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» El Ciudadano
Fecha: 23/02/2025 15:24
Por David Ferrara, fotos de Juan José García El amor después del amor. El festejo después del festejo. El momento de vanagloriarse, de darse una palmadita en la espalda, un golpe en el pecho, de mirar alrededor y ver sólo alegría, color, locura, en esas comuniones cada vez más difíciles de hallar, la unanimidad, el ser parte de algo grande, que sabemos que está dentro, pero que una vez más es necesario exteriorizar porque no son comunes estos momentos en los que nadie se queja, en los que nadie se lamenta por algo o se muestra en desacuerdo. Y hay que saber disfrutarlos. Y si algo sabe Central y su gente es disfrutar de los clásicos ganados, en vivir su alegría, en encontrar la picardía, la gracia, también la crueldad y apretar ahí. Si total, la mala ya se conoce, ya estuvo e inexorablemente en algún momento volverá. Pero no es ahora. Ahora se le ganó otra vez a Newell’s, ahora son + 20, y todo vale en el color, en los festejos, en el cancionero, en la niebla que cubre el Gigante, que genera una capa de invisibilidad que sin embargo muestra todo. Es humo también. Sí es humo. Encanta el humo porque es producto de otro éxito merecido. Es fuego, sí, es fuego. Por eso es la pasión. Y es antes el festejo, y es el ingreso más majestuoso del mundo, y es a los 5 con el gol, (que digo gol, golazo), y es a los 20 (claro). Y son los bebés, y otra vez la niebla modo londinense, efecto Premier League. Y fue también un rato de sufrimiento, porque esto es Central. Pero hay punta de la tabla y hay victoria post clásico para no traer al recuerdo aquellas maldiciones. Y hay ilusión. Porque ganar los clásicos es muy importante, es lo que se anota primero en el calendario, pero en estos tiempos que algunos se niegan a ver, en Central también hay otros objetivos (no confundir con la frase de los amigos). A veces alcanza y a veces no. Pero cuando el humo se disipe, Central mirará a todos desde arriba.
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