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  • Subrogación de vientres: investigan a una abogada y a la “agencia” vinculadas al bebé rechazado en Córdoba por una francesa

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 25/02/2025 02:32

    El lugar donde nació el bebé en noviembre pasado Un niño sietemesino nació en noviembre pasado la capital provincial y presentó ciertas complicaciones tras el parto: problemas respiratorios propios de los bebés prematuros y cuestiones neurológicas. Permaneció más de dos meses allí, internado en el área de Neonatología, hasta recibir el alta en enero. La gestante, una mujer universitaria de clase media, permaneció a su lado a lo largo de la tensa espera y la pelea día a día que supone para un prematuro en recuperación. Sin embargo, luego dijo: “A mí me pagaron por tener a este bebé”. Cierto, el chico nació de un vientre subrogado. El vacío en la legislación argentina permite la subrogación. Lo que la ley no permite es vender un vientre. Una mujer en Francia había encargado el embarazo, realizado por fertilización in vitro, con el esperma de un donante anónimo. La mujer francesa rechazó el bebé dados los problemas que presentó al nacer. Y, en el medio de esta historia, entró una abogada. María N. es su nombre, con domicilio en Boulogne: sus datos completos no son publicados en este artículo para no entorpecer la investigación en su contra. La abogada llegó a Córdoba con un planteo peculiar. Una alta fuente del caso aseguró a Infobae: “Dijo ser la representante de la madre. Aseguró que hay un contrato de gestación. Quería llevarse el bebé a Buenos Aires”. Desde ya, no se lo permitieron. El fiscal federal Enrique Senestari (Gentileza El Día) Las autoridades del sanatorio donde nació vieron que podría existir un delito gravísimo: trata de personas. El fiscal federal Enrique Senestrari, con jurisdicción en la zona, tomó el expediente. Y la gestante del bebé -que hoy se encuentra bajo guarda provisoria a cargo del Estado, protegido por una familia- declaró en cámara Gesell. La abogada no fue detenida en Córdoba. Sin embargo, enfrentó una requisa, donde se le secuestró su teléfono y una suma en dólares que, suponen investigadores, sería para pagarle a la mujer que dio a luz al niño. No era la primera vez que Senestrari enfrentaba una subrogación vendida. Junto a su colega Carlos Gonella, el año pasado pidieron la detención de nueve sospechosos de captar a mujeres vulnerables para oficiar de vientres subrogantes en procesos de fertilización asistida para terceros. Entre los acusados hay directivos de dos clínicas de Córdoba, médicos, psicólogos y abogados que participaron en el proceso. La llegada de la abogada María N., por otra parte, encendió otras alarmas. Senestrari remitió a la PROTEX y a la fiscal Mangano la investigación de Córdoba al comprobar que María N. ya había sido acusada en un expediente en los tribunales de Comodoro Py, a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti. Imágenes online de Sudamérica Surrogacy En esa causa -que llevó en octubre del año pasado a una serie de allanamientos- se investiga una red de turismo reproductivo, con cinco “agencias” que supuestamente vendían oscuros servicios de madres argentinas a posibles padres en Europa y Australia, un expdiente con al menos 17 sospechosos entre abogados y escribanos. La red, incluso, llegaba a una serie de reconocidas clínicas de fertilidad. Las agencias eran capaces de cobrarle 50 mil dólares a personas interesadas. Las madres argentinas recibían USD 10 mil, con un plus si aceptaban un parto por cesárea. La abogada y la agencia Entre estas agencias, se encontraba una llamada Sudamérica Surrogacy, vinculada a la abogada María N., que ofrecía sus servicios abiertamente en Instagram. El 19 de diciembre pasado, la fiscal Mangano pidió que María N. sea citada a declarar por ocho hechos de trata de personas, entre otros delitos, como insertar declaraciones falsas en un documento público. Información comercial consultada por este medio revela que, curiosamente, la marca de la “agencia” se encuentra registrada a su nombre. “Estas agencias investigadas difundían sus servicios a través de distintas vías de comunicación en el extranjero, tomando de ese modo contacto con parejas que deseaban tener hijos, pero que no podían llevar adelante un embarazo. A estos les ofrecían un ‘servicio’ -que en algún caso, por ejemplo, era denominado ‘Programa Argentina’- con un valor aproximado de USD 50.000. Este incluía la selección de la persona gestante, la adquisición de los embriones a implantar, el tratamiento en sí mismo, los controles regulares del embarazo y el posterior parto”. La fiscal Alejandra Mangano, que investiga el expediente (Maximiliano Luna) “En cuanto a la inscripción registral del niño/a, las empresas involucradas en el negocio aprovechaban el deficitario contralor previsto en la Disposición 122/DGRC/20 del registro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lugar donde se realizaban las inscripciones, incluso cuando las personas gestantes residieran y se hubieran hecho el tratamiento en otras provincias del país”, asegura un documento del expediente. La Ley y la madre La palabra “madre” no es tan sencilla en esta historia. La terminología divide el rol en “gestantes”, las mujeres que llevan en sus vientres a los bebés, y “comitentes”, quienes pagan el embarazo. “La otra cara de este negocio era el reclutamiento de las mujeres gestantes. Las agencias las contactaban en general a través de redes sociales y, aprovechándose de sus necesidades socioeconómicas y su cuadro de vulnerabilidad, les ofrecían dinero a cambio de su embarazo”, explicaron las fuentes consultadas por este medio. Y siguieron: “Les exigían dos requisitos, no ser mayores de 36 años y ya haber gestado con anterioridad, y les ofrecían aproximadamente USD 10.000, más un plus si el parto era por cesárea -que podía variar entre los mil y dos mil dólares más- y USD 250 por cada mes de embarazo". Documento del caso: la ruta de embriones de Sudamérica Surrogacy “En caso de que por cualquier circunstancia la gestación fuera interrumpida, las empresas involucradas se negaban a devengar cualquier pago, salvo los meses que ya habían sido abonados”, sigue el expediente. El planteo de la agencia vinculada a la abogada investigada, donde también operaban otra letrada y un escribano, era al menos ambicioso. “Nos complace anunciar que SudAmerica Surrogacy estará presente y patrocinará las conferencias internacionales sobre subrogación uterina transfronteriza en Auckland y Brisbane”, aseguraron en Instagram a mediados de marzo de 2024, meses antes de que la causa en su contra explotara, un literal desembarco en Nueva Zelanda y Australia. “Estos eventos reúnen a destacados expertos globales en subrogación uterina, y SudAmerica Surrogacy estará en el centro de la conversación, compartiendo conocimientos y colaborando con líderes de la industria”, sigue el post. En las imágenes, puede verse un panel de ocho médicos. A mediados de junio de 2024, ofrecieron un seminario web en francés sobre la “situación legal” en Argentina. Los papeles de la investigación Los abogados investigados por la PROTEX son tres, además de María N. y “trabajaban con las agencias, y representantes de las clínicas”. Según la causa: “Hacían firmar a la gestante y los comitentes los denominados ‘consentimientos libres e informados’. Estos eran posteriormente protocolizados por, entre otros, los escribanos públicos”. Borrar cualquier rastro de un supuesto pago, el principal delito que se investiga, era esencial. “En estos instrumentos se volcaba información falsa con el propósito de lograr la inscripción registral sin tener inconveniente alguno, a punto tal que declamaban el supuesto carácter ‘solidario’, negando expresamente la existencia de una retribución económica hacia la gestante y obligaban a las ‘partes’ a mantener estricta confidencialidad sobre los términos del consentimiento”, apuntó la fiscal Mangano. El rastro de papeles recuperado por la PROTEX vincula a Sudamérica Surrogacy con una clínica de fertilidad en particular, con embriones generados en Irlanda. Insólitamente, la agencia estaba abierta a puntaje en Google: allí, una mujer aseguró haber sido engañada cuando ofreció subrogar su vientre: “Cero confiables y poco profesionales, no pagan las prepagas que ponen a tu nombre y dejan la deuda”. Según sus dichos, se tuvo que pagar el ácido fólico, clave para la gestación. Infobae intentó comunicarse con María N. a los números que adjuntó en su ficha del Colegio de Abogados bonaerense para conocer su versión de los hechos, sin recibir respuesta. Todavía espera ser indagada por la Justicia federal. La mujer francesa que encargó al chico y lo rechazó, por lo pronto, ya fue identificada por la Justicia argentina.

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