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  • Los observadores del Vaticano afirman que el papa Francisco antepone la Iglesia a su salud

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/02/2025 00:30

    Los observadores del Vaticano afirman que el papa Francisco antepone la Iglesia a su salud (AFP/ARCHIVO) En los días posteriores a que el Vaticano anunciara el 6 de febrero que el papa Francisco tenía bronquitis y que limitaría sus actividades a su residencia, celebró varias audiencias privadas al día con grupos de monjas, peregrinos y dirigentes de fundaciones. El 9 de febrero, presidió una misa al aire libre en la Plaza de San Pedro, donde el viento era tan fuerte que le voló el solideo blanco de la cabeza. No pudo terminar su homilía, la pasó a un asistente y dijo: “Tengo dificultades para respirar”. Tres días después, en su audiencia semanal de los miércoles, el papa enfermo hizo que un asistente leyera su discurso. Pero luego estrechó la mano de decenas de prelados, muchos de los cuales se inclinaron para susurrarle saludos, y se fotografió con fieles españoles, reclutas militares milaneses y monjas de la orden de la Madre Teresa. Dos días después, Francisco fue trasladado de urgencia al hospital, con lo que los médicos dijeron que era una compleja afección médica que evolucionó hacia una neumonía en ambos pulmones. Formado en la estricta disciplina jesuita, el papa afirma que descansará únicamente al final de su vida (EFE/ARCHIVO) Muchos de quienes le conocen dijeron en las entrevistas que Francisco, impulsado por un sentido de la misión y una disciplina nacida de su formación temprana, prácticamente trabajó hasta terminar hospitalizado. Ahora está postrado en cama tras semanas de ceremonias y audiencias —tanto privadas como públicas— que solo se intensificaron con el inicio en diciembre del Jubileo de 2025, un año de fe, penitencia y perdón de los pecados que solo tiene lugar cada cuarto de siglo. Pero la agotadora agenda del papa —que agotaría a cualquiera, y mucho más a un anciano de 88 años con una serie de problemas de salud— está en consonancia con la personalidad de Francisco y con su visión del papado, dicen médicos, biógrafos y observadores del Vaticano. “El papa se preocupa mucho por la Iglesia, así que está claro que puso a la Iglesia en primer lugar”, dijo Luigi Carbone, médico personal del papa en el Vaticano, a los periodistas en una reunión informativa en el hospital el viernes. Sergio Alfieri, otro de los médicos del papa, añadió que “no se contiene porque es enormemente generoso, así que se agotó al extremo”. Médicos del Vaticano describen al pontífice como “enormemente generoso” y dedicado hasta el extremo en sus labores (AP/ARCHIVO) Francisco se convirtió en papa tardíamente —tenía 76 años— y estaba decidido a aprovecharlo al máximo porque sospechaba que, en términos relativos, no ocuparía el cargo durante mucho tiempo. Al año de comenzar su papado, dijo a los periodistas que pensaba que sería papa durante dos o tres años, y que luego “se iría a la casa del Padre”. Esa predicción fue claramente errónea. En lugar de ello, estableció un horario —levantarse antes de las 5 a. m. y estar en su escritorio a las 6 a. m. para abordar una jornada completa de trabajo— que Nelson Castro, autor del libro La salud de los papas, calificó de “locura”. El pasado septiembre, Francisco realizó el viaje más largo y complicado de su mandato: una gira de 11 días por cuatro países de la región Asia-Pacífico. “Para Francisco, es todo o nada”, dijo Austen Ivereigh, comentarista católico y biógrafo papal. En opinión de Francisco, es “una dimensión esencial del papado” que la gente tenga acceso constante a él y no hay tiempo para ser inaccesible por motivos de salud. “Su principal preocupación no es prolongar su vida, su principal preocupación es ejercer el ministerio papal del modo en que él cree que debe ejercerse, que es todo, al 100 por ciento”, dijo Ivereigh. Expertos aseguran que el contacto constante con multitudes aumenta los riesgos para la salud del máximo líder eclesiástico (REUTERS/ARCHIVO) La periodista argentina Elisabetta Piqué, otra biógrafa, calificó la agenda de Francisco como una locura. Además de su programa oficial matutino, tiene una agenda paralela, igualmente repleta, para la tarde. Piqué añadió que el papa siempre afirma que tendrá tiempo de descansar cuando muera. Francisco tenía un arraigado sentido del deber que le inculcaron en el internado al que asistió de niño, dirigido por la congregación religiosa salesiana, y más tarde por la orden jesuita a la que ingresó en 1958, dijo Fabio Marchese Ragona, otro biógrafo. Dijo que Francisco le había dicho que se había unido a los jesuitas “sobre todo por la disciplina”, y que le habían inculcado la importancia del cumplimiento de los compromisos, así como llegar temprano a las citas. El viernes 14 de febrero, Francisco fue ingresado en el centro de salud por un cuadro de bronquitis que, tras una serie de exámenes, se confirmó era una neumonía bIlateral (AP /ARCHIVO) Carlo Musso, quien trabajó con Francisco en Esperanza, una autobiografía que se publicó el mes pasado, señaló: “La palabra que más utilizaba, la exhortación que mejor recuerdo, es ‘adelante’. Incluso cuando miraba hacia atrás, era para poder avanzar”. Quienes conocen a Francisco dicen que se resiste a tomarse un descanso, incluso cuando debería hacerlo a causa de una ciática, una rodilla maltrecha o problemas bronquiales recurrentes. De joven le extirparon el lóbulo superior del pulmón derecho, y ha sufrido ataques de gripe y bronquitis durante los meses de invierno. “Es muy obstinado; es un testardo”, dijo Castro, utilizando la palabra italiana para terco. Y el papa ha admitido ser “un paciente muy difícil”, añadió. El papa le dijo una vez que le gustaba mantener las distancias con los médicos, dijo Castro, “lo que significa que él quiere tomar las decisiones” sobre lo que puede y no puede hacer. Ivereigh dijo que Francisco había admitido que uno de sus “grandes defectos” era la obstinación. “Tiene una voluntad muy fuerte y no escucha fácilmente las sugerencias de que reduzca las cosas”, dijo. Musso señaló que unas horas antes de ser trasladado al hospital, Francisco mantuvo audiencias con el primer ministro de la República Eslovaca, el presidente de CNN y representantes de una organización benéfica que trabaja en Puerto Rico. “Tiene una enorme capacidad de trabajo”, dijo. La obstinación del papa y su determinación marcan una historia de incansable servicio a sus creencias y valores religiosos El papa no se va de vacaciones en verano, añadió Musso. Esta costumbre, dijo Piqué, es motivo de pesar para muchos empleados del Vaticano. Sus últimas vacaciones reales fueron en 1975, dijo el propio Francisco en su autobiografía Esperanza. Juan Pablo II y Benedicto XVI veraneaban en la residencia papal de Castel Gandolfo, aunque el primero también optó por estancias en la montaña, en el norte de Italia. Francesco Antonio Grana, periodista vaticano del diario romano Il Fatto Quotidiano, dijo que no ayudó el hecho de que Francisco se rodeara de personas que solo le decían “sí”. “Prefiero un papa vivo que un papa muerto por mantener un compromiso más en su agenda”, añadió. “Con Donald Trump en la Casa Blanca, el mundo necesita un papa vivo y combativo”. La misma semana que ingresó en el hospital, Francisco escribió una carta abierta a los obispos de Estados Unidos criticando la política del presidente Trump de deportaciones masivas de inmigrantes, y se ha enfrentado a Trump en cuestiones como el cambio climático. Con 88 años y un historial médico complejo, su ritmo laboral plantea interrogantes. Los expertos recomiendan precaución para preservar su vital labor (REUTERS/ARCHIVO) La carga de trabajo de Francisco no solo era ardua, sino que también le puso en contacto con cientos de personas que potencialmente podían transmitir enfermedades, dijo Massimo Andreoni, profesor emérito de enfermedades infecciosas de la Universidad de Roma Tor Vergata. “Así que tal vez debería tener más cuidado cuando esté resfriado o tenga bronquitis, y quizá bajar un poco el ritmo y cuidarse un poco más”, añadió. Hay algunos indicios de que el papa podría estar dispuesto a bajar el ritmo. El miércoles, Francisco recibió la visita en el hospital de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Al informar sobre el encuentro, el diario milanés Corriere della Sera escribió que Francisco se quejó a la primera ministra: “Los médicos han dicho que tengo que tomarme un tiempo libre” y que “tengo que tener cuidado con mi salud, de lo contrario iré directamente al cielo”. En una rueda de prensa celebrada el viernes, los médicos de Francisco dejaron claro que lo mantendrían en el hospital mientras necesitara un tratamiento que solo podría recibir allí, en lugar de llevarlo a su residencia de la Casa Santa Marta. “Creemos que es prudente”, dijo Alfieri. “Si lo lleváramos a Santa Marta, empezaría a trabajar como antes, lo sabemos”. Elisabetta Povoledo es una reportera radicada en Roma que cubre Italia, el Vaticano y la cultura de la región. Es periodista hace 35 años. © The New York Times 2025.

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