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» Elterritorio
Fecha: 12/02/2025 05:16
El ascenso de Mitre pondrá a otro misionero en el mapa del Federal A, pero también será una presión para Crucero y para su clásico Guaraní. El interior también necesita un representante miércoles 12 de febrero de 2025 | 4:30hs. Rocamora sigue de fiesta. Mitre es una fiesta. Pasó el ascenso, pasó la caravana de los jugadores por Posadas y, por primera vez en sus casi 100 años de historia, el Auriazul logró subir de categoría. Si bien jugó los torneos Nacionales de 1972 y 1975, el formato de aquella época era distinto. Mitre logró el fin de semana en La Banda, Santiago del Estero, un hito que no tenía. Lo festeja Mitre, pero también el fútbol posadeño y el misionero. Desde el descenso de Guaraní en 2018, Crucero fue el único representante de la tierra colorada en la tercera categoría del fútbol argentino. Pasaron casi 7 años desde aquel marzo de 2018 cuando la Franja dejó el Federal A. Todo se hace más complicado. Crucero debe viajar fin de semana de por medio, la oferta para los jugadores no es amplia, el roce con equipos e instituciones de una categoría superior se vuelve en contra y la distancia profesional se hace más grande. Que Mitre vaya a jugar el Federal A a partir de finales de marzo significará un salto para el propio club, pero también una gran chance para el fútbol posadeño y misionero de volver a levantarse. Durante los inicios del nuevo siglo, Guaraní y Crucero compartieron el viejo Argentino B. Eran épocas de competencia dentro y fuera de la cancha. Competían a ver quién estaba mejor en la tabla, pero también para ver qué club traía los mejores refuerzos y hasta qué camiseta era la mejor en la previa de un torneo. La competencia te hace crecer. Ambos mejoraron. Crucero llegó a la Primera División en 2015, mientras Guaraní jugaba en la B Nacional. Después ambos empezaron a bajar y el fútbol misionero dejó los primeros planos. A partir de ahora, Mitre competirá con Crucero. El Colectivero, muy amoldado desde hace años al Federal A, tendrá que sacudirse y volver al ruedo contra un rival bien cercano. ¿Y en la vereda de enfrente? Claro que el ascenso de Mitre repercute y repercutirá en Guaraní. Pasa en todos lados y no está mal. La Franja se encamina a las primeras elecciones de su historia y el ascenso de Mitre refleja lo que no se logró desde 2018: volver al Federal A. Lo usarán desde la oposición y desde el oficialismo, pero lo usarán y para Guaraní pasará a ser una nueva presión. Sus dos clásicos están un escalón por encima en el fútbol argentino y eso es una piedra en el zapato. En los 90 y principios del 2000, el fútbol del interior dio la nota. Rosamonte peleó por un ascenso a la B Nacional en la temporada 1994/95 y Tigre de Santo Pipó acarició el ascenso al argentino A en el 2000. Finalmente, Candelaria lo logró en 2004 cuando subió al Argentino A y se mantuvo un par de años. De hecho, los de la antigua capital hasta estuvieron cerca de pelear por una promoción a la B Nacional en la temporada 2004/05, pero el sueño quedó en el camino. El fútbol del interior necesita también un representante. Necesita que un equipo tome la posta de lo que fueron aquellos planteles y pelear por escalar en el fútbol argentino. Misiones necesita escalar en el fútbol argentino. El ascenso de Mitre apareció como una gran oportunidad para volver a reinventarse y volver a ser una plaza fuerte. Una consecuencia de Muchas veces los títulos, los ascensos son una casualidad, bien entendida. Se forma un buen plantel, se trae un buen DT y se hace una buena campaña. El equipo asciende, pero después no tiene estructura para una categoría superior. Falta el dinero, falta la jerarquía en el plantel, se va el DT, se van los jugadores y el equipo desciende. Ejemplos sobran. Mitre eligió el camino inverso. Creció de abajo hacia arriba. Mejoró su infraestructura, creció en cantidad de chicos en las inferiores. Cuando tuvo que declinar una participación en un torneo nacional para, por ejemplo, arreglar su estadio, lo hizo. Mitre agrandó su estructura, sus bases, y empezó a ser una buena referencia para los profesionales. El año pasado estuvo cerca, muy cerca, pero no desarmó lo que tenía. Al contrario, lo reforzó. Mantuvo al cuerpo técnico y a gran parte del plantel y le sumó jerarquía en puestos específicos. La reconstrucción del Gigante de Rocamora arrancó hace 11 años, en 2014, cuando el club empezó a sanear las cuentas y a mejorar institucionalmente y deportivamente (también lo hizo con el básquet). Hoy festeja eso que tanto le costó, pero sabe que tiene con qué empezar a desandar su camino en la tercera categoría del fútbol argentino. El ascenso de los de Rocamora es una consecuencia de. De haber tomado decisiones, quizás, antipáticas en años anteriores, pero pensando en mejorar aspectos necesarios para levantar al club. De haber formado a profesores y jugadores, de darles el lugar y de transformar, poco a poco, a Mitre en uno de los referentes del fútbol misionero. Llegará el momento de apuntalar al proyecto, ahora con las exigencias que traerá una nueva categoría. El tiempo dirá si Mitre está preparado o no, pero también desde Rocamora supieron demostrar que el análisis fueron mejores que las decisiones tomadas a las apuradas. Mitre, a consecuencia de más decisiones acertadas que erradas, en unas semanas empezará a escribir una nueva etapa en su historia, quizás una de las más importantes hasta el momento.
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