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» La Capital
Fecha: 23/02/2025 10:24
Vienen de trayectoria en el agro, pero en pandemia adquirieron tres vehículos para expendio de comida y bebidas con los que recorren eventos de la región. Martín Bonetto dedicó gran parte de su vida al sector agropecuario y a la política, siguiendo de cerca los pasos de su padre, René Bonetto, un histórico dirigente radical ex titular de Federación Agraria. Pero su pasión por el campo no le impidió apostar a un nuevo rubro, cuando le llegó la oportunidad de emprender un negocio junto a sus sobrinos, Tomás y Franco Perosio . Fue en pandemia que los jóvenes adquirieron un vehículo que repararon y acondicionaron como foodtruck de bebidas, con canillas para expendio de cerveza, gin, sidra y próximamente vino . “Arrancaron ellos dos y me propusieron participar y dije que sí”, contó Martín en diálogo con Negocios. Una vez listo el foodtruck salieron al ruedo a final del 2021 y hoy cuentan con tres unidades con las que recorren toda clase de eventos: recitales, casamientos, cumpleaños y ferias. Hangar 18 es la marca que reúne a las tres propuestas móviles, una de bebidas, una combi exclusiva de sushi y una que alquilan como comodín para diferentes usos . La premisa del tío y sus sobrinos es atender los distintos pedidos que les llegan y tratar de sentar presencia en eventos masivos que son relevantes para ganar visibilidad. “ Venimos de participar del YPF Rosario Challenger en el Jockey Club por nuestra cuenta . Nosotros queríamos estar presentes y nos arriesgamos, por suerte salió muy bien. Acompañamos con nuestra marca los siete días y tuvimos un muy buen desempeño en lo que es bebida, que siempre rinde más en ganancias porque los márgenes que podés sacar son mayores que vendiendo comida”, consideró Franco Perosio. Además, la comida tiene asociados gastos extras como su elaboración y los costos de mantener la cadena de frío. Por eso, al momento de pensar una opción para trabajar el rubro comidas se inclinaron por el sushi, ya que lo compran preparado y es fácil de despachar. Esta es una opción muy valorada en fiestas privadas y les permite acceder a un segmento de clientes premium . Canillas Hangar.jpeg Tomás Perosio muestra la canilla para servir gin desde su foodtruck. Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital. Facturación y rendimiento Mientras que en lo que son fiestas privadas, los pedidos que reciben son de clientes particulares a quienes les hacen sus cotizaciones y a los eventos públicos llegan a través de la Cámara de Foodtrucks. En este caso, los emprendedores deben abonar a cambio una comisión a la entidad que ronda el 15% de la facturación, pero prefieren esta segunda opción ya que son ediciones masivas y, por ende, más redituables. “Propuestas públicas como el Festival Faro o festivales de folklore, de cumbia, se mueven muy bien. En el segmento privado, tratamos de apuntar a propuestas grandes como fue el Challenger u otros eventos deportivos que atraen mucho público y no tanto a cumpleaños o festejos más chicos”, contó Tomás. Los costos de tener un foodtruck son grandes, ya que requieren de un mantenimiento asiduo con especialistas del rubro. “Tenemos un equipo con el que trabajamos de forma fija y que están preparados para manejarla, conectar las mangueras, el gas y que funcione todo bien. El staff incluye una barwoman, que es la encargada de armar los tragos, más un sushiman. Después el foodtruck comodín lo contratan como estación de helados, para servir champagne, en ese caso alquilamos el vehículo, pero no nos hacemos cargo de la producción. Por llevarlo hasta el lugar y dejarlo estacionado cobramos u$s 200 y si suman personal, son entre $30 mil y $40 mil la hora de cada empleado”, detalló Tomás Perosio. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Hangar18 - Bares Móviles (@hangar18beertrucks) Muchos eventos por recorrer Para comprar las dos primeras unidades, en plena pandemia, Franco y Tomás sacaron un crédito. El primer foodtruck lo pagaron $1.400.000 y el segundo solo $300 mil ya que estaba en muy malas condiciones. Igualmente les hicieron arreglos pertinentes y le sumaron el diseño ploteado con la misma identidad. En menos de un año de trabajo devolvieron el dinero prestado y empezaron a generar ingresos, volviéndolo un emprendimiento rentable. Aunque todos tienen sus trabajos por fuera, destacan que lo más importante es “pasarla bien juntos” recorriendo distintas localidades de la provincia como San Lorenzo, Capitán Bermúdez, Luis Palacios, Serodino e Ibarlucea. Un plan a futuro, tal como cuenta Martín, es abrir un patio de comidas y bebidas donde poder dejar las combis estacionadas, con Funes como posible plaza. Pero consideró que todavía tienen muchos kilómetros que recorrer para acercar su propuesta a nuevos públicos. “Buscamos siempre trabajar con primeras marcas y ofrecer opciones variadas al público, gin de la fábrica Ánfora que usa de base el estilo London Dry o sidra vasca Txapela que es fabricada en la Patagonia. Lo único que no solemos incluir es cerveza industrial porque las empresas son recelosas a la hora de venderte sino tenés un bar, pero los chopps artesanales funcionan muy bien”, destacó.
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