales, hasta convertirla en una nacionalidad de mujeres y hombres de luz, donde su gobernanza no nos venga impuesta por Madrid, Bruselas o Washington. Aquel pueblo soñaba con una Andalucía que pedía tierra y libertad, ser sujeto político de su devenir histórico. Una Andalucía enmarcada en un Estado de nacionalidades y regiones, donde la igualdad, la justicia social, la aceptación y reconocimiento fuesen mutuos. Pronto sus sueños se desvanecieron. Las escuelas e institutos quedaron huérfanos de un currículum que enseñara a los niños, niñas y jóvenes andaluces la trimilenaria historia andaluza, desde Tartesos hasta nuestros días. Una matria que ha parido hombres y mujeres en todas las artes y las ciencias. Una Andalucía que aportó el primer renacimiento europeo, mucho antes de que llegase desde Italia. Padecería la vampirización de latifundistas, terratenientes y caciques malvendiendo sus ricos suelos, agricultura, y extraordinario subsuelo, minería, al capital extranjero, lo que causó el empobrecimiento y miseria de su pueblo. Pronto el Gobierno español, siguiendo el guion de la Unión Europea, convirtieron a Andalucía en espacio de ocio y turismo, y de defensa, frontera y gendarme del Sur. Una política que esquilmó a su escasa industria, que favorecía unas rentas más adecuadas para el bienestar de sus gentes. Anteriormente, el franquismo se encargó de sangrar a su población exportando mano de obra barata para enriquecer a otras latitudes, sembrando el suelo patrio de bases militares americanas, y cementerios nucleares y residuos tóxicos. Esos gritos del 4 de diciembre de 1977 y del 28 de febrero de 1980, de un pueblo esperanzado en obtener una autonomía plena con un autogobierno andaluz, se fueron desinflando y desmotivando con décadas de gobiernos autonómicos formados por partidos centralistas dirigidos desde Madrid. Hoy, cuarenta y cinco años después del referéndum del 28F, hay 3,2 millones de andaluces en riesgo de pobreza y exclusión social (EAPN). Seguimos en el lamentable ranking de barrios con mayor pobreza de todo el Estado. Datos nada extraños al ser una de las comunidades con menor renta per cápita, estar a la cabeza del paro y a la cola a nivel de sueldos y pensiones (según los datos de la agencia tributaria una andaluza cobra 4.200 euros menos anuales que la media del resto del Estado). El gobierno andaluz, en nombre de la libertad de elección, consagra la privatización progresiva de la educación, lo que genera desigualdades sociales. Entre los años 2018 y 2023 el número de clases en la escuela pública ha descendido un 5,9%, mientras que en los centros concertados las unidades se han incrementado en cinco puntos porcentuales (dato de CCOO.). La sanidad pública sufre un grave deterioro, iniciándose los recortes en 2010 bajo el Gobierno del PSOE. Hoy se profundiza con la privatización de la misma, acentuada desde la entrada de los últimos gobiernos del PP. Andalucía pasa de la décima posición en 2010 a la decimoséptima en 2023 (FADSP). «Andaluces, ha llegado la hora de que Andalucía despierte y se levante para salvarse a sí misma» (Blas Infante).
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