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  • 25 años de 'Las chicas Gilmore', la serie que es un refugio de cultura pop

    » Diario Cordoba

    Fecha: 19/02/2025 03:28

    “No es un programa. Es un estilo de vida. Es una religión”. Es la definición que los millones de fans de las Gilmore Girls han adoptado para expresar su sentimiento respecto a la serie reconfortante por excelencia. Este año se cumple el 25 aniversario de su estreno y, lejos de haber perdido vigencia, las vidas de Lorelai y su hija Rory son un refugio tanto para quienes se engancharon a ellas en 2000 como para quienes entraron en su universo en 2016, cuando Netflix la incorporó a su catálogo, casi una década después de la emisión de su último capítulo. Rápidamente se convirtió en uno de los títulos más vistos de la plataforma junto a Orange Is The New Black o Breaking Bad, y los responsables vieron claro el éxito que supondría su regreso en la época del reinado de la nostalgia. Ese mismo año lanzaron Las 4 estaciones de las Chicas Gilmore, cuatro episodios de regalo para los fans que especulaban en internet sobre lo que podría o tendría que haber pasado, porque el final original no dejó contento a casi nadie. Uno de los motivos de ese adiós decepcionante fue la salida de su creadora Amy Sherman-Palladino y su marido Daniel, uno de los guionistas, en la penúltima temporada. Ambos abandonaron la serie después de que la cadena The WB se negase a aumentar la plantilla de guionistas y a darles más estabilidad laboral. “Queríamos un contrato de dos años para poder relajarnos un poco y no estar siempre preguntándonos si estaríamos aquí 300 días después”, explicó él en una entrevista en Entertainment Weekly tras anunciar su renuncia. Les sucedió Dave Rosenthal, que no consiguió remontar un programa que ya estaba en declive. Lo cierto es que era una tarea casi imposible porque Sherman-Palladino tenía un estilo tan propio –que después plasmó en La maravillosa Señora Maisel– como el de Aaron Sorkin (que también se llevó una gran parte del carisma de El Ala Oeste de La Casa Blanca cuando se largó en la cuarta temporada). De hecho, comparten algunos de los rasgos característicos que les diferencian del resto: sus protagonistas practican el walk and talk, aunque las Gilmore van a muchas más revoluciones, como si el espectador hubiese marcado la opción de reproducir al doble de velocidad. La serie es frenética pero no porque sucedan muchas cosas en cada episodio, sino por la cantidad de palabras que se pronuncian. Los guiones de cada uno –que duran unos 40 minutos– se alargaban hasta las 80 páginas, cuando lo habitual es que tengan unas 50. “La vida es corta. Habla rápido” es su lema oficial. Son las amigas La trama de Las chicas Gilmore es sencilla en su planteamiento inicial aunque esté compuesta de múltiples capas. La serie arranca con Lorelai, una mujer en la treintena, que se ve obligada a pedir dinero a sus padres para pagar el colegio privado de la hija que tuvo con 16 años y con la que vive en Stars Hollow, un pueblo ficticio de Connecticut. Se instaló allí después de huir de un destino marcado por las ideas convencionales de sus progenitores, consiguió trabajo en un hotelito y tejió lazos fuertes con la comunidad, compuesta por personajes que oscilan entre lo entrañable y lo esperpéntico. Ellos se lo dan con la condición –que establece la abuela, la tercera 'chica Gilmore'– de que ambas vayan a cenar todos los viernes a su mansión. Así, ella vuelve una vez a la semana al mundo del que huyó y Rory amplía su red de apoyo familiar. Amy Sherman-Palladino se encargó de definir al detalle a sus dos protagonistas principales (Lorelai tiene mucho de ella). Las Gilmore se alimentan básicamente de litros de café y kilos de comida basura pero no engordan aunque no sepan ni lo que es un gimnasio. Ambas son guapas, simpáticas, amables, siempre dispuestas a ayudar a los demás. Lo tienen todo para ser insoportablemente perfectas, pero la creadora fue hábil y sorteó el bache de la cursilería a base de diálogos cargados de ironía y personajes secundarios con el carisma suficiente para equilibrar. Ahí se sitúa la inigualable Emily Gilmore, la reina de las miradas fulminantes y la pasivo-agresividad; Lane y Sookie, las mejores amigas que una chica puede soñar; Kirk, el hombre en Stars Hollow que lo hace todo (en el episodio 21 de la temporada 5 dice: “llevo once años trabajando en 15.000 empleos diferentes"); Taylor, el concejal inquebrantable, o Michel, el desagradable recepcionista francés que trabaja con Lorelai en el Independence Inn. Y, por supuesto, están los hombres que se enamoran –sin poder evitarlo, claro– de madre e hija. Mientras que sí hay diversidad racial, no la hay en cuestión de orientación sexual: todo el mundo es estrictamente heterosexual o, por lo menos, no se especifica lo contrario. Así, Lorelai, aunque mantiene diversas relaciones durante todas las temporadas, tiene dos amores verdaderos en su vida: Christopher, el padre de su hija y Luke, el dueño del diner del pueblo. Rory, por su parte, tiene tres: Dean, el primer novio; Jess, el malote por el que deja al primero y Logan, el niño rico que conoce en la universidad. Las tramas amorosas tienen un gran peso en la serie y estar a favor de uno o de otro se convirtió en uno de los entretenimientos más populares de los fans. De hecho, Jimmy Fallon utiliza la pregunta cada vez que lleva de invitado a su programa a alguno de los actores de la serie y se ha declarado del equipo de Jess . Cada uno responde a un arquetipo perfectamente definido: el pijo, el bueno, el buenchaval, el rebelde, el noble, el millonario irresponsable. Todos guapos a su manera, todos rendidos a sus pies y ninguno a la altura. Porque si en algo coinciden es en la capacidad de decepcionar, incluso cuando parece que por fin va a ser que sí, sobre todo en el caso de Lorelai y su Mr. Darcy norteamericano, Luke. Toda las dotes comunicativas que tiene ella, le faltan a él, claro ejemplo de hombre heterosexual incapaz de elaborar frases completas para expresar sus sentimientos, al igual que Jess, su sobrino. Sin embargo, salen ganadores en las competiciones del público, porque si a Jane Austen le funcionó el personaje atormentado-por-fuera-sensible-por-dentro hace 200 años, por qué le iba a fallar a Amy Sherman-Palladino. Los problemas de comunicación de Luke, la inmadurez de Christopher o la despreocupación de Logan son defectos evidentes, hace 25 años y a día de hoy. Pero hay otros comportamientos más sutiles que habrían hecho saltar las alarmas a día de hoy: la violencia física entre los personajes masculinos celosos, el control al que Dean somete a Rory o el ghosting que le hace Jess son algunas de ellas. Sin olvidar que el marido de Sookie le oculta que no se ha hecho la vasectomía y la deja embarazada y hasta la mismísima Emily Gilmore tiene que aguantar que su esposo la menosprecie por haber dedicado su vida a cuidarlo. Las chicas Gilmore no es una dramedia de amor, sino de sororidad. De relaciones entre madres e hijas y entre amigas, de redes de apoyo y cuidado entre mujeres, aunque a veces no se entiendan entre ellas. Viviendo en la era pop Cuando se estrenó el reboot Las 4 estaciones de las Chicas Gilmore –para el que Netflix reclamó a Amy Sherman-Palladino y a su marido–, los adeptos se revolucionaron (con recelos: las segundas partes, ya se sabe). Se pusieron en marcha iniciativas como la del escritor Patrick Lenton, que recopiló los 339 libros que Rory devora durante la serie e instó a la gente a participar en el reto de leerlos todos. No fue el primero en hacer una lista sobre las referencias culturales del show, porque durante años hubo voluntarios recopiándolas en los Gilmore-Isms . Un trabajo enciclopédico porque además de libros, las Gilmore mencionan películas, programas de televisión, discos, canciones, obras de teatro y todo lo que tenga que ver con la cultura popular. La canción de la cabecera es una versión del Where You Lead I Will Follow de Carole King, interpretado por ella misma junto a su hija Louise Goffin (la cantautora llegó a tener su propio personaje como dueña de la tienda de música). El trovador que ameniza las calles de Stars Hollow es Grant-Lee Phillips y en el episodio 22 de la temporada 6 Kim Gordon y Thurston Moore actúan junto a su hija Coco, que por aquel entonces tenía 11 años, en el parque del pueblo. Hasta el mismísimo Norman Mailer aparece haciendo de sí mismo en el capítulo seis de la temporada cinco, cuando se instala en el salón del hotel de Lorelai y Sookie para que le hagan entrevistas y solo pide té con hielo, sin probar los platos de la habilidosa chef. “Vale, se casó con Marilyn Monroe ¿y quién no?”, dice Sookie mientras que Lorelai le responde: “Ese fue Arthur Miller”. Gracias, Amy Sherman-Palladino. Puede que lo que no se esperasen ni su creadora ni los actores es la pasión de su fandom. Las discusiones en Reddit acerca de si el comportamiento de Jess estaba justificado o si Luke estaba realmente enamorado de Lorelai o más bien de la idea que tenía de ella llegan a tal nivel de análisis que ni los propios Palladino podrían llegar a resolver.

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