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» La Capital
Fecha: 20/02/2025 11:56
Tendrá lugar desde este jueves 20 en la Facultad de Humanidades y Artes, con una programación de películas locales “Rosario, escenario del Cine Argentino”, es el nombre del ciclo de cuatro encuentros que permitirá ver películas de autores locales, filmadas en la ciudad. Organizado de forma conjunta Programa Universidad Abierta para Adultos Mayores y la Facultad de Humanidades y Artes, tendrá su puntapié inicial este jueves 20, a las 20, con la proyección de “Rosarigasinos”, de Rodrigo Grande, en el patio de la casa de estudios ubicada en Entre Ríos 758. Entrada libre y gratuita. La programación se completará de forma consecutiva cada jueves, siempre a las 20: el 27 de febrero, se verá “El Asadito” (1999) con la presencia de su director Gustavo Postiglione; el 6 de marzo será el turno de “Ilusión de movimiento” (2003) , con la presentación de su director Héctor Molina; y el 13 de marzo, cerrará con “Un crimen Argentino” (2022), de Lucas Combina. El ciclo fue pensado de forma conjunta por Alejandro Vila (decano de Humanidades) y Eduardo Taleti, profesor de historia, docente desde 2014 en el Programa de Adultos Mayores, y especialista en los vínculos entre la historia y el cine. “No soy crítico de arte, soy historiador. Mi mirada tiene que ver con cómo el cine refleja distintos momentos históricos, y cómo el cine influye en la historia”, explica en diálogo con La Capital. Para complementar con un punto de vista más vinculado al lenguaje audiovisual, estará presente en la primera proyección el periodista Leandro Arteaga. >> Leer más: Se viene el Festival de Berlín y una película argentina compite por el Oso de Oro Historia y cine Por pulsión del oficio, Taleti hace rápidamente foco sobre la relación indisociable entre las películas y los contextos políticos, económicos y sociales que representan y en los que se estrenan, una característica estructural de la cinematografía argentina. “Nuestro cine es históricamente un cine con mucho compromiso social. Y también es un cine de bases”, afirma y, acto seguido, hace un repaso histórico. “Desde 1934 hasta 1955, fue el cine en español que más producía, más se distribuía y más se exportaba, por encima del mexicano y el español. Nuestro cine, a partir de 1937 con Mario Soffici, tiene una marcada tendencia al realismo social, mucho antes que neorrealismo italiano. Un cine que, a veces a través de la comedia y a través del drama, habla de lo que ocurre en contextos rurales y en las grandes ciudades”, ruleta el profesor. Peronismo de por medio, el golpe de 55 marca un cambio abrupto. A partir de ahí, la comedia aparece como una forma de seguir hablando de la “cruda realidad” a través de otro tono y de metáforas. En este período, destaca por ejemplo películas como “La fiaca” (1969) de Fernando Ayala, y “La nona” (1979), de Héctor Olivera. “A partir de los noventa, con Pablo Trapero, con Adrián Caetano, con Rodrigo Grande, con Gustavo Postiglione, aparece el Nuevo Cine Argentino, que se va a anticipar de cierta forma al estallido del 2001”, contextualiza Eduardo. Hecho el repaso pertinente, introduce la película que se verá este jueves, y que está en conexión con todo este recorrido. Embed - El Asadito (2000) - Gustavo Postiglione - Trailer >> Leer más: Abre la convocatoria para la 30° edición del Festival de Cine Latinoamericano Rosario “‘Rosarigasinos’ es una comedia en la que dos personajes, que están entre el tango y la marginalidad, pasan treinta años presos y vuelven a una Argentina neoliberal que no terminan de entender. Refleja muy bien nuestra ciudad dentro de lo que es el Nuevo Cine Argentino”, narra el docente. Ulises Dumont y Federico Luppi (dupla que ya había hecho de las suyas en un clásico de 1981 como “Tiempo de revancha”, de Adolfo Aristarain) interpretan a los protagonistas, Tito y Castor, que salen el libertad en 2001 después de haber estado en la misma celda desde 1971. En este contraste, aparecen las continuidades y rupturas sociales entre ambos momentos históricos. “No hay una sola ese, porque hablan como hablamos nosotros”, destaca Eduardo entre risas. Además, recupera la actuación de María José Demare (“hija del gran director argentino Lucas Demare”, autor de “La guerra gaucha” e “Hijo de hombre”, entre muchísimas otras), y del por entonces muy joven Claudio Rissi, que interpretaba a un custodio de la cárcel. De manera similar, Taleti recupera cómo cada una de las cuatro películas del ciclo da cuenta de una época, y a su vez construye esa época, de forma situada en la ciudad. “El asadito”, de Postiglione, “fue filmada en 24 horas en una casa del centro rosarino, y cada personaje muestra distintas realidades, distintas problemáticas vinculadas al neoliberalismo y a sus políticas económicas”. Por su parte, “Ilusión del movimiento”, de “El Nene” Molina, transcurre en el año 86 y narra “el regreso de alguien que tuvo que exiliarse” y el reencuentro con un hijo desconocido. Finalmente, “Un crimen argentino”, basada en el libro homónimo del rosarino Reynaldo Sietecase, cuenta la historia de la desaparición y asesinato del empresario Jorge Salomón Sauan en 1980. “Tiene una actuación impecable de nuestro Darío Grandinetti, que también trabaja en ‘Ilusión de movimiento’”, subraya Eduardo. Embed - "Un Crimen Argentino". Trailer #1. Oficial Warner Bros. Pictures (HD) >> Leer más: Reabre el cine El Cairo y renueva su compromiso con la ciudad Un ciclo para todas las edades Si bien el ciclo se enmarca en el programa de Adultos Mayores, busca convocar a toda la comunidad y sobre todo a los más jóvenes. “Los adultos mayores son muchas veces quienes ya conocen estas películas y por esto se interesan. Así que es momento de acercarnos a otras generaciones y mostrarles otro cine, pero también otra ciudad”, apunta Taleti sobre este punto. En este sentido, las películas filmadas en la ciudad funcionan también como archivo patrimonial, ofreciendo la posibilidad de viajar en el tiempo, ver Rosario con otros ojos. En “Rosarigasinos”, sin ir más lejos, aparece la fachada del Cine El Cairo, bastión histórico del microcentro, y una referencia vigente para la cultura local. A su vez, la actividad tiene la voluntad de reivindicar y jerarquizar la cinematografía nacional y local, en tiempos de ataques, desprestigio y desfinanciamiento. “El cine argentino compite en desigualdad de condiciones contra la industria de cine estadounidense. Pero tenemos un patrimonio increíble”, asevera Eduardo, mientras enumera decenas de ejemplos en los que la narrativa audiovisual argentina se encargó de contar su propia historia, dialogó directamente (con notable oficio y astucia) con distintos períodos históricos, y fue pionera en sus lecturas sociales. “Sin ir más lejos, el santafesino Fernando Birri, fue fundador de la Escuela de Cine de Cuba, donde se formaron muchos cineastas latinoamericanos”, cierra Taleti, poniendo una vez más en valor el talento de esta parte del mundo.
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