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  • Keila Sosa luego de Gran Hermano: “En mi familia los tengo cortitos, hasta le reviso el celular a mi papá”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/02/2025 02:43

    KEILA SOSA - GRAN HERMANO Ser el primer participante expulsado por “Gran Hermano” es una experiencia por la que ninguno de los “hermanitos” quería transitar. Pero alguna vez, a alguien le tiene que tocar. Y en la edición actual, la bolilla cayó en el casillero de Keila Sosa. En una charla en el estudio de Infobae, sincera y autocrítica, la joven de 28 años —cuyo verdadero trabajo es ser administrativa en una empresa vinculada al Mercado Central—, admitió que no logró adaptarse al juego, y que su salida le pareció justa. Sin embargo, su salida del reality no la detiene. Con sueños de viajar por el mundo y convertirse en influencer, apuesta todavía por una vida en los medios. Durante la entrevista, además, habló sobre su deseo de ser famosa, las críticas que recibió en redes sociales, sus padres, su novio tres años menor que ella y lo que aprendió de su paso por el programa. —¿Cómo fue tu experiencia dentro de la casa? —Mi experiencia no fue muy buena, pero lo poco que disfruté, lo hice al máximo. Después me cerré mucho en mi pensamiento y veía todo muy negativo. Dejé de ser yo. Pero la casa es mágica. Me acuerdo hasta el olor. El otro día abrí un neceser de los maquillajes que llevaba ahí y tenía olor a la casa. No sé cómo explicarlo, sólo los que entran… —Dijiste que dejaste de ser vos. ¿En qué sentido? —No sabía si lo que tenía eran ataques de ansiedad o qué, porque nunca los había experimentado. Y como nos filmaban 24 por 7, no quería decir al aire: “Tengo ansiedad”. Pero después me di cuenta de que sí, porque sentía el aire pesado, un peso en el pecho y estaba mal emocional y físicamente. La adaptación es parte del juego: comer arroz si no ganaste la prueba, usar aceite porque no hay manteca, ir al baño con poca privacidad… Pero yo no pude adaptarme. Para estar tirada en la cama llorando, sentí que era justo que entrara otra persona en mi lugar. Me pareció bien la expulsión. —¿Te pesó haber estado solo un mes? —Obviamente. Imagínense la fe que me tenía que en el trabajo pedí seis meses de licencia. Yo dije: “Capaz que no llego a la final, pero me tengo mucha fe”. Keila Sosa con Infobae: "Me tenía fe para seis meses, pero no pude", cuenta sobre su paso por Gran Hermano (Candela Teicheira) —¿Por qué creés que casi siempre gana un hombre? —Porque el público de Gran Hermano es mayormente femenino. Y existe lo que llaman “voto tanga”: mujeres que se fanatizan con los chicos y no votan a otras mujeres. Entre nosotras solemos ver más lo malo. Hablamos de empoderamiento, pero después, a la hora de votar, terminamos eligiendo a un chico lindo. Por ejemplo, en mis comentarios, los negativos vienen más de mujeres que de hombres. —¿Y qué te dicen en los comentarios? —“¿Qué te hiciste en la cara? Estás deforme", “En la casa estabas muy mal, ahora se te ve mejor”. El otro día salí después de mucho tiempo y me paró mucha gente a pedirme fotos. Una persona me dijo: “Ay, qué flaquita sos. En la tele no se te veía así”. Y me quedé pensando en eso. Yo sé que estaba mal. Cuando no estás bien, se te nota físicamente. Tenía ojeras, no descansaba. Decían que dormía todo el día, pero no era así. Estaba acostada porque me sentía mal, pero no dormía. En todo ese mes dentro de la casa, nunca descansé. —¿Cómo impactan en vos estos comentarios negativos? —Al principio fue chocante, porque no estoy acostumbrada. Pero después pensé: “Ya está”. Me quedo con lo lindo, con el amor de la gente que va hasta el canal solo para darme una cartita. Claro que los comentarios negativos afectan, pero después digo: “Es mi cuerpo. Si quiero hacerme la carita, la boquita o comerme todos los panchos y el sushi que quiera, ¿qué tiene?” —Estás de licencia por seis meses. ¿De qué trabajás? —Administrativa en una empresa grande del Mercado Central que tiene puestos y hacen viandas de frutas y verduras para un montón de empresas. —¿Y qué respondió tu jefa cuando dijiste “por seis meses no voy a venir”? —En realidad, le dije: “Mirá, está la posibilidad de que sea menos, pero quiero firmar por seis meses por las dudas”. Y me respondió: “¿Cómo?”. No entendía nada. Entonces le dije: “Te lo va a explicar mejor mi papá”, porque él es su jefe. Yo no podía contar mucho, aparte estaba asustada. El contrato decía que no podíamos decir nada. Solo le adelanté que era algo bueno. A mi jefa, cuando me conoció, le dije: “No te acostumbres mucho a mí porque algún día voy a ser famosa”. A mi novio, en la primera cita, también le dije lo mismo. Yo siempre lo tuve claro. Keila estudió para ser azafata, pero no pudo entrar, dice, porque tiene muchos tatuajes (Candela Teicheira) —¿De dónde nació esa idea? —Soy muy novelera. Mis papás trabajaban mucho y mi abuela Pina me cuidaba. Me hacía ver El conde de Montecristo, Resistiré y la novela de Thalía, la del perrito, con la que lloraba todo el tiempo. Desde chica soy re novelera. Me encantaba ver cómo maquillaban a las actrices, la ropa, todo. En ese momento no había tantas redes sociales y yo me pasaba mirando revistas. Decía: “Quiero esto”. —En ese deseo de ser famosa, ¿hasta dónde querés llegar? —Quiero emprender. Me gusta mucho la idea de viajar y mostrar el mundo, como hace Tupi Saravia, que muestra todos sus viajes. Me encantaría. Yo empecé a viajar de grande porque mi papá le tiene fobia al avión, así que de chicos no viajábamos lejos. Solo a Córdoba y Claromecó. Y yo decía: “Quiero más”. Cuando empecé a viajar por mi cuenta, trabajando y pagándome mis cosas, me di cuenta de que esto es lo que quiero. —Estudiaste para ser azafata… ¿Por qué no te dedicaste a eso? —Porque tengo muchos tatuajes. Y después me di cuenta de que lo que me gusta es el destino, no el viaje en sí. Imaginate que me toque trabajar un 24 de diciembre, lejos de mi familia… Me muero. Soy re familiera. —En tu presentación dijiste que tu papá es mujeriego. ¿Es verdad? —Bueno, sí. Es que el hombre de Leo suele ser un poquito mujeriego. Yo también soy de Leo, pero las mujeres no somos así. Cambia mucho entre hombre y mujer. Somos iguales en personalidad, muy energéticos, pero él tiene otra forma de ser. —¿En qué sentido? —Mi papá respeta mucho a la mujer. Nunca lo vas a ver faltándole el respeto a nadie. Hasta te compra, pero tiene eso de que no termina una relación y ya está en otra. Bueno, no voy a entrar en detalles… Pero como papá es el mejor del mundo. Hasta mi mamá lo dice. Tienen una relación divina. Todos los que lo conocen dicen que es increíble como padre. "Mi experiencia no fue muy buena, pero lo poco que disfruté, lo hice al máximo", cuenta Keila(Candela Teicheira) —¿Se separaron hace mucho? —Sí, hace un montón. Después mi mamá tuvo cáncer de mama y ahí se unieron mucho. Mi mamá siempre quiso volver con mi papá, pero él no. Y cuando ella pasó por la enfermedad, mi papá no se perdió ni una sola quimio, la acompañó a todos lados. Desde ahí tienen una relación excelente. De hecho, hoy en día pasamos Navidad y Año Nuevo todos juntos. —¿Y cómo impactó en vos la enfermedad de tu mamá? —Nosotros siempre fuimos medio consentidos. Mi mamá no nos dejaba ni poner la mesa. De repente, verla sin fuerzas, en cama, fue durísimo. Ella no podía hacer nada y mi papá trabajaba, así que me tocó a mí ocuparme. Le hacía el té, le cocinaba… Aprendí un montón. Pero lo más importante es que nos unió más como familia. Aprendimos que lo más importante es la salud y la familia. Porque en los momentos difíciles te das cuenta de quiénes están de verdad. Los amigos para las cosas buenas están todos, pero cuando estás en el piso, son pocos los que quedan. —¿Cómo está conformada tu familia? —Mi mamá, mi papá, mi hermana Wanda, que es abogada y tiene 34 años, mi hermano Nehuen, que tiene 19, y mi hermanito Milo, que es hijo de mi papá con otra pareja. —¿Se llevan todos bien? —Sí, re bien. Igual, cuando mi papá tuvo a Milo, al principio fue un shock. Es un tipo de 60 años teniendo un bebé. Lo llevaba al jardín y las maestras le decían: “Ay, su nieto”, porque pensaban que era el abuelo. Pero más allá de eso, nos llevamos súper bien. —¿Creés que la gente está muy susceptible hoy? —No, la gente está al pedo en sus casas mirando lo que hacés. Para mí, la gente feliz no critica ni molesta. Se dedican a su vida. Yo estoy bien. Porque todos van a decir ‘Ay, pero vos eras muy cholula, muy fanática’. Yo soy cholula de chiquita, como ya te conté, y era muy fanática de Gran Hermano. Cuando la madre tuvo cáncer, cuenta Keila que "ella no podía hacer nada y mi papá trabajaba, así que me tocó a mí ocuparme" (Candela Teicheira) —¿Hace cuántos años que convivís con tu novio? —Hace dos años y medio. O algo así… Después me mata porque él se sabe mejor las fechas que yo. Soy más colgada y él es re romántico. —Nombraste a tu abuela. ¿Era la que más extrañabas en la casa? —Muchísimo. —¿Cómo es tu relación con ella? —Es mi mejor amiga. Para el Día del Amigo, me llama a mí. Tiene 90 años y la mayoría de sus amigos ya no están. Yo la cuido, le cocino, le voy a buscar los remedios a PAMI… A veces la llamo solo para preguntarle una receta que ni siquiera voy a hacer, porque sé que le hace bien sentirse útil. Llega una edad en la que los abuelos sienten que ya no pueden aportar nada, y a mí me encanta hacerla sentir importante. —¿Sos muy familiera? —Sí, un montón. Un mes adentro de esa casa se sienten como cuatro meses afuera. Yo me di cuenta de que mi sueño era estar en la tele, pero no a costa de perderme un segundo con mi familia. —¿Sos de controlar todo en tu familia? —Sí. Soy insoportable. Los tengo a todos cortitos. Hasta le reviso el celular a mi papá. —¿Cómo que le revisás el celular? —Sí, porque tiene colesterol alto y a veces me miente. Me dice: “Hoy comí bien”, y yo le reviso el grupo de sus amigos, donde suben fotos de lo que comen los miércoles. Y ahí veo que se clavó una milanesa con papas fritas. Entonces lo reto. Cuando salió de la casa, su novio la recibió temblando y llorando "Él no es de llorar. Cuando lo vi así, dije: 'Guau, mirá lo que me bancó' (Candela Teicheira) —¿Con tu novio también sos así? —Sí, pero él me baja a tierra. Yo soy muy arriba y él es súper tranquilo. No sé cómo hizo para ir a todas las galas, porque es re tímido. —¿Sos celosa? —No. Es la primera relación en la que no soy celosa. Antes sí, porque tuve relaciones tóxicas. —¿Qué aprendiste de tus relaciones pasadas? —Que para querer bien a alguien, lo tenés que querer sanamente, con sus virtudes y sus defectos. También aprendí que el que te quiere engañar, lo hace a la vuelta de tu casa. No sirve prohibirle cosas a nadie. —¿Qué te hizo cambiar? —Mi novio. Desde el primer día me apoyó en todo. Cuando le dije que me anoté en Gran Hermano, me respondió: “Obvio, si te lo proponés, lo vas a lograr”. Nunca me tiró abajo. —¿Qué te dijo cuando saliste de la casa? —Estaba temblando y llorando. Y él no es de llorar. Cuando lo vi así, dije: “Guau, mirá lo que me bancó”. —¿Qué aprendiste en la casa? —Que estar ahí adentro no es fácil. Yo antes miraba Gran Hermano y decía: “¿Cómo ganó este si no hacía nada?”. Y ahora los aplaudo. Aguantar tantos meses lejos de los tuyos, conviviendo con gente que no conocés, con cámaras todo el tiempo… Es mucho. Yo me tenía fe para seis meses y no pude. —¿Qué te gustaría hacer ahora? —Seguir creciendo. Quiero hacer cosas en los medios, pero también viajar, emprender. Amo viajar y me gustaría mostrarlo como hacen las influencers de viajes. —¿Qué mensaje te gustaría dejarle a la gente? —Que sean ellos mismos. Juzgar, te van a juzgar siempre. Pero si tenés un sueño, manifestalo, hacé algo por eso y lo vas a lograr.

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