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» El litoral Corrientes
Fecha: 09/02/2025 00:27
Si algo nos enseñó la historia política reciente es que los correntinos ya no creen en los Reyes Magos. Si se gobierna bien, el gobierno sigue. Si se gobierna mal, te cambian. Pero el que evalúa y decide es la gente. Y no se equivocan. El gobierno actual mantiene una alta valoración de gestión y, hasta ahora, no hay una oposición que le haga sombra. Si bien aún no hay candidatos naturales ni un escenario completamente definido, el tiempo corre y se achica el margen para las sorpresas. La política, como el fútbol, siempre deja espacio para giros inesperados, pero en 2025, el terreno parece más predecible de lo habitual. En cada elección, todos prometen lo mismo, pero nadie explica cómo. No dicen a quién van a beneficiar ni a quién van a perjudicar. Tienen miedo de perder votos, y así es como los pierden aún más. Pero en 2025, el voto viene con más preguntas que certezas: ¿quién representa realmente a la sociedad correntina? ¿Por qué los partidos fueron reemplazados por personas? ¿Las instituciones generan confianza o ya son parte del problema? Todos los estudios recientes pintan un cuadro claro: la paciencia de los correntinos con la política tradicional está en rojo. No porque se hayan vuelto anarquistas, sino porque la política los defraudó tantas veces que hoy piden garantías antes de confiar. Lo mismo ocurre con varias instituciones, los sindicatos, los medios de comunicación y hasta la iglesia. Sin embargo, hay algo que no deberíamos perder de vista: a pesar de todo, la gente no ha perdido la esperanza en el futuro. Expectativas y esperanza: el futuro aún no está escrito Aunque la situación económica es dura y la confianza en las instituciones está debilitada, los correntinos no se han resignado. Las encuestas muestran que una gran parte de la sociedad sigue creyendo en la posibilidad de un cambio real, siempre y cuando la política se renueve. Los jóvenes creen en nuevas formas de hacer política. Si bien muchos se sienten alejados de los partidos tradicionales, cada vez más jóvenes se involucran en proyectos sociales, espacios independientes y nuevas formas de participación. No esperan que el cambio venga desde arriba: están dispuestos a construirlo desde abajo. El emprendedurismo como símbolo de resiliencia. A pesar de la crisis, cada vez más correntinos apuestan por el autoempleo, el comercio digital y los emprendimientos. Este espíritu de reinvención refleja una sociedad que no se deja vencer por la adversidad y que, aunque desconfía de la política, sigue apostando por el futuro. La demanda de un liderazgo auténtico. La gente ya no quiere figuras acartonadas que hablen con guion. Busca líderes que sean genuinos, que escuchen y que propongan soluciones concretas. Este es un llamado de atención para la dirigencia: la ciudadanía ya no tolera el doble discurso ni las falsas promesas. ¿Quiénes tienen crédito y quiénes están en bancarrota? Según los datos recolectados, el nivel de confianza en las instituciones sigue en caída libre. Aquí, un breve ranking de las entidades que todavía tienen algo de crédito y las que están en bancarrota: Ganan algo de confianza: La Universidad: No es perfecta, pero sigue siendo vista como un espacio de formación y debate. Aunque los jóvenes critican su lentitud para adaptarse a los nuevos tiempos, sigue siendo un faro de conocimiento. La Iglesia: A pesar de la secularización de la sociedad, en Corrientes la religión sigue teniendo peso. Sin embargo, la confianza está más ligada a figuras locales que a la institución en sí. Algunos medios de comunicación: Los medios locales todavía tienen audiencia, pero los ciudadanos ya no consumen noticias como antes. La gente chequea, compara y no compra cualquier relato. En caída libre: Los partidos políticos: Si fueran una empresa, ya habrían quebrado. La gente los ve como estructuras oxidadas, donde siempre los mismos nombres se reparten el poder. Partidos que no funcionan, que están cerrados, que no ejercen la democracia. Que ya no priorizan sus ideales. Los legisladores: Hay un consenso generalizado de que trabajan poco y que sus debates están desconectados de la realidad. La sensación es que la política se convirtió en un club exclusivo donde las prioridades son otras. Los gremiosy sindicalistas: Hubo un tiempo en que los sindicatos eran símbolo de lucha, pero hoy muchos trabajadores los ven como estructuras burocráticas que defienden más sus propios intereses que los de la gente. Las demandas de los correntinos para 2025 Si la política quiere recuperar la confianza de la sociedad, tendrá que hacer algo más que prometer cambios en campaña. Las principales demandas que surgen de las encuestas y focus groups son claras: Trabajo genuino, no clientelismo: Los planes sociales no son una solución, sino un parche. La demanda de empleo genuino es una de las más fuertes, especialmente entre los jóvenes que sienten que no tienen futuro en la provincia. Educación útil y accesible, no solo títulos: La educación en Corrientes sigue funcionando con un esquema del siglo XX en un mundo que ya está en la era digital. La demanda no es solo por más presupuesto, sino por una reforma de fondo. Salud pública que funcione, no parches: El acceso a la salud es otra gran deuda. El reclamo no es solo por más hospitales, sino por una administración más eficiente: Seguridad real, no excusas: La sensación de inseguridad crece, pero la respuesta de las autoridades es la misma de siempre: "Estamos trabajando en ello". La gente quiere soluciones, no comunicados de prensa. Un Estado eficiente, no elefantes burocráticos: Nadie quiere más impuestos ni trámites eternos. La digitalización y la modernización del Estado aparecen como exigencias urgentes. Una nueva agenda: transparencia y medioambiente Hay dos temas que ganaron fuerza en los últimos años y que la política todavía no procesa del todo: Transparencia: La corrupción no es un tema menor. La gente quiere gobiernos que rindan cuentas, con acceso real a la información pública y sin funcionarios con sueldos de privilegio mientras la mayoría la pasa mal. Medioambiente: Corrientes ya sufrió incendios devastadores y el impacto del cambio climático es evidente. La exigencia de políticas ambientales concretas dejó de ser un tema de ONG y se instaló en la sociedad. No se trata solo de plantar árboles: se necesitan planes reales de prevención y sostenibilidad. ¿Y el proceso electoral? El 2025 promete ser una elección con más indecisos que nunca. Los partidos tradicionales se enfrentan a una ciudadanía más crítica, más exigente y menos dispuesta a elegir "el mal menor". Si la política no ofrece algo diferente, la apatía y el voto bronca pueden ser protagonistas. La confianza en el sistema electoral no está en duda, pero sí en la oferta política. Los votantes quieren candidatos con propuestas concretas, no slogans vacíos. El que no entienda esto, que ni se moleste en hacer campaña. Conclusión: la gran renovación o la gran oportunidad perdida El 2025 no será una elección más. Será el punto de inflexión donde la política decidirá si se renueva o sigue condenada a la irrelevancia. La ciudadanía quiere un cambio real, no solo caras nuevas. La demanda es por una política moderna, eficiente y conectada con la sociedad. La confianza en el futuro sigue viva, pero la política debe estar a la altura. A pesar de la crisis, los correntinos siguen creyendo en la posibilidad de un futuro mejor. Ahora, la pelota está en la cancha de los dirigentes. El mensaje es claro: los correntinos no compran buzones. Exigen resultados. Y en 2025, las urnas van a hablar fuerte.
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