04/02/2025 13:34
04/02/2025 13:33
04/02/2025 13:33
04/02/2025 13:30
04/02/2025 13:30
04/02/2025 13:30
04/02/2025 13:30
04/02/2025 13:30
04/02/2025 13:30
04/02/2025 13:30
» Comercio y Justicia
Fecha: 04/02/2025 11:08
Por Luis Carranza Torres* y Carlos Krauth**, exclusivo para Comercio y Justicia Ha finalizado el mes de enero de este año 2025; se trató de 31 días que, a diferencia de lo que pasa otros años, no fue para nada tranquilo. Sobre todo, en nuestra Córdoba y en lo legal, que transitó más que movido. El calor agobiante, fue acompañado por cortes de luz de los que poco se habla, pero muchos padecimos. El impuestazo municipal y provincial, llamado por alguno de nuestros ministros actualización en lugar de aumento, ayudó a incrementar el mal humor de los cordobeses. Nadie parecer saber, ni querer explicar, por qué tenemos servicios públicos caros y malos. En rigor de verdad, no se trata de una incapacidad de comunicar, sino para gestionar de forma eficiente lo que es de todos, pero parecer siempre estar subordinado a las quintas políticas y los beneficios de ciertos sectores con poder de presión. Ni hablar de los hechos de inseguridad, que tampoco nos dieron respiro y que parecen superar el indudable esfuerzo que hacen los encargados de combatirla. Sin embargo, algunos acontecimientos deben llamar a la reflexión de todos y a una mayor ocupación de parte de los responsables. Por caso, el rescate de un par de delincuentes, que habían sido aprehendidos por particulares, por parte de una patota de colegas del mal vivir, por decirlo de alguna forma. Una de las cuestiones que más llamó la atención, fue que los “salvadores” llegaron antes que la policía. No vamos a poner en duda la velocidad con la que arribaron los azules, pero siempre es inquietante que los delincuentes lleguen antes… Para estar atentos, sobre todo con los sucesos institucionales del pasado año. A nivel judicial, la atención pública se centró en el juicio del Neonatal. Como ocurriera pocas veces (recordamos el juicio por el motín de la cárcel de San Martin, ocurrido hace unos años) la audiencia del juicio comenzó en el mes de enero. Mas allá de que seguramente será motivo de alguna próxima columna, diremos que esperamos que se llegue a un resultado que traiga paz a los padres y familiares de los bebes muertos. Entendemos que nuestro poder judicial está haciendo todo para ello, pero se trata de un caso con múltiples hechos, diversos tipos de participación y no menos clases de responsabilidades. Y que, más allá de lo técnico legal, habla mucho de como somos socialmente, de los psicópatas que pueden encubrirse en los pliegues organizacionales, de los sujetos que les importa más su carrera política que impedir aberraciones, de la falta de empatía de quien debe dirigir con el dolor del otro, de la falta de coraje para tomar determinaciones fuertes frente a hechos igualmente fuertes. En lo turístico, este enero fue una buena temporada, aunque no sobresaliente, pero tampoco se trató del desastre que algunos opinólogos anticipaban. En dicho contexto llamó la atención la cantidad de muertos y accidentados en nuestros ríos y lagos. Aquí parece que ningún esfuerzo alcanza frente a la imprudencia y desconocimiento de los “veraneantes”. Otro tema que ha llamado nuestra atención, ha sido la cantidad de muertos y heridos por accidentes viales en las calles y rutas cordobesas. Los muertos de este primer mes del año se suman a los 373 registrados en el 2024. Qué hacer es la pregunta. Si bien la respuesta no se presenta como complicada, sí requiere de una decisión firme por parte de las autoridades, que implica desde el vamos asumir la existencia del problema y la compleja causalidad de los accidentes. Caso contrario, se cae en reduccionismos infantiles como enumerar qué debe traerse en el auto como elementos de seguridad. La necesaria existencia de un matafuego en el auto no incide en nada en la obsesión que tienen algunos por la velocidad o conducir pasando congéneres como si estuvieran disputando un rally. De allí que el asunto requiera respuestas cualitativas sostenibles en el tiempo, en varios frentes. Y que, desde ya, no pasa tampoco por la inauguración con bombos y platillos de un “operativo verano” o similar. Es que en los últimos tiempos vemos que las autoridades impulsadas por algunos formadores de opinión (que no son solo periodistas) solo aumentan los controles y las sanciones para quienes infringen las reglas de tránsito, un trabajo que con los resultados vista es evidente que no alcanza. Por supuesto que las faltas deben castigarse, pero el eje represivo, llamado por otros “recaudatorio” no es lo principal en el asunto. Urge poner el foco en la educación vial, la que comprende, no solo campañas publicitarias de “concientización” sino también la enseñanza y capacitaciones de las reglas de tránsito y de comportamiento vial en los distintos niveles educativos. Justamente, la legisladora Ariela Spaznin, presentó un proyecto de resolución a ese efecto y recordó que hay presentado un proyecto de ley destinado a prevenir y reducir los siniestros viales en Córdoba. No tenemos dudas de que, una mayor y mejor educación, redundará en una disminución en los accidentes de tránsito, y lógicamente en el número de muertos y heridos. Es que manejar no solo es poner primera y acelerar. Conocer las leyes de tránsito, y el valor de respetarlas, es fundamental para un buen conductor. Y si bien con ello no se eliminaría el 100% de los siniestros, sin dudas transitar por las calles será mucho más seguro. (*) Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. (**) Abogado. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.
Ver noticia original