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» Diario Cordoba
Fecha: 20/02/2025 17:32
Cuando uno camina por un bosque de pinos, una de las primeras sensaciones que percibe es su fresco y agradable aroma. Pero llevar esa fragancia u otras parecidas al interior del hogar mediante productos químicos (ambientadores, ceras fundentes, limpiadores de suelos, desodorantes y otros) llena rápidamente el aire con partículas a escala nanométrica que son lo suficientemente pequeñas como para llegar a lo más profundo de los pulmones. Así lo han descubierto ingenieros de la Universidad de Purdue (EEUU) en una serie de estudios. Estas nanopartículas se forman cuando las fragancias interactúan con el ozono, que penetra en los edificios a través de los sistemas de ventilación, lo que desencadena transformaciones químicas que terminan creando nuevos contaminantes en el aire. Estas nanopartículas se forman cuando las fragancias interactúan con el ozono, que penetra en los edificios a través de los sistemas de ventilación "Un bosque es un entorno prístino, pero si usas productos de limpieza y aromaterapia llenos de aromas fabricados químicamente para recrear un bosque en tu hogar, en realidad estás creando una enorme cantidad de contaminación del aire interior que no deberías respirar", afirma Nusrat Jung, profesora adjunta de la Escuela Lyles de Ingeniería Civil y de la Construcción de Purdue. Los expertos han comprobado cómo se forman las partículas que van a los pulmones / Agencias Las nanopartículas de apenas unos pocos nanómetros de tamaño pueden penetrar en el sistema respiratorio y propagarse a otros órganos. Jung y su colega, el profesor de ingeniería civil Brandon Boor, han sido los primeros en estudiar la formación de partículas en el aire a escala nanométrica en interiores y compararla con los procesos atmosféricos en exteriores. De nanopartículas a moléculas mayores "Para entender cómo se forman las partículas en el aire en interiores, es necesario medir las nanopartículas más pequeñas, de hasta un solo nanómetro. A esta escala, podemos observar las primeras etapas de la formación de nuevas partículas, donde las fragancias reaccionan con el ozono para formar pequeños grupos moleculares. Estos grupos luego evolucionan rápidamente, creciendo y transformándose, y ello sucede en el aire que nos rodea", indicó Boor. En el interior de un laboratorio ubicado en una casa residencial dedicada a la investigación de la calidad del aire en interiores, Jung y Boor emplean los últimos instrumentos desarrollados para analizar cómo los productos domésticos emiten sustancias químicas que se evaporan fácilmente (llamadas sustancias químicas volátiles) y generan nanopartículas en el aire. La casa experimental, denominada laboratorio Purdue Zero Energy Design Guidance for Engineers (zEDGE), tiene todas las características de una vivienda típica, pero está equipada con sensores para monitorizar el impacto de las actividades cotidianas en la calidad del aire de una casa. Muchos productos domésticos cotidianos que se usan en interiores pueden no ser tan seguros como se suponía anteriormente Con un nivel de detalle y precisión sin precedentes, Jung y Boor han hecho descubrimientos que sugieren que muchos productos domésticos cotidianos que se usan en interiores pueden no ser tan seguros como se suponía anteriormente. Aunque todavía está por determinar cómo afecta a la salud la inhalación de sustancias químicas volátiles de estos productos, los dos han confirmado en repetidas ocasiones que cuando se liberan fragancias en interiores, reaccionan rápidamente con el ozono para formar nanopartículas. Estas nanopartículas recién formadas son particularmente preocupantes porque pueden alcanzar concentraciones muy altas, lo que potencialmente plantea riesgos para la salud respiratoria. Los aromatizadores no son tan inocuos como se piensa / Agencias Jung y Boor creen que estos hallazgos resaltan la necesidad de realizar más investigaciones sobre la formación de nanopartículas en interiores provocada por productos químicos muy perfumados. "Nuestra investigación muestra que los productos perfumados no son sólo fuentes pasivas de aromas agradables, sino que alteran activamente la química del aire interior, lo que lleva a la formación de nanopartículas en concentraciones que podrían tener implicaciones significativas para la salud", dijo Jung. "Estos procesos deben tenerse en cuenta en el diseño y funcionamiento de los edificios y sus sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado para reducir nuestra exposición". La amenaza de las ceras perfumadas En un artículo publicado recientemente, la pareja descubrió que las ceras perfumadas, que normalmente se anuncian como no tóxicas porque no requieren llama, en realidad contaminan el aire interior al menos tanto como las velas. Las ceras perfumadas, que normalmente se anuncian como no tóxicas porque no requieren llama, en realidad contaminan el aire interior al menos tanto como las velas Las ceras y otros productos perfumados liberan terpenos, que son los compuestos químicos responsables de sus aromas. Dado que las ceras contienen una mayor concentración de aceites aromáticos que muchas velas, emiten más terpenos al aire interior. Los terpenos de estos productos reaccionan rápidamente con el ozono, lo que desencadena una importante formación de nanopartículas. De hecho, la contaminación por nanopartículas de las ceras rivaliza con la de las velas, a pesar de la ausencia de combustión. Las ceras aromatizadoras, incluso sin llama, son también nocivas / Agencias Jung y Boor descubrieron en otro estudio que los difusores de aceites esenciales, los desinfectantes, los ambientadores y otros aerosoles perfumados también generan una cantidad significativa de partículas nanométricas. El peligro de las cocinas de gas Pero no son solo los productos perfumados los que contribuyen a la contaminación por nanopartículas en interiores: un estudio dirigido por Boor descubrió que cocinar en una cocina de gas también emite nanopartículas en grandes cantidades. Solo un kilogramo de combustible para cocinar emite 10 cuatrillones de partículas más pequeñas que 3 nanómetros, lo que iguala o supera lo que emiten los automóviles con motores de combustión interna. A ese ritmo, una persona podría estar inhalando entre 10 y 100 veces más partículas de menos de 3 nanómetros por usar una cocina de gas que por el tubo de escape de un automóvil en la calle. Aun así, los olores de los productos químicos igualan o superan a las estufas de gas y los motores de los automóviles a la hora de generar nanopartículas menores de 3 nanómetros, llamadas aerosoles de nanocluster. Entre 100.000 millones y 10 billones de estas partículas podrían depositarse en el sistema respiratorio en tan solo 20 minutos de exposición a productos perfumados, según los investigadores. Jung y Boor también utilizan el laboratorio para estudiar cómo una variedad de otras actividades domésticas cotidianas podría afectar la calidad del aire de una casa. Es el caso del cuidado del cabello. Jung y sus estudiantes han descubierto que varias sustancias químicas, en particular los metilsiloxanos volátiles cíclicos, que son omnipresentes en los productos para el cuidado del cabello, permanecen en el aire en cantidades sorprendentes durante y después de su uso. En una sola sesión de tratamiento en casa, una persona puede inhalar una masa acumulada de 1 a 17 miligramos de estas sustancias químicas. "La calidad del aire interior a menudo se pasa por alto en el diseño y la gestión de los edificios en los que vivimos y trabajamos, pero tiene un impacto directo en nuestra salud todos los días", afirma Boor.
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