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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/02/2025 11:32
162 Cerca de las 13.00 hs del mediodía, en el medio de un calor agobiante, entre la tierra, el sudor, el cansancio, los restos de sangre esparcidos y un penetrante olor a pólvora, se daba por finalizada la batalla de Chacabuco. Era un 12 de febrero de 1817. Los trompas (cornetas) montados y de los batallones de infantería, repetían entre sí el toque de victoria. Granaderos a caballo, con las últimas herraduras y esfuerzos de los animales galopaban en dirección a la Colina, persiguiendo los restos de la fuerza española que se había posicionado al norte de la capital, Santiago. Empezaba a derrumbarse el castillo de naipes real y muchos escapaban con lo que podían llevar hacia el sur; hacia donde también marchaba el ejército. Otros buscaban encontrar aún, algún buque que pudiera de zarpar de Valparaiso, rumbo a Lima. Todo era desorden, gritos y prontamente… pánico. El coronel mayor José de San Martín ha resultado vencedor en esta puja de meses, frente al español Casimiro Marcó del Pont. Finalmente, el comandante real, ha sido burlado por el argentino, quien mediante un sostenido plan de engaño, supo esconder de la vista española, cual era el paso en Los Andes, por donde pasaría el grueso del ejército independentista. Todo lo ha resuelto San Martín en cuestión de horas, a partir del 10 de febrero, cuando se unieron las columnas principales del ejército libertador. El ataque se llevaría a cabo por dos ejes, uno al mando del general Miguel Soler y otro por el brigadier chileno Bernardo O´Higgins. En esas circunstancias (10 de febrero), el caos en el mando español estaba instalado. Simultáneamente, se estaban produciendo cruces con tropas patriotas, por los distintos pasos desde La Rioja hasta el centro de Mendoza; llegando desde La Serena hasta Talca en el país hermano. Las noticias eran exiguas, todas alarmantes y simultáneas. El coronel de ingenieros real Miguel María Atero daba cuenta del avance victorioso de las vanguardias patriotas en Potrerillos, Achupallas, Las Coimas y Guardia Vieja a Marcó del Pont, quién envuelto en la desconfianza y el temor, terminó nombrando al coronel español Rafael Maroto (Comandante del batallón Talavera) a cargo del ejército español y de la defensa de Santiago. La Batalla de Chacabuco. Cerca de 2800 hombres del ejército real, eran en su mayoría chilenos y los oficiales, algunos peninsulares y otros americanos pro-realistas. El único batallón pago al día era justamente el Talavera. 3700 hombres alcanzó a concentrar San Martín en la noche del 11 al 12 de febrero. Soler atacaría por el camino de la Cuesta Nueva con el Batallón N° 1 de Cazadores (teniente coronel Rudecindo Alvarado), el Batallón N° 11 (coronel Gregorio de Las Heras), el 4to escuadrón de granaderos a caballo (teniente coronel Escalada) y el escuadrón Escolta del Comandante (teniente coronel Necochea), mientras que O´Higgins lo haría por el camino de la Cuesta Vieja con los Batallones N° 7 (teniente coronel Pedro Conde) y N° 8 (teniente coronel Ambrosio Cramer), la masa del regimiento de granaderos a órdenes de su 2do Jefe, el coronel Matías Zapiola, con los escuadrones 1ro (Zapiola) 2do (teniente coronel Medina) y 3ro (teniente coronel Melián). El plan de San Martín era sencillo: atacar frontalmente con la fuerza del brigadier chileno y a continuación, envolver al enemigo con la fuerza de Soler. Al amanecer (cerca de las 07.30 hs) ya se combatía en la cuesta de Chacabuco. El brigadier Maroto organizó bien la defensa en torno a los cerros Guanaco y Chingüe… con los batallones Talavera, Concepción, Valdivia y Chiloé, los escuadrones “sueltos” de Carabineros de Abascal y el regimiento de Dragones de la Frontera y dos piezas de artillería, que producirán estragos a la infantería de Los Andes. La infantería patriota ensayaba su bautismo de fuego. Los batallones de negros libertos, los N° 7 y 8 fueron organizados en Mendoza y juntos con sus hermanos del Batallón 11 y del 1 de Cazadores, se terminaron de adiestrar en los cuarteles de Plumerillo en los últimos meses de 1816. A pie o a mula, encararon el cruce de Los Andes en veinte días, aproximadamente… tres días después, constituían la “falange” principal del ataque frontal del ejército. Sufrieron muchas bajas, especialmente el N° 8. Así y todo, arremetieron con incuestionable valor y coraje en los últimos momentos de la batalla de Chacabuco. El batallón de Cazadores, apareció en el minuto más crítico de la acción junto a los granaderos de Necochea, doblegando la resistencia realista por la retaguardia, justo cuando la suerte de la acción Chacabuco, parecía no definirse para ningún bando. La victoria obtenida en la batalla de Chacabuco fue el merecido premio para el general en jefe San Martín y para sus hombres, los soldados del Ejército de Los Andes. Luego de largos meses preparándose para un esfuerzo supremo como era el de cruzar la cordillera de Los Andes, la empresa era coronada con el éxito. Los exigentes pedidos de material y personal solicitados (y algunas veces exigidos) al Director Juan Martín de Pueyerredón, demostraron que habían sido excelentemente instrumentados. Los esfuerzos demandados al pueblo mendocino y cuyano para sostener al Ejército de Los Andes no habían sido en vano. A partir del éxito de Chacabuco, la confianza y amistad tejida entre San Martín y O´Higgns se fue fortaleciendo cada vez más. A los patriotas transandinos les permitió reivindicar su espíritu independentista y consolidar su línea política (O´Higgins) y a San Martín, encontrar el apoyo de todo un pueblo en la causa libertadora. La permanencia en la región en el tiempo, permitió que un año después: el 12 de febrero de 1818 se declarara la Independencia de Chile del dominio del Reino de España. San Martín resumió en esta forma la victoria obtenida: “En veinticuatro días hemos hecho la campaña, pasamos las cordilleras más altas del globo, concluimos con los tiranos, y dimos la libertad a Chile”. Sin embargo, esto no será así y la campaña en Chile continuará durante casi un año y medio más. La victoria de Chacabuco marcó el primer jalón para la reconquista de Chile, cuyo territorio constituirá la base de operaciones indispensable para proyectar la expedición al Perú.
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