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  • ¿Para que sirve medir el carbono del suelo?

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 12/02/2025 19:45

    Una nueva herramienta permite conocer el carbono almacenado en los suelos agrícolas y su impacto en la producción y el ambiente ( Revista Chacra ) La salud del suelo es un pilar fundamental para la agricultura sustentable. Además de ser la base de los cultivos, este ecosistema es un almacén natural de carbono y un actor clave en la lucha contra el cambio climático. En este contexto, un nuevo protocolo desarrollado por entidades argentinas busca facilitar la medición del Carbono Orgánico del Suelo (COS), un indicador clave para evaluar la fertilidad y el impacto ambiental de la producción agropecuaria. Con el respaldo de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) y la Asociación Argentina de Ciencias del Suelo (AACSuelo), este protocolo unificado ofrece a los productores una herramienta estandarizada para cuantificar las reservas de carbono en distintas condiciones de uso del suelo. Su objetivo es proporcionar información precisa y confiable, promoviendo la mejora continua de las prácticas agrícolas. Un aliado en la lucha contra el cambio climático La captura de carbono en los suelos agrícolas es una de las estrategias más prometedoras para mitigar el cambio climático. A través de la fotosíntesis, los cultivos y las pasturas absorben CO2 de la atmósfera, almacenándolo en forma de materia orgánica en el suelo. Este mecanismo no solo contribuye a reducir el nivel de gases de efecto invernadero, sino que también mejora la estructura y fertilidad del suelo. Un nuevo protocolo desarrollado por entidades argentinas busca facilitar la medición del Carbono Orgánico del Suelo (COS), un indicador clave para evaluar la fertilidad y el impacto ambiental de la producción agropecuaria. Se estima que los suelos pueden almacenar entre dos y tres veces más carbono que la atmósfera. Pequeños aumentos en los niveles de COS pueden generar un impacto significativo, convirtiendo a la agricultura en un actor clave en la lucha contra el cambio climático. Un protocolo dinámico y adaptable El nuevo Protocolo para la Medición de Carbono en Suelos no es un documento estático, sino una publicación “viva”. Esto significa que se encuentra en constante evolución, incorporando mejoras basadas en la experiencia de los productores y expertos que lo implementan. Su desarrollo responde a la necesidad de contar con una metodología accesible y de fácil aplicación, que permita evaluar los cambios en las reservas de carbono a lo largo del tiempo y comparar distintos manejos productivos. Las mediciones obtenidas con esta herramienta pueden aplicarse tanto a nivel experimental, para comparar tratamientos en ensayos, como a nivel productivo, proporcionando datos sobre la cantidad de carbono almacenado en toneladas por hectárea. Con esta información, los productores pueden ajustar sus estrategias de manejo para optimizar la captura de carbono y mejorar la sustentabilidad de sus sistemas. El desafío de mantener y aumentar el carbono del suelo Actualmente, los suelos agrícolas argentinos poseen un stock promedio de COS de 56 toneladas por hectárea. Para conservar este nivel, se requiere un aporte anual de 2,45 t de carbono por hectárea, lo que equivale a la producción de 6,3 t de materia seca por hectárea a partir de cultivos y pasturas. El aporte promedio actual es de 6,5 t de materia seca por hectárea al año, lo que permite sostener los niveles de COS. Sin embargo, en ciertas regiones como el NOA, Entre Ríos, la Zona Núcleo y el Sudeste de Buenos Aires, las necesidades son mayores, requiriendo entre 10 y 12 t de materia seca por hectárea anualmente. Para mejorar los stocks de carbono en el suelo y alcanzar niveles más óptimos, sería necesario aumentar los aportes en un 11%, es decir, llegar a una producción promedio de 7,4 t de materia seca por hectárea al año. En un escenario más ambicioso, que busque acercarse al máximo potencial de almacenamiento de COS, los aportes anuales requeridos se elevarían a 13,7 t de materia seca por hectárea. Un paso adelante en la gestión sustentable El desarrollo de este protocolo marca un avance significativo en la forma en que se mide y gestiona el carbono en los suelos agrícolas. Al proporcionar una herramienta práctica y de fácil adopción, se espera que cada vez más productores incorporen la medición de COS en sus estrategias productivas, promoviendo un modelo de agricultura más sustentable y resiliente frente al cambio climático.

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