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Concordia » El Heraldo
Fecha: 08/02/2025 18:02
Era una mujer esbelta, comentaban en Tucumán. Al tranco de su mula tardó semanas en llegar con el niño a Buenos Aires. Allí conoció su nuevo amor: un cabo del Cuerpo de “Blandengues de la Frontera”. José de Miranda “el asturiano”. Así fue que el segundo cuartel 6ª manzana, vereda este, pasó a ser su nuevo barrio y nuevo techo donde vivir con su hijito. No existen imágenes reales de ella. Las que se exhiben, incluso en este artículo, son imágenes idealizadas hechas por pintores y retratistas que así la imaginaron. En 1806, en vísperas de la Primera Invasión Inglesa, jornadas estas en las que su nombre pasaría a la historia en ese sitio del segundo cuartel. Ese sitio podemos hoy ubicarlo en la calle Reconquista, antes de llegar a la Av. Corrientes. Su verdadero nombre era “Manuela Hurtado y Pedraza” aunque era conocida por su apodo de Manuela “La Tucumanesa”, pero históricamente pasó a ser Manuela Pedraza. Curiosamente la primera vez que escuché su nombre fue gracias al futbol. Siempre siguiendo la campaña del Club Independiente seguía a José María Muñoz año 1965 que siempre fue muy descriptivo en sus transmisiones (no había televisión en Concordia) entonces describía minuciosamente la cancha en la que se jugaba y también las de los otros estadios recuerdo por sus transmisiones que el viejo estadio de Platense estaba ubicado en Manuela Pedraza y Cramer. Ahora es allí la Plaza General Francisco Ramírez. MANUELA PEDRAZA CON UNIFORME DE “BLANDENGUES” Pero volviendo a Manuela Pedraza la heroína de nuestra historia debemos decir que Buenos Aires en ese tiempo tenía una población que no pasaba de 45.000 h abitantes y el puerto de Buenos Aires era uno de los más rentables de América, pues la ciudad había sido declarada capital del virreinato del Río de la Plata en 1776, era la boca de salida de la inmensa producción de cueros vacunos, sebo, carnes saladas en forma de charqui o tasajo con destino a Cuba o al Brasil y por donde ingresaba también harina, aceite, vino, textiles etc. El virrey había solicitado refuerzos a España para la defensa de la ciudad desguarnecida, ante el riesgo de ser fácilmente capturada. Pero el virrey Rafael de Sobremonte temía entregar armamento a los criollos, pues los ecos de la Revolución Norteamericana y su éxito republicano, habían entusiasmado los ánimos de la gente. Las tropas que guarnecían a Buenos Aires eran algunos mal armados escuadrones de catalanes, vascos y gallegos. Los ingleses capturaron fácilmente la capital del virreinato, mientras el virrey se escapaba con su familia rumbo a Córdoba llevando los caudales públicos. A la altura de Luján, se le rompió la carreta con los caudales por el sobrepeso en medio de la tormenta de lluvia y viento. Si bien los ingleses ocuparon el Fuerte, la reacción no tardó en manifestarse con el arribo de Liniers desde Montevideo. Todo el pueblo participó de la batalla por la Reconquista. En uno de los combates, Manuela Pedraza pudo ver como una bala inglesa perforaba el pecho de José de Miranda, su marido y sin dudarlo atacó al inglés que le había disparado y le dio muerte, tomando el fusil del inglés atacó a un grupo de Dragones Ligeros y clavando la bayoneta dio muerte a otro. Retrocedió y lloró junto a su marido muerto, pero dos criollos la tomaron de los brazos, llevándola para protegerla del fragor de la batalla. Cuando todo finalizó con el triunfo de los criollos, Manuela Pedraza se presentó ante Liniers y le entregó el fusil de el inglés. Dice Liniers en el Parte de Batalla “Manuela Pedraza, La Tucumanesa, se sumó a la lucha en torno a la Plaza Mayor en agosto de 1806. Según el informe enviado a la Corona por Santiago de Liniers, jefe de las fuerzas que recuperaron la ciudad “era la mujer de un cabo” que combatiendo al lado de su marido con su sublime entereza mató a un soldado inglés del que me presentó el fusil” (escribe Liniers). No hay muchos datos sobre esta mujer, salvo que una Real Cédula de 1807 le otorgó el grado de subteniente de infantería con goce de sueldo de por vida, lo que no deja de ser interesante porque es uno de los pocos documentos en los que el rey concede sueldo y grado militar a una criolla. Esto no impidió que tras la Revolución de Mayo viviese en la miseria” Felipe Pigna- Editorial Planeta 2011 Pagina 180 Dice de ella el Coronel Leopoldo Ornstein “Manuela Pedraza transitó nuestra historia como una figura borrosa que refulge un momento para apagarse sin ruido, sin siquiera un chisporroteo y perderse en la oscuridad. Pero constituyó en su momento de brillo, el caso cabal de la heroína inspirada e inspiradora que surge en los momentos tempestuosos y desaparece cuando la paz reparadora llega. Entre las turbulencias de nuestras luchas civiles, quizá por la insoportable ausencia de su compañero. Manuela fue olvidada y terminó sus días vagando trastornada e indigente, arrastrando su miseria por las calles de la ciudad que ayudara a reconquistar. El coronel Antonio Balcarce creyó reconocerla y al llamarla por su nombre y grado militar, negó ser esa persona, que había recibido el reconocimiento de SM el rey de España don Carlos IV”
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