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    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 08/02/2025 04:34

    Javier Milei La media sanción para la suspensión de las PASO alcanzada este jueves en Diputados es pura ganancia para el oficialismo. No solo se pudo imponer una iniciativa que cambia la dinámica de las elecciones en pleno año electoral, sino que el resultado de la votación dejó a la intemperie la extrema fragmentación del escenario opositor. El peronismo salió deshilachado de un debate incandescente. El liderazgo de CFK resultó dañado por la falta de definiciones en la que Cristina Fernández intentó resguardarse. La jugada, pretendidamente estratégica de no pronunciarse, desnudó los problemas de alineación y balanceo que padece el partido que preside. El bloque de UxP emergió de la sesión en extremo debilitado. Sus componentes se repartieron a tontas y a locas entre todas las posturas posibles. Hubo 43 rechazos, 25 votos positivos, 24 abstenciones y 6 ausencias. El kirchnerismo de paladar negro se opuso al proyecto con la esperanza de seguir disponiendo de una herramienta que corte el paso a la avanzada de Axel Kicillof. De imponerse la suspensión de las PASO, quedaría facilitado el camino del Gobernador bonaerense para ir por el desdoblamiento de las elecciones. Algo que CFK y La Cámpora resisten. El bloque de Unión por la Patria, partido en Diputados (Jaime Olivos) Si se aprobara en Senado, lo que ahora aparece como probable, la cancha quedaría aún más despejada para los juegos de seducción que despliega el triángulo de hierro, empeñado en abducir voluntades de otras fuerzas. Los espacios de la oposición no dispondrán de una herramienta clave para reordenarse y sostener la expectativa de construir alianzas se debilita. Campo traviesa para el oficialismo. El empecinamiento con el que Milei se atrinchera en sus excentricidades ideológicas se contrapone con el pragmatismo que exhibe en la política pura y dura. El líder libertario que llegó al poder renegando de los juegos de la política, hoy despliega con premeditación y alevosía todas las fichas disponibles para dominar el tablero electoral. Mientras los suyos avanzan con mano firme sobre las nóminas partidarias, Milei deleita con pochoclo ideológico a sus mastines. Los caramelos ácidos del antiwokismo, que lastiman la sensibilidad de medio país lo muestran engolosinado con su rol de líder disruptivo de la derecha alternativa a nivel global. En orden a congratularse con Trump y los suyos aparece empeñado en redoblar todas sus apuestas. La semana lo presentó con ese impulso. Arrancó el lunes acelerando en una curva cerrada. Minimizó la marcha anti wokismo y la emprendió contra los que osan contradecir sus mandamientos denigrando sin remilgo a los que se le oponen. Ese es su mindset. Davos dejó un tsunami cuyas réplicas sacuden las profundidades. El anarcocapitalista que parecía recular, respiró hondo y aceleró. La arremetida dejó pataleando a los que ensayaron paños fríos para bajar el daño autoinfligido en el discurso de la discordia. El Presiente junto a Donald Trump (REUTERS) Quedó claro que Milei prefiere galopar enloquecido con sus afrentas a propios y extraños antes que admitir sus derrapes. Muchos se preguntan por qué lo hace. Otros quieren saber quien les escribe el libreto. Milei dispone de mentores intelectuales que alimentan sus impulsos, Agustín Laje y Nicolás Marquez entre otros, pero Milei es Milei y es muy poco probable que diga algo que no piensa y siente. Milei se autopercibe como destinado a liderar un movimiento global y se dedica a deslumbrar con sus audacias. Sus intervenciones perturban a muchos, pero una inmensa mayoría, por ahora, elige ignorar sus excentricidades ideológicas. Nadie puede decir que no aviso. Para Milei, un producto mediático por excelencia, la política demanda show y con Milei, el show está garantizado. “Es exactamente lo que votamos”, es el rezo laico de los suyos. En orden a librar la sacrosanta “batalla cultural” el libertario no repara en daños, ni siquiera en los autoinfligidos. Milei se daña a sí mismo pero no le importa. Los anuncios y trascendidos de esta semana lo muestran espejando la impronta trumpista. No solo anunció que en los próximos días firmará un DNU para ejecutar la salida del país de la Organización Mundial de la Salud sino que dejó trascender que planea presentar una denuncia contra el presidente de la organización Tedros Adhanom Ghebreyesus ante la Corte Penal Internacional por presuntos delitos de lesa humanidad cometidos durante la pandemia. Los cargos serían por violar el artículo 7 del Estatuto de Roma por los delitos de esclavitud y actos inhumanos. Too much. El vocero Adorni argumentó la decisión en cuestiones de soberanía: “Nuestro país no va a suscribir ningún acuerdo pandémico que pueda afectar la soberanía nacional”. La sede de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza La prestigiosa revista médica británica The Lancet le dedicó a Trump una durísima nota editorial en la que define como “un ataque radical y dañino contra la salud del pueblo estadounidense y de aquellos que dependen de la ayuda exterior del país y contra la comunidad de salud e investigación médica” la decisión de salir de la OMS. También acusa a Elon Musk de difundir falsedades que tendrán impacto de largo alcance. En la misma línea, evalúa salir del Acuerdo de París. La iniciativa, pensada en el marco de la ONU, establece una serie de medidas tendientes a reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, para mitigar el calentamiento global. “No estoy de acuerdo con la agenda ambientalista que me parece un completo fraude…Esta agenda está inspirada en el marxismo cultural”, dijo Milei en una entrevista a Le Point. Milei celebró que Donald Trump haya dejado de financiar investigaciones sobre cambio climático y volvió a cargar contra el “wokismo que nos amenaza” y a repudiar a quienes firmaron la agenda 2030. “Quién votó a estos burocráticos hijo de puta, dándoles el derecho a decidir la vida de más de 8000 millones de seres humanos. ¡Nadie!”. Bramó en la entrevista que ofreció al semanario francés de orientación conservadora. El presidente prepara la alfombra roja que lo ovacionará en el próximo encuentro de la CPAC. La Cumbre de la Acción política Conservadora lo llevará a EEUU en este febrero donde volverá a encontrarse con Donald Trump en el que será el noveno viaje a EEUU desde que es mandatario. La banalización de la violencia de género y la decisión de eliminar el femicidio como agravante del homicidio destila un tufillo a revancha. El avance de las posturas del feminismo más radicalizado, con su lógica de cancelación tras el “me too” descolocó a muchos varones, aquí y en el mundo, y abrió una grieta de género, especialmente entre los jóvenes. Los excesos demandan represalias. No está bien que las administre un presidente. Relativizar la violencia de género es criminal. Hacerlo desde el Estado supone una enorme irresponsabilidad. Según los últimos datos documentados por el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Maricel Zambrano”, durante el transcurso del mes de enero se produjeron 28 femicidios en Argentina, uno cada 26 horas. La Marcha Federal LGBT+ en contra del Gobierno (Gustavo Gavotti) El informe, coordinado por Casa del Encuentro, da cuenta de que el 60% de los agresores eran parejas o ex parejas de la víctima y que el 70 % de los casos ocurrieron en la vivienda de la víctima. El argumento de que la vida de una mujer no puede valer más que la de un hombre, esgrimido por el vocero presidencial Manuel Adorni, da cuenta de un profundo desconocimiento del derecho penal. Para que se aplique el agravante del femicidio al homicidio perpetrado contra una mujer deben darse determinadas condiciones. Todas ellas relacionadas con una matriz violenta que encuentra sus raíces en la cultura patriarcal y machista. El argumento de la igualdad ante la ley denota una superficialidad conceptual rayana en la ignorancia. La asimilación de la pedofilia a la homosexualidad también desnuda prejuicio e ignorancia. Las estadísticas nacionales e internacionales dan cuenta de que el abuso de menores que la mayoría de los abusos son perpetrados por personas heterosexuales. La mayoría de los abusadores son hombres. Según datos del Programa “Las Víctimas Contra las Violencias” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, el 90,1% de los agresores son de género masculino. Según datos oficiales la mayor parte de los abusos (74,2%) se dan en el ámbito intrafamiliar. Más del 46% de las víctimas fueron agredidas por su padre o padrastro (25% corresponde al padre; 21% al padrastro). Otros familiares como tíos, abuelos y hermanos representan el 26.9% de los agresores. Según fuentes de UNICEF las estadísticas dan cuenta de que las agresoras de género femenino sólo representan el 4,4% de los casos. El 74,2% de las víctimas fueron violentadas por alguien de su entorno cercano o ámbito de confianza, lo que subraya que el abuso sexual infantil ocurre predominantemente en contextos familiares o de proximidad. La eliminación de la figura del femicidio podría significar el acortamiento de las condenas y eventualmente el pedido de libertad condicional de los que cumplen sentencia firme. Es importante considerar que tanto los violadores, como quienes cometen abuso de menores suelen registrar altísimos índices de reincidencia. Esto también ocurre con los varones cuyo patrón de comportamiento encuadra dentro de la violencia de género, lleguen o no a cometer femicidios. No está claro si el encarnizamiento anti woke que despliega el Presidente en orden a deslumbrar en el medioambiente del conservadurismo global terminará dañando en algo las posibilidades electorales. Por el momento estas cuestiones tan sensibles no parecen mover el amperímetro que lo tiene bien arriba en la consideración popular. “Es la economía, estupido”, se podría concluir en sentido invertido y reversionado la célebre frase a la que echó mano con tanto suceso Bill Clinton. Mientras el rumbo de la economía siga exhibiendo el rumbo planteado desde el Ejecutivo, la inflación se sostenga a la baja y los dólares planchados venteen esperanza Milei puede seguir repartiendo sus tóxicas golosinas ideológicas. Todo parece estarle permitido mientras no derrape en el mandato que recibió en las urnas y al que al menos hasta ahora está honrando.

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