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» Diario Cordoba
Fecha: 02/02/2025 08:14
Profesor de la escuela de negocios IESE. Uno de los economistas y expertos bancarios más prestigiosos y escuchados de España. Fue miembro del Comité Ejecutivo del BCE, trabajó en el Ministerio de Economía, el Banco de España, el Banco Mundial, el FMI, la Comisión Europea, el Banco de Pagos Internacionales y la OCDE. Fue consejero del BBVA y lo es de de Abanca. ¿Tiene sentido hablar de fusiones transfronterizas a nivel europeo en banca? En los ránkings de bancos por tamaño a nivel global, Europa aparece muy abajo, cerca de la posición 30. Nada que ver con el peso que tiene Europa globalmente. Algo raro ocurre. Hay factores que perjudican que los bancos ganen tamaño, sobre todo de manera inorgánica, a través de fusiones. Una traba es la fragmentación regulatoria, con directivas y normativas locales que dificultan las fusiones a nivel de país. Aquí es donde la política interviene a todos los niveles. Los gobiernos temen perder control sobre el sistema bancario nacional y las posibles repercusiones, por ejemplo, en la financiación a las empresas. Junto a eso tenemos las dificultades naturales de las fusiones, ya sean las diferencias culturales o los riesgos operativos, como integrar las plataformas informáticas. Lo de siempre: ¿más tamaño? Deben tener el tamaño apropiado para su área económica. Con el tamaño se puede ganar eficiencia, aprovechar sinergias y aplicar economías de escala, multiplicando los productos que se ofrecen, incluso a nivel geográfico para manejar mejor el riesgo. ¿Hay elementos negativos? Hay riesgos de que las integraciones se hagan mal, de que sean percibidas políticamente de una manera hostil. El Gobierno alemán ha recibido mal el intento del italiano Unicredit de tomar el control de Commerzbank. El canciller Olaf Scholz considera que Commerzbank es crucial para la economía alemana. Un poco exagerado, pero es donde se ve el factor político. Sin embargo, en conjunto, una ganancia de tamaño a nivel global tiene más beneficios que perjuicios. ¿Hay suficiente competencia bancaria en Europa? Sí. Y cada vez son más los bancos que operan a través de mecanismos diferentes de la presencia física, que se suman a la aparición de las fintech o neobancos. La innovación tecnológica ha creado una nueva competencia. En España tenemos más de cinco millones de clientes en neobancos, la clientela de un gran banco. De esto se habla poco. No podemos juzgar la competencia con baremos tradicionales de números de oficinas y cuotas de mercado que representan depósitos o créditos. José Manuel González-Páramo, economista. / José Luis Roca ¿Al cliente puede acabar dándole igual la marca y de dónde sea? El negocio bancario parece que se está comoditizando, pero que esto represente que dé igual la marca... hay una distancia. Hay factores como la digitalización que facilitan cambiar de entidad y la regulación convierte muchos productos en similares y homogéneos. Con la digitalización, la lealtad del cliente con la marca es menor; sin embargo, asociar la marca a un tipo de servicio y relación a largo plazo aún tiene valor y los bancos que mejor lo entiendan reforzarán este aspecto. Entonces, ¿el efecto sede seguirá siendo importante? Sigue siendo importante, especialmente cuando hay una historia detrás. Una historia que, en mayor medida, saltó por los aires con la gran crisis financiera que se llevó por delante tantas cajas de ahorro locales. Aún se valora como plus el contacto con el cliente, que te vengan a ver a la empresa y no que tengas que esperar en una sala del banco dos horas para que te atiendan. ¿Hay camino para más fusiones nacionales antes que realizar las transnacionales? Empezar con las fusiones en el propio país tiene sentido antes que en el ámbito europeo en la medida en que estas sean tan complejas de realizar. El factor político influye porque sigue habiendo regiones dentro del país, pero no es tan intenso como cuando se trata de fusiones transfronterizas. En el contexto actual no se ha agotado la posibilidad de más fusiones. Depende de lo que se trate de lograr con una fusión. Qué ventajas puede tener para el conjunto del país y, claro, para las entidades que la lanzan. ¿Como cuáles? Hay una ventaja clarísima, que es ganar tamaño en el ámbito internacional. Otra palanca, teniendo en cuenta que la consolidación que se ha producido desde la gran crisis ha sido enorme, es la diversificación geográfica. Hay bancos que están diversificados geográficamente pero con una presencia limitada en algunas áreas. Este tipo de operación ayuda a diversificarse y a ganar tamaño generando sinergias y economías de escala. Si una entidad necesita reforzar un área en la que puede mejorar, supongamos banca de pymes, puede tener sentido que busque a otra entidad que haga eso excepcionalmente bien. La pretensión no es tanto privar de atención financiera a esas pymes, al contrario: integrar ese bloque de servicio en uno más amplio. Algún riesgo habrá... Los riesgos de estas operaciones siguen presentes. Hay que integrar culturas, incorporar plataformas IT, vencer resistencias de tipo político… Vivimos en un mundo donde lo digital va a más y, desde el mundo digital, pensar en ganar posiciones de monopolio u oligopolio hoy en día es una quimera. Cuando te pases un poco en el precio, te atacarán los neobancos y el resto de entidades. Esta respuesta indica que se manifiesta sobre la opa hostil del BBVA sobre el Sabadell… Hablo en general, pero se podría aplicar la argumentación. Entiendo los argumentos del BBVA igual que entiendo que se agite un poco la idea de que, con esto, las pymes pueden correr riesgo en su financiación. No hay nadie más interesado que el adquirente en que eso no ocurra. Sería una pérdida para todo el mundo. Si vas a fusionarte con una entidad y arruinas lo que hace mejor, es una operación absurda. ¿Cómo valora que organismos como la CNMC y la CNMV tarden tanto en posicionarse? Es difícil entenderlo. La cultura burocrática en Europa no es una marca envidiable. Desde que empieza un proyecto y hasta que termina pasan años. Empezamos en junio de 2012 el proyecto de unión bancaria y 12 años después tenemos un supervisor común, muchos supervisores nacionales, un fondo de resolución bastante limitado en volumen y ausencia total de un Fondo de Garantía de Depósitos FGD). Para el FGD es necesaria la voluntad política. Es una lástima. La potencia que tendría Europa con un buen fondo comparable al norteamericano sería enorme.
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