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  • ¿Qué sobra y qué falta en la alimentación de los menores de 3 años en Argentina?

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/02/2025 05:13

    Un estudio analizó la dieta de los niños menores de 3 años en Argentina y reveló déficits en hierro, calcio y vitaminas esenciales (Imagen Ilustrativa Infobae) Entre el primer y el segundo año de vida, el momento en que un niño o niña se suma a la mesa familiar marca más que una simple transición en su alimentación: es el inicio de hábitos que pueden acompañarlo toda la vida. Lo que se come en esos primeros platos compartidos moldea las preferencias y define la calidad nutricional de una etapa clave del desarrollo. Una reciente investigación del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), basada en los datos de la encuesta ENNYS II, reveló en 2024 qué nutrientes abundan y cuáles escasean en la dieta de los niños de 0 a 3 años en Argentina, trazando un mapa preciso de carencias y excesos que pueden tener impacto a largo plazo. El estudio reveló que, en Argentina, la alimentación de los niños de 12 a 24 meses enfrenta un desafío silencioso pero profundo: la falta de nutrientes esenciales en una etapa decisiva para el crecimiento. La baja ingesta de hierro, el déficit de Omega 3 y las carencias de vitaminas D y B9 (ácido fólico) dibujan un panorama de ausencias que pueden dejar huella en el desarrollo. A esto se suma un déficit de calcio, vinculado a una dieta con escasa diversidad y al menor consumo de alimentos fortificados, como los lácteos, cuyo descenso en la mesa familiar se convirtió en un dato alarmante. Cuál es la dieta de los niños pequeños Especialistas recomendaron fortalecer la educación alimentaria para mejorar la calidad de la dieta infantil (Imagen Ilustrativa Infobae) Los primeros años de vida son una etapa crítica para el desarrollo, y la alimentación juega un papel fundamental en la formación de hábitos y en la construcción de una base sólida para la salud futura. Sin embargo, en Argentina, los datos reflejan importantes déficits nutricionales en la dieta de los niños pequeños, asociados a múltiples factores, como la falta de acceso a alimentos adecuados, el desconocimiento sobre alimentación saludable y la disponibilidad de productos con baja calidad nutricional. Existen deficiencias nutricionales que, si son mantenidas en el tiempo, pueden afectar el potencial de desarrollo físico, cognitivo y neurológico. “Es importante estudiar la realidad y tomar decisiones a partir de evidencia científica, por eso intentamos constantemente investigar y extraer conclusiones que nos sirvan para sugerir intervenciones y mejorar la realidad en términos de patrones de alimentación de nuestra población”, explicó a Infobae el investigador y profesor de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Católica Argentina (UCA) Sergio Britos, y director de CEPEA. Especialistas advirtieron sobre la baja diversidad alimentaria en la primera infancia y su impacto en el desarrollo (Imagen Ilustrativa Infobae) Según los datos relevados por CEPEA, la dieta de los niños pequeños en Argentina se caracteriza por: Déficit de Omega 3 y vitaminas D y B9 (ácido fólico) : la baja presencia en la dieta de alimentos como huevo, lácteos, pescado y vegetales de hoja verde, limita la incorporación de ácidos grasos esenciales y la absorción de estas vitaminas claves para el crecimiento y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Déficit de calcio : un consumo inadecuado de lácteos y otras fuentes vegetales de este mineral limitan su ingesta, crítica para el desarrollo óseo y múltiples funciones del organismo. Baja ingesta de hierro: el consumo insuficiente de alimentos ricos en hierro, como carnes magras y legumbres, incrementa el riesgo de deficiencia, clave para un adecuado desarrollo cognitivo. Investigadores señalaron que el consumo de lácteos no fortificados limita la ingesta de calcio en niños pequeños (Imagen Ilustrativa Infobae) Baja diversidad alimentaria: la alimentación de muchos niños no incorpora la suficiente variedad de frutas, verduras y cereales integrales, comprometiendo el aporte de fibra, vitaminas y minerales esenciales. Consumo de leche de vaca sin fortificar: los niños mayores de 1 año, muchos de los cuales ya no suelen practicar lactancia materna o esta es marginal, terminan incorporando leche de vaca en su alimentación, en gran medida en sus formas no fortificadas, mientras que las fórmulas infantiles que están específicamente adaptadas a las necesidades nutricionales de esa etapa registran bajos niveles de consumo, cuando por su composición podrían equilibrar carencias y excesos de nutrientes en la dieta en comparación con el aporte de la leche de vaca. “Estos datos se desprenden de una investigación a partir de la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, que ya habíamos presentado en 2024, sobre la que seguimos extrayendo conclusiones y aprendizajes. La evidencia científica disponible tiene que servirnos como sociedad para ser conscientes de la problemática y comenzar a tomar mejores decisiones nutricionales para los niños pequeños, tanto en el hogar, en las escuelas, como desde el diseño de políticas públicas orientadas a facilitar el acceso a alimentación de elevada calidad nutricional”, explicó el experto Britos. Cómo mejorar la nutrición de los niños pequeños La falta de Omega 3, vitaminas D y B9 en la alimentación infantil podría afectar el crecimiento y la inmunidad (Imagen Ilustrativa Infobae) Para contrarrestar esta situación, especialistas en nutrición proponen estrategias que faciliten una alimentación más equilibrada y adaptada a las necesidades infantiles. Para optimizar la alimentación de los niños pequeños y garantizar un crecimiento saludable, CEPEA propone una serie de pautas clave: Fomentar la lactancia materna hasta los 2 años, complementada con una alimentación adecuada a partir de los 6 meses. En casos donde no sea posible, las fórmulas infantiles son una opción nutricionalmente más completa que la leche de vaca en niños mayores de 1 año. Incluir más frutas y verduras variadas , priorizando una diversidad de colores para garantizar la ingesta de suficientes vitaminas y minerales. Incorporar proteínas de calidad , como carnes, huevos, legumbres y lácteos, para favorecer el crecimiento y el desarrollo muscular. Aumentar la ingesta de fibra , reemplazando progresivamente harinas y cereales refinados por sus versiones integrales, más ricas en fibra y micronutrientes. Reducir el consumo de azúcar y sal , evitando su agregado en los primeros años de vida para prevenir la predisposición a alimentos ultraprocesados de baja calidad nutricional. Educar a familias y cuidadores, brindando acceso a información confiable sobre alimentación saludable y fomentando hábitos positivos desde la infancia. Obesidad infantil en Argentina: un podio triste La escasa presencia de frutas y verduras en la dieta infantil compromete el aporte de fibra y micronutrientes (Markus Scholz/dpa) A pesar de los déficits nutricionales detectados, la malnutrición en la infancia no solo implica carencias, sino también excesos. Argentina se encuentra entre los países con los niveles más altos de obesidad infantil en América Latina, una tendencia que preocupa a los especialistas en salud pública. Según un reciente informe de Unicef, el 16,9% de niños, niñas y adolescentes en el país tienen obesidad, mientras que el 12,6% de los menores de 5 años presentan sobrepeso. Estas cifras colocan a Argentina entre los cinco países de la región con mayor prevalencia de esta problemática. En un contexto en el que la Ley Nacional 27.611 de “Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia”, más conocida como Ley de los 1000 días, se encuentra vigente en Argentina, los especialistas destacan la importancia de garantizar una nutrición adecuada en los primeros años de vida. Esta normativa busca proteger y fortalecer la salud de las personas gestantes y de los niños hasta los tres años, promoviendo el acceso a una alimentación de calidad. En Argentina, la obesidad infantil coexiste con déficits nutricionales, según un informe de Unicef (Imagen Ilustrativa Infobae) En línea con este enfoque, las guías alimentarias recomiendan complementar la lactancia materna con la incorporación progresiva de alimentos adecuados a partir de los seis meses. Sobre la relevancia de esta etapa, el profesor Britos advirtió: “Nunca se vuelve a crecer, a desarrollar la inteligencia futura, el sistema inmunológico ni a formar hábitos saludables como en los primeros dos años de vida”. El análisis de CEPEA determinó que la combinación de una alimentación complementaria deficiente y el consumo de leche de vaca sin fortificar lleva a: Ingesta elevada de calorías, grasas, azúcares y sodio , factores de riesgo para la obesidad. Consumo excesivo de proteínas , lo que puede representar una mayor carga renal y predisposición a la obesidad en el futuro. Déficits de vitamina D, Omega-3 y zinc, nutrientes esenciales para el desarrollo del sistema inmunológico y el crecimiento. El sobrepeso infantil es multicausal La ingesta elevada de azúcar y sodio en la primera infancia es un factor de riesgo para enfermedades metabólicas (Mascha Brichta/dpa) Expertos de PROFENI (Profesionales Expertos en Nutrición Infantil) destacan que construir hábitos saludables en la infancia no solo implica mejorar la alimentación, sino también promover el bienestar general a través de diferentes prácticas cotidianas. Para ello, sugieren las siguientes recomendaciones: Alimentación variada y equilibrada: incluir alimentos de todos los grupos, priorizando opciones con alta densidad nutricional como frutas, verduras, legumbres, carnes magras, lácteos fermentados (como el yogur), cereales integrales y agua como bebida principal. Establecer rutinas alimentarias: realizar comidas en horarios regulares, compartirlas en familia y evitar distracciones como pantallas durante la alimentación. Fomentar la vida activa y el tiempo al aire libre: la OMS recomienda al menos una hora diaria de actividad física para niños y adolescentes. El juego y el movimiento son fundamentales para el desarrollo integral. Dar ejemplos saludables: los niños aprenden por imitación, por lo que es clave que los adultos incorporen hábitos positivos en su vida diaria. Implementar políticas públicas para fomentar hábitos saludables: escuelas, instituciones y gobiernos deben trabajar en conjunto para garantizar el acceso a alimentos de calidad y la promoción de la actividad física. La Ley de los 1000 días busca garantizar una nutrición adecuada en la primera infancia en Argentina (Imagen Ilustrativa Infobae) El grupo de nutricionistas de PROFENI también recomienda estrategias concretas para familias y educadores, como involucrar a los niños en la preparación de las comidas, evitar el uso de alimentos como premios o castigos y promover espacios libres de tecnología para fortalecer la interacción familiar. En este contexto, los especialistas coinciden en que mejorar la alimentación en la infancia no solo impacta en el crecimiento y desarrollo de los niños, sino que también es una herramienta clave para la prevención de enfermedades a largo plazo. La evidencia científica disponible respalda la necesidad de fomentar una alimentación variada, equilibrada y adaptada a las necesidades nutricionales de cada etapa de la vida.

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