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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 08/02/2025 11:45
Disimulado por el huracán electoral, las elecciones del 2023 no sólo le pusieron la lápida a Juntos por el Cambio. El mazazo que recibió el peronismo todavía lo tiene contra las cuerdas. Es como esos boxeadores que miran al rincón para que tiren la toalla, pero resulta que en la esquina ya no hay nadie. Mientras tanto se sigue comiendo piñas sin saber muy bien de dónde vienen. La votación el jueves de la suspensión de las PASO fue otra muestra. Sin la palabra de Cristina, al menos públicamente, más de una veintena de diputados peronistas votaron por el proyecto del oficialismo. Varios gobernadores tuvieron mucho que ver. De hecho, fueron determinantes en la aprobación en comisión donde al gobierno le faltaban votos y Catamarca y Santiago del Estero inclinaron la balanza. ¿Quiénes? Diputados que responden a esos gobernadores peronistas. Con la comisión en la mano, en el recinto la diferencia fue más holgada aún, con 162 votos afirmativos por la suspensión de las PASO. La eclosión de las fuerzas no quedó limitada al peronismo. Algo similar pasó en otros bloques y es probable que en el Senado ocurra también. Hay rumores consistentes que otro grupo de senadores del PJ haría rancho aparte, lejos de la conducción de Cristina. Una isla más para el archipiélago que es el parlamento. En este contexto, ¿está bien o mal suspender las PASO? En realidad, deberían eliminarlas. Las PASO se convirtieron en una parada innecesaria y burocrática de nuestra democracia. Luce contradictorio en un principio sostener que votar no es bueno. Pasa que no se trata de dejar de votar, sino de hacerlo en tiempo y forma. Las PASO le evitan a los partidos políticos procesos internos. En tiempos de fractura, dispersión, flaqueza ideológica y liderazgos débiles, es pan comido. Que la sociedad se haga cargo de esas falencias. Claro, la contra parte es el dedo, lo más cómodo, ágil y productivo para la rosca. Hace años que los partidos políticos han optado por lo más fácil. Evitar las internas todo lo posible, fogonear el dedo y refugiarse, como última instancia en las PASO. Que sea la gente, la que desate el nudo. ¿Consecuencia? Partidos políticos vaciados, con poca capacidad de respuesta ante las demandas de la gente y dirigentes de bajo calibre, poco formados. Prestos además a pegar el salto si la necesidad electoral lo pide. Las superestructuras se hicieron un festín porque lo único que hacen es eternizarse en el poder y si no basta con mirar la provincia de Buenos Aires o el insólito caso de Formosa. Como daño colateral, depende quien lo mire claro, está el punto final del 2023. Alguien como Milei, sin estructura, sin candidatos conocidos en todo el país, desde la patria panelista de la tele y las redes sociales, se quedó con el mandado. Encima diciendo lo que iba a hacer que no era nada bueno, al menos para lo que la cátedra pensaba. ¿Tampoco entendieron muchachos? Contribuir al sostenimiento de las PASO es buscar disimular el fracaso permitiendo al aparato sobrevivir. Extrañamente, nuevas formaciones políticas como el PRO cayeron en los seductores brazos de las estructuras. Hoy, implosionado, todavía se pregunta si es aliado u oposición, dividido además por miserias personales y egoísmos que llevaron a Juntos a la debacle de hace dos años. El peronismo es una base tan ancha como inabarcable. Implacable el paso del tiempo le va marcando la cancha a Cristina. Su liderazgo abollado de hoy sólo es amenazado por Kicillof, que tiene sus propios problemas en la provincia. Pero llegará el día que se plante. Más temprano que tarde tendrá que hacerlo si quiere quedarse con el nuevo liderazgo. Los gobernadores del PJ, como siempre, hacen su juego, al compás de las obras y los fondos que van y vienen. Si algo aprendió Milei rápido son las necesidades que tienen los caciques provinciales. Arma indispensable para destrabar cualquier ley o remover el obstáculo que se presente. Lo del jueves es otra muestra acabada. En este magma se mueven los límites del PJ que se abrazó, los sectores más duros, al anunciado fracaso de La Libertad Avanza. El estallido, que todavía no llega, la gente en las calles saqueando comercios, la toma de la Casa Rosada es algo con lo que todavía sueñan. Pero el tiempo pasa y eso no llega. Tendrán que rever la estrategia si quieren ganar las elecciones de este año y empezar a aceitar el retorno al poder. Hoy luce lejos ese escenario. La realidad tiene infinidad de vericuetos, todo es posible. Pero los milagros se producen muy de vez en cuando. Si uno cree, claro.
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