13/02/2025 18:02
13/02/2025 18:02
13/02/2025 18:02
13/02/2025 18:01
13/02/2025 18:01
13/02/2025 18:01
13/02/2025 18:01
13/02/2025 18:00
13/02/2025 17:34
13/02/2025 17:34
» El Ciudadano
Fecha: 13/02/2025 14:53
David Ferrara La cabeza en el domingo y el cuerpo en el miércoles. Si hay cosas que deberían estar prohibidas en el fútbol argentino, una es jugar entresemana con el clásico en el horizonte, simplemente porque a nadie le interesa correr riesgos innecesarios en la previa del partido más importante del año. Y es tan clara la situación que ni siquiera el más criticón de los tuiteros osó emitir palabra en detrimento de la determinación del Profesor de sacar a ocho titulares ante Riestra, a riesgo de perder como mínimo la punta de la tabla. Es que el desgaste físico enorme de un torneo impresentable obliga a cuidar a jugadores determinantes o con físicos siempre al límite. La mirada esta vez estuvo en ver cómo será el recambio cuando los titulares no puedan estar, en ver quiénes pueden estar a la altura de la camiseta y quiénes deberán recibir algunas indicaciones afectuosas sobre lo que se necesita para jugar en Central, pero también en reafirmar que hay una idea de juego más allá de los nombres, pero también hay pragmatismo según el momento del juego. El punto fue justo en un estadio fantasma de un equipo fantasma de un torneo fantasma, con un DT histérico vendiendo humo para que lo vea Newell’s por TV y milagrosamente a salvo de un arbitraje adverso. Tal vez la preocupación pasó por los únicos titulares que jugaron, porque Copetti es el primero de los defensores pero cada vez parece menos un delantero y porque el pibe Duarte está agregando peligrosamente ítems a su lista de goles fallados. Tal vez a alguno le cueste el puesto para el domingo. Pero fue un miércoles diferente, sin exaltación, porque la verdadera vigilia se inició el jueves, la previa de los nervios, de la alegría, de las cargadas y de los sueños con lo que pasará el domingo por la tarde, sin confiarse, sin relajarse, con la fe intacta en la camiseta y en acompañar a la distancia a los jugadores, que desde hace rato entienden cómo hay que jugar estos partidos.
Ver noticia original