12/02/2025 08:06
12/02/2025 08:05
12/02/2025 08:05
12/02/2025 08:05
12/02/2025 08:04
12/02/2025 08:04
12/02/2025 08:03
12/02/2025 08:03
12/02/2025 08:03
12/02/2025 08:02
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/02/2025 04:51
Este año se debe celebrar en Colombia la IV Cumbre CELAC-UE de jefes de Estado y de Gobierno En términos náuticos, la singladura es el recorrido realizado por los navegantes en un período de tiempo. Un viaje puede tener varias singladuras hasta llegar a destino. Geopolíticamente hablando, en una mirada prospectiva y estratégica de las relaciones euro-latinoamericanas, tenemos entre las dos orillas del Atlántico unas cuantas singladuras pendientes para llegar al destino que trazamos en 1999 en la Cumbre de Río de jefes de Estado y de Gobierno de las dos regiones: construir juntos el futuro, como actores globales. Con esta motivación, y con este título, el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, activa asociación de europeístas y federalistas fundada en 1948 para impulsar la integración de Europa y asegurar la paz, el desarrollo y la cooperación después de la tragedia de la II Guerra Mundial, acaba de publicar un texto en conjunto con la Fundación Carolina que recoge la visión de 32 académicos y políticos de ambos lados, prologado por Josep Borrell, sobre las singladuras pendientes en las relaciones entre América Latina y Europa. El libro fue presentado en la Feria de Guadalajara primero, y será lanzado en España en los próximos días. Se trata de una necesaria y urgente reflexión que contribuye a orientar y promover decisiones políticas de ambos actores globales, para dar un salto cualitativo -diríamos ya “un salto cuántico”- pasando de una “asociación estratégica” iniciada en el siglo XX -que ha dado importantes frutos en diálogo político, comercio y cooperación- a una “alianza estratégica eurolatinoamericana” para el siglo XXI que sea un factor de equilibrio geopolítico global y un modelo de desarrollo sostenible para enfrentar los desafíos, las amenazas estratégicas y riesgos existenciales, claramente definidos por las Naciones Unidas y el Pacto por el Futuro. Un repaso a las nueve cumbres de jefes de Estado y de Gobierno ALC-UE y CELAC-UE celebradas hasta ahora, la más reciente en Bruselas en julio de 2023, refleja de qué manera esta relación, única de sus características en el mundo al ser las dos regiones más compatibles política, comercial y culturalmente, ha ido avanzando con altibajos, pero sistemáticamente, sufriendo los cambios que ha experimentado el mundo en tres décadas, la aceleración de la historia y la crisis del modelo de gobernanza global con un multilateralismo agotado que carece de claridad estratégica para definir y construir el nuevo modelo de convivencia. Un contexto que la nueva administración Trump, con base en el complejo político-tecnológico construido aceleradamente con sus aliados de las plataformas digitales, pretende aprovechar para desplegar su modelo de gobernanza mundial. Ante el marasmo inicial de los principales actores globales y la atonía del sistema multilateral, se necesitan crear urgentes equilibrios y recalibrar el futuro, para preservar los fundamentos de una convivencia planetaria que hemos venido construyendo con dificultades e implenitudes, pero siempre avanzando con el horizonte de la paz, el desarrollo y la cooperación, una ética de la solidaridad y la responsabilidad compartida. Por eso mismo, el principal planteamiento de la reflexión que nos ofrece este grupo académico y político en el libro del Movimiento Europeo es que, ante las actuales circunstancias, debemos fortalecer y potenciar los vínculos entre nuestras dos regiones, que juntas hacen masa crítica determinante en el sistema internacional para mantener la senda de un desarrollo compartido y asegurar globalmente el futuro de la humanidad, amenazada existencialmente. Este año se debe celebrar en Colombia la IV Cumbre CELAC-UE de jefes de Estado y de Gobierno. En momentos tan críticos, es una oportunidad que debe ser aprovechada para dar ese salto cuántico hacia la alianza estratégica eurolatinoamericana. Necesitamos que los líderes de ambas regiones estén a la altura de las circunstancias, dejen atrás cálculos mezquinos y cortoplacistas, y con visión prospectiva planten cara al retroceso valórico e institucional, a la parálisis multilateral, al matonismo insolidario destructivo. Pueden proponer al mundo el camino que requiere ser transitado en el nuevo contexto del siglo XXI, pero siempre basado en los principios que compartimos históricamente al fundar las Naciones Unidas, con los derechos humanos como en marco universal de convivencia. En esto no podemos retroceder, y debemos tener coraje para defenderlo. Sobre esta base, unidos, podemos ser actores globales y construir juntos el futuro.
Ver noticia original