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  • Las Bahianas de Marí Marí: Historia pasional de un grupo con décadas de hermandad

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 23/02/2025 14:52

    Hay un par de comunes denominadores en el grupo de Bahianas de Marí Marí: por un lado, es muy pero muy raro que una Bahiana haya salido antes de ser una Bahiana, y al mismo tiempo una vez que se ponen ese traje no lo cambian por ningún otro más y no lo dejan por nada del mundo. De esta manera, se forma un grupo compacto y fiel a la escuadra y a ellas mismas, tanto es así que hay Bahianas que hace casi 35 años que salen en el Carnaval del País. La edición 2025 encuentra en este grupo a Mariela Medina, Ximena Almirón, Julieta Majul, Susana Villegas, Natalia Cristaldo, Elizabeth Traba, Silvia Quiroz y en el banco de suplentes a Liliana Marín. Algunas de ellas, inclusive no viven acá en Gualeguaychú, y esta temporada tienen a una que vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y otra desde más lejos aún: Caleta Oliva. Sin embargo, todos los veranos que Marí Marí sale a la pista dicen “presente” y vienen todos los fines de semana. Ah, porque me olvidaba del tercer y último detalle de las Bahianas: a ninguna ni siquiera se le cruza por la cabeza salir en otra comparsa que no sea Marí Marí. En otras palabras, es imposible ser una Bahiana sin tener un auténtico fanatismo por los colores rojo y negro y una fidelidad indestructible con el grupo. Ahora ElDía conversó con Mariela Medina, Ximena Almirón, Julieta Majul, Susana Villegas (la que más tiempo lleva es 34 años y la que menos 16 años) y Liliana Marín, maquilladora de la escuadra y que ahora reemplaza a la que no pueda asistir por alguna casualidad o situación impostergable, como puede ser el casamiento de una hija. La pregunta del encuentro es sencilla: ¿Qué hay que tener para ser una Bahiana? “No es un traje que te toca por descarte, sino que para portarlo hay que ser una Bahiana. Nosotras no salimos en el Carnaval para lucirnos, sino que nuestra función y responsabilidad es lucir el traje”, coincidieron en el concepto. En el caso de Mariela Medina, ella está en la escuadra desde 1991. Sus recuerdos llevan a un día en que José Luis Gestro le mostró un boceto de un traje y le dijo que era para ella. Nunca había salido en el carnaval e inmediatamente dijo que si, sin saber que ese día iba a sellar su destino para el resto de su vida carnavalera. Con Ximena Almirón, su caso ya es una cuestión de legado ya que su madre, Graciela Ramírez, también fue una Bahiana. También comenzó a comienzos de los '90 y ya lleva más de 30 años desfilando esos trajes únicos en su estilo. Julieta Majul se crió a pocas cuadras de Central Entrerriano, y su vida y la de su familia está atravesada por los colores rojo y negro. Siempre fue su sueño ser Bahiana, y cuando su hermana la comenzó a provocar con que jamás iba a cumplir su sueño se presentó en el taller y pidió un traje de Bahiana. “Fue en 1997. Dije que necesitaba ganar una apuesta de honor, y al principio me dijeron que era muy bajita, pero cuando me calcé el traje, caminé y bailé aceptaron que saliera”, rememoró antes de contar que tuvo la suerte de salir esa primera vez con traje que usaba esa temporada Graciela Ramírez. Finalmente, Susana Villegas ingresó a las Bahianas con una de esas historias típicas de estar en el lugar indicado en el momento justo: “Nunca había salido en el carnaval, y siempre venía a la comparsa a acompañar a un amigo que si salía desde hacía muchos años. Un día que necesitaban reemplazar a una de las chicas me preguntaron si me animaba a salir de Bahiana. Fue una noche de febrero y ya había visto todas las salidas de enero. Entonces dije que sí, y desde ese día no puede dejar de salir jamás. Es una pasión que no se puede explicar, pero que te lleva a descubrir una auténtica pasión cuando ingresás a este mundo”, afirmó. Ser o no ser Bahiana No es fácil ser una Bahiana, de hecho es todo lo contrario: esos vestidos grandilocuentes y majestuosos no sólo que no son fáciles de llevar sino que son complicados de manipular ante el inconveniente más pavo, como, por ejemplo, que te pique la rodilla. Sin embargo, todas coinciden que en cuanto ponen un pie en la pasarela nada de todo eso importa. Ya no duele ni pica nada, la adrenalina comienza a fluir por el torrente sanguíneo y las Bahianas comienzan a desplazarse por el Corsódromo como si volaran a pocos centímetros del asfalto, en parte por el efecto que crean esas enormes faldas rígidas y en parte también por el espíritu que cada una le imprime a su presentación. Las Bahianas son un sello de Marí Marí, y si bien alguna comparsa incluye hace algo parecido en alguna escuadra, nadie concibe a “La Aplanadora” sin sus bahianas. Sin importar el director que llegue a Marí Marí, las Bahianas tienen que estar a como dé lugar. No existe siquiera una discusión al respecto. “Creemos que nadie podrá sacar a las Bahianas, y creemos también que a ningún director se le ha cruzado por la cabeza hacerlo. Somos grandes defensoras de las Bahianas porque son el ícono de la comparsa. Por eso es imposible que nos saquen”, remarcaron. El concepto y el término bahianas vienen del carnaval de Brasil, y es un elemento importado que adoptado por la comparsa del Club Central Entrerriano. Una de las mayores impulsoras fue Nelita Bermúdez de Irigoyen, el alma mater de Marí Marí. Según ella, las Bahianas tenían que girar todo el tiempo. Así que cuando pasaban delante de ella, todas giraban sin parar. “Llenamos de tierra a todo el mundo”, mencionan todas de manera risueña, dando paso con esa frase a uno de los grandes apodos que han tenido: “Las Barredoras”. “Natalia Miño (responsable de la puesta en escena de Marí Marí) nos contó que la bahiana representa algo muy importante en el Carnaval de Brasil. Son las primeras que entran vestidas de blanco y arrojan pétalos blancos para pedirle permiso al Rey Momo poder empezar el carnaval. Esa es la mística que tienen las bahianas”, explicaron a Ahora ElDía. Para ejemplificar el peso que las Bahianas tienen dentro de Marí Marí, son las únicas que tienen una remera que las identifica: las que usan este año tienen el clásico “Ítaca” en la parte frontal y en la espalda la leyenda “Bahianas”, a la misma altura que los futbolistas ponen su apellido en la camiseta. Si bien funcionan como un bloque compacto en el cual todas están espalda contra espalda para enfrentar a la pasarela, durante el resto del año no se ven tanto, aunque no por eso quiere decir que el vínculo no permanezca fortalecido durante los tiempos entre carnaval y carnaval. “Estamos mucho por teléfono, con el grupo de WhatsApp, pero cuando a alguna de las chicas le pasa algo, siempre estamos para apoyarla. No estamos todo el tiempo prendidas una de las otras o viéndonos siempre, pero cuando alguien nos necesita o si hay alguna que la está pasando mal”, sostienen. El presente de las Bahianas Este año, en Ítaca, las Bahianas representan a las olas y el mar que hizo naufragar a Odiseo, en el medio de ellas se mueven las sirenas que son sus cantos hipnotizan a los marineros y los hacen naufragar, por eso el destaque el barco en medio de esa escuadra. Siendo un grupo tan compacto y duradero a lo largo de los años, la llegada de alguien nuevo las pone a todas en situaciones diferentes: mientras que algunas abren de manera tímida los brazos a las nuevas, otras se inclinan más a la rigidez marcial para marcar terreno. En otras palabras, la aplicación del viajo y querido derecho de piso. A modo de ejemplo, Liliana Marín, quien está ahora de suplente y que fue la maquilladora de las Bahianas durante muchos años, se ganó la confianza del grupo, al cual bautizó con el nombre de “El Sindicato”. “Ellas son El Sindicato de las Bahianas. Todo el mundo dice que no te metas jamás con una Bahiana, porque cualquiera que se meta con alguna se va a terminar metiendo con todas. Son así, se quieren y se precian mucho, y siempre se cuidan entre ellas”, explicó a Ahora ElDía. Desde hace un par de años, salen del club maquilladas y recién se ponen su traje cuando llegan a las inmediaciones del Corsódromo. Sin embargo, durante muchísimos años salían desde la sede de Central Entrerriano ya vestidas, algo que provocaba un inconveniente que hasta hoy en día causa gracia: “Nuestros trajes son tan amplios y anchos que no podíamos ir por las vereda, entonces caminábamos todas juntas por la calle, algo que provocaba que los autos nos tocaran bocina porque estaban obligados a ir a nuestro paso. Y nosotras siempre nos mantuvimos juntas, no nos importaba nada. Nosotros somos las Bahianas de Marí Marí, y si tienen que esperar, que esperen”, enfatizaron de manera risueña. Imponen presencia y respeto entre todos los integrantes de la comparsa, los cuales todos en mayor o menor medida saben que siempre es preferibles tenerlas de su lado antes que en contra. Quizás no sean las reinas de la comparsa, pero si son parte de la monarquía rojinegra. Son las dueñas del patio y las patronas de la vereda, porque cada vez que una Bahiana entra a la pasarela, las tribunas quedan embelesadas con sus movimientos, con la destreza con la que manejan sus trajes, con la elegancia de sus movimientos y la gracia de sus gestualidades. Si bien el dicho dice que sin Marí Marí no hay Carnaval, un paso más atrás deberíamos decir una verdad sincera: sin Bahianas no hay Marí Marí, por lo tanto si se sigue la lógica de la primera frase, por carácter transitivo sin ellas tampoco hay Carnaval.

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