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  • La votación en el Senado mostró un radicalismo sin posibilidades de cohesión pero tampoco de ruptura

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 21/02/2025 14:45

    La Unión Cívica Radical (UCR) atraviesa una de sus mayores crisis internas en el Senado, marcada por divisiones, presiones externas y decisiones que han desconcertado incluso a sus propios integrantes. El episodio más reciente que evidenció esta fractura ocurrió durante la votación de un proyecto impulsado por el propio bloque radical, destinado a crear una comisión investigadora sobre el caso Libra, que involucra al Presidente. Aunque inicialmente el bloque apoyó el tratamiento sobre tablas, una parte de sus miembros votó en contra de la conformación de la comisión, lo que resultó en el fracaso definitivo de la iniciativa. El desconcierto se apoderó del recinto tras la votación. Legisladores de otros bloques, como una senadora de Unión por la Patria criticaron duramente la postura de los radicales. “Votaron en contra de su proyecto, no se puede esperar nada de los radicales”, expresó, refiriéndose al presidente del bloque radical, Eduardo Vischi, quien firmó el proyecto pero luego votó en contra. Por su parte, el senador Martín Lousteau, también de la UCR, calificó la situación como “inaudita” y señaló que este tipo de decisiones reflejan las presiones que enfrentan los legisladores por parte del Gobierno nacional y los gobernadores provinciales. Las presiones del Gobierno nacional sobre los gobernadores radicales parecen haber sido determinantes en el cambio de postura de varios senadores. En el caso de Eduardo Vischi, su voto en contra del proyecto se atribuye a la influencia del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, quien mantiene una relación cercana con la Casa Rosada. Esta conexión quedó evidenciada también en la postura de la senadora correntina Mercedes Valenzuela, quien rechazó el proyecto. Otros legisladores radicales que cambiaron su voto responden a sus respectivos líderes provinciales. Entre ellos se encuentran Eduardo Galaretto, vinculado al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro; Mariana Juri, cercana al mandatario mendocino Alfredo Cornejo; y Víctor Zimmermann, alineado con el gobernador chaqueño Leandro Zdero. Incluso en provincias gobernadas por aliados de la oposición, como Entre Ríos, la senadora Stella Maris Olalla adoptó una postura similar, lo que refuerza la hipótesis de presiones externas. El exgobernador de Mendoza, Rodolfo Suárez, fue uno de los pocos en hablar abiertamente sobre estas presiones. Según afirmó a un medio de su provincia, Vischi justificó su voto en contra argumentando que había recibido un llamado desde la gobernación solicitándole que enviara el proyecto a comisión. Suárez también destacó que, sin recursos presupuestarios, los gobernadores se ven obligados a ceder ante un Gobierno nacional que actúa de manera arbitraria. Un bloque dividido en dos frentes La fractura interna de la UCR en el Senado no es nueva, pero los recientes acontecimientos han profundizado las diferencias entre sus integrantes. El bloque se encuentra dividido en dos sectores principales. Por un lado, están los senadores más cercanos al Gobierno nacional o con posturas menos confrontativas hacia el oficialismo, como Mariana Juri, Eduardo Vischi, Carolina Rosada, Stella Maris Olalla, Víctor Zimmermann, Eduardo Galaretto, Mercedes Valenzuela y Flavio Fama. Por otro lado, se ubican quienes se autodenominan como una oposición más racional y dialoguista, entre ellos Pablo Blanco, Daniel Kroneberger, Rodolfo Suárez, Maximiliano Abad y Martín Lousteau. Esta división interna no solo afecta la capacidad del bloque para actuar de manera unificada, sino que también pone en evidencia las tensiones entre los intereses provinciales y las estrategias nacionales. “Que se rompa pero que no se doble”, una histórica frase del fundador del radicalismo, Leandro N. Alem, parece haber perdido vigencia en un contexto donde las lealtades políticas y las presiones externas moldean las decisiones de los legisladores. La posibilidad de una ruptura formal del bloque en el Senado parece descartada por el momento. Sin embargo, las divisiones internas seguirán marcando el rumbo del partido en el corto plazo. Según fuentes internas del radicalismo, muchas de estas disputas podrían resolverse en la próxima Convención Nacional del partido, donde se definirán las alianzas de cara a las elecciones. Este encuentro será clave para determinar si el radicalismo establece un límite claro frente a figuras como Javier Milei o si, por el contrario, se profundizan las diferencias internas. La Convención Nacional se perfila como un escenario decisivo para el futuro del partido. Si el sector que rechaza una alianza con Milei pierde influencia, la ruptura dentro del radicalismo podría ser aún más profunda que la ocurrida en Gualeguaychú, cuando se aprobó la creación de Cambiemos. Por ahora, el bloque de la UCR en el Senado se prepara para transitar un año marcado por la incertidumbre, las divisiones y las presiones externas que continúan moldeando su accionar legislativo.

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