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  • Raúl Barbosa y su paso por Concordia: una parada en las Termas del Ayuí

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 11/02/2025 20:57

    Esta edición, especial por celebrar los 50 años del festival, evocó en Barbosa recuerdos imborrables: "Yo estuve en el primero", rememoró con emoción, recordando cómo junto a Juancito Buenaga fueron testigos de ese momento fundacional. Volviendo de la Fiesta Nacional del Chamamé, Barbosa hizo una parada obligada por la ciudad de Concordia, más precisamente por las Termas del Ayuí, donde pudo disfrutar de un momento de descanso antes de continuar su camino. En una charla distendida, Barbosa también se refirió a su preocupación por la salud de su amigo y colega, Nardo, quien atraviesa un proceso de recuperación. "Yo estaba muy preocupado por saber cómo iba su mejoría", confesó, explicando que, tras su paso por el Festival de Corrientes, aprovechó para visitarlo. "Vamos a ir más tarde, antes de las cuatro, porque es la hora en la que tiene que hacerse los masajes y toda la kinesiología". Sobre su organización profesional y personal, Barbosa explicó que delega gran parte de la logística de su carrera en su equipo de trabajo. "Fuera del escenario es Felice el encargado de todo", dijo, en referencia a la persona que gestiona sus viajes y presentaciones. "Yo me dedico a lo que sea sobre el escenario y en los viajes, pero todo lo otro, conseguir los contratos, organizar los horarios, los hoteles, es su responsabilidad". El destino vuelve a llevarlo a Francia, su segundo hogar desde hace décadas. "Voy a estar allá a mediados de abril", contó, detallando que, antes de partir, se tomará un tiempo en Buenos Aires para visitar a su hermana y rendir homenaje a sus padres. "Ella vive en Capital Federal, trabajó como cantante en el coro del Teatro Colón". La charla también derivó en reflexiones sobre la vida, la educación y los valores. Barbosa recordó la influencia de su padre, un hombre humilde y trabajador, quien, pese a no haber tenido acceso a la educación formal, le transmitió una riqueza en el lenguaje y la importancia del respeto. "Nunca hubo un grito en mi casa. Mi madre me enseñó a ser hombre y mi padre me enseñó a amar la música", compartió con nostalgia. Con 87 años, Raúl Barbosa sigue siendo un faro de enseñanza para las nuevas generaciones. "A mis jóvenes amigos y compañeros les enseño lo que aprendí. Hoy escucho palabras que ni imaginaba cuando era chico. Mi padre me enseñó que hay que tener cuidado con lo que se dice, saber cómo se habla y saber esperar para pedir y para ofrecer". Un verdadero maestro, no solo del acordeón, sino de la vida.

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