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» Diario Cordoba
Fecha: 20/02/2025 17:35
¡Qué conveniente es pedir perdón! ¡Y qué difícil es hacerlo! Aunque por razones muy distintas y en circunstancias bien diferentes, Luis Rubiales y Karla Sofía Gascón son la prueba viviente de ello. Ambos están pagando el precio de no haberse excusado en su momento. El expresidente de la Federación Española de Fútbol y la actriz, candidata al Oscar por su interpretación en Emilia Pérez, se hubieran ahorrado un calvario personal y un bochornoso espectáculo público de haberse disculpado en tiempo y forma. Aunque en su fuero interno uno no acabe de admitir el error, ni comprenda en qué falta ha incurrido, o qué tiene de punible su conducta, como parece ser el caso de Luis Rubiales, no es recomendable envalentonarse. Pedir perdón elegantemente, tomarse un tiempo para reflexionar, dar un paso atrás, quizás sea más aconsejable. Hacerse pasar por víctima, como ha intentado Karla Sofía Gascón, cuando las víctimas son otras, apelar a persecuciones o conspiraciones, es peligroso y éticamente inadmisible. Cuando la falta es pública, cuando está a la vista de todos, negar y volver a negar, revolverse y retar la inteligencia ajena, no es de sentido común. Con razón o sin ella, como en el caso de Rubiales y de Gascón, lo más probable es que el asunto acabe en linchamiento y escarnio. Mejor no tentar a la opinión pública y evitar conductas tan reprobables. La mayoría de la gente prefiere hacer el ridículo a pedir perdón. El expresidente de la Federación de Fútbol no ha tenido reparo en culpar de su situación a las feministas y a la ideología woke; la aspirante al Oscar se queja de transfobia. Cualquier excusa es buena, las hay para todos y de todos los colores. En las sociedades occidentales erigidas sobre los principios de la moral cristiana, que tan bien maneja la culpa y el perdón, se ha perdido la costumbre de disculparse. Ni políticos, ni intelectuales, ni artistas son capaces de hacerlo. Nadie se equivoca, todos infalibles. ¡Hay que ver qué difícil es pedir perdón! *Periodista
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