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  • Es australiano, viajó a Argentina dos días y lleva 10 años viviendo en el país: “Acá te despertás y no sabés qué va a pasar”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/02/2025 04:36

    Daniel Crook, el australiano que ama Argentina Desde hace tiempo, la frase “Argentina, no lo entenderías” circula en redes sociales como una especie de lema para describir lo inexplicable del país, esas cosas que solo suceden acá y nos caracterizan como sociedad. Aunque hace once años que emigró desde Australia, Daniel Crook sigue sin entender muchas cuestiones de nuestra cultura, pero hay algo que tiene claro: nuestro país es su lugar en el mundo. Daniel tiene 41 años y vive en Nueva Córdoba Daniel tiene 41 años y nació en Tamworth, una localidad ubicada entre Brisbane y Sídney, las dos ciudades más grandes de la costa este australiana. Docente de profesión, se dedica a enseñar inglés. También sabe hablar italiano y alemán. A la Argentina llegó en 2013, luego de recorrer casi toda América del Sur con un amigo. “En ese momento, él trabajaba en una aerolínea y tenía un descuento del 90% en pasajes. Fuimos a Colombia, Brasil y México. Antes de volver a Australia, se me ocurrió pasar por Buenos Aires. Dije: ‘Voy dos días’ y no volví más’”, recuerda y se ríe. Decidió quedarse, explica ahora, porque conoció a una chica que lo flechó. Como ella era de Córdoba, él viajó hasta allá. La relación duró poco, pero lo suficiente para encontrar un instituto de inglés donde le ofrecieron trabajo por un año. “Acepté, por más que económicamente no era rentable: lo que acá ganaba en un mes, en mi país lo hacía en un día. Me entusiasmó la idea de enseñar el idioma a chicos de 14 años. Además, en ese momento, en Australia estaba un poquito triste, como deprimido; en Argentina en cambio, me sentía feliz”, cuenta. Parte de esa felicidad, tenía que ver con los vínculos que logró forjar. “En muy poco tiempo me hice muy buenos amigos. En Australia para construir un vínculo, podés tardar 20 años”, dice. Si bien no hablaba español, Daniel asegura que aprenderlo no fue tan difícil. “Al principio hablaba en italiano. De hecho, muchos pensaban que era de allá. Después, a medida que fui haciendo amigos, me esforcé en hablar español. Costó, pero a los seis meses ya lo manejaba y podía defenderme. Hoy, con mi grupo solo hablamos en español”, explica. Daniel junto a sus padres en su última visita a Australia Un choque de culturas Hace algunas semanas, un video de Daniel sorprendido ante la cantidad de personas que había paseando a las doce de la noche por las calles de Mina Clavero se hizo viral. “Hay un montón de gente. En Australia, a las ocho de la noche, no hay nadie. Esto me sorprende mucho. ¿Cómo puede ser?”, preguntaba mirando a cámara. Las diferencias culturales entre su país de origen y el nuestro son un tema que, a pesar de estar aquí hace más de una década, nunca dejan de llamar su atención: “Nosotros en Australia comemos a las 18.30 y a las 20 estamos en la cama. Acá, a las 21, recién empiezan a pensar en la cena. Me acuerdo de la primera vez que invité a una chica a una cita. ‘¿Nos vemos tipo 19?’, le dije. ‘¿Qué? A esa hora está todo cerrado, Daniel’, me contestó”. Otro punto que le fascina tiene que ver con lo “familieros” y “solidarios” que son los argentinos. “Cuando vos tenés un problema en Australia, es tú problema”, dice haciendo hincapié en el “tú”. “Acá pasa todo lo contrario. Cuando tenés un problema, todos quieren ayudarte. Es hermoso. Esto es lo que amo de Argentina. Por eso, cada vez que me preguntan: ‘¿No extrañás a tu familia?’. Yo digo que mi familia está acá. Siento que mis amigos son mi familia porque me cuidan y me ayudan, muchas veces, más que mi familia”, agrega Daniel y sigue sumando ítems a la lista de cosas que adora de nuestro país. “A diferencia de los australianos, los argentinos son muy espontáneos. Allá podés estar dos semanas arreglando una salida. Acá es: ‘Amigo, ¿vamos a tomar algo?’. No hace falta planificar. No sé cómo funciona, pero funciona bien”. Daniel con su mamá y su papá en villa General Belgrano El país de punta a punta Aunque se instaló en Nueva Córdoba, Daniel viajó por toda Argentina. “La última vez que vinieron a visitarme mis padres se quedaron tres meses y fuimos juntos al Perito Moreno y a la Cataratas del Iguazú. Después se sumó un amigo de Australia y fuimos a Jujuy. Ahí les hice probar el fernet con Coca y les encantó. ‘Daniel, preparanos un fernet’, me decía mi papá. Les gustó mucho”, cuenta. La comida es otra cosa que lo enamoró de Argentina. “El asado… En Australia un asado es un chorizo pequeño. Le decimos barbecue. Pero en comparación con el asado argentino: es triste. Acá: ‘Oh, my God! Tenés distintos cortes: matambre de cerdo, vacío, morcilla. Yo amo esto”, dice. Por si quedaban dudas acerca de “argentinidad”, Daniel levanta un mate y lo exhibe del otro lado de la pantalla como un trofeo. “Me encanta”, dice. ¿Si tiene alguna crítica? “En mis once años en Argentina, solo me robaron una vez en un festival: me sacaron el celular. Esa fue la única mala experiencia que tuve. Algo que me molesta es tener que hacer fila cuando voy al cajero. Me genera mucha frustración estar esperando quince minutos y que después no haya plata. Eso en Australia no pasa: ninguna de las dos cosas”, dice Daniel que, una vez al año regresa a Tamworth para reencontrarse con los suyos. La última vez que viajó, cuenta, pasó varios meses allá y sintió la diferencia económica con respecto a nuestro país. “Por mi trabajo, allá pagan 70 dólares la hora. Un café cuesta solo 5 dólares. En Argentina, en cambio, el precio de un café puede equivaler a una hora de trabajo. No me parece justo, y quizá no está bien que lo diga, pero es la realidad”. Así y todo sigue eligiendo vivir en nuestro país. “Vos te despertás acá y no sabés qué va a pasar. En Australia es todo predecible, entonces es aburrido. Es un país super estructurado y sus habitantes muy fríos. La mayoría se emborracha para ser feliz. Acá, por el contrario, son naturales y demostrativos. No hay máscaras, hay una conexión verdadera”. "En Australia es todo muy predecible, entonces es aburrido", dice Daniel Cumplir sueños Después de ese primer año dando clases para adolescentes, Daniel decidió crear su propia escuela de inglés online, que hoy tiene más de 400 alumnos y 40 profesores nativos de Canadá, Australia y Estados Unidos. Además, organiza eventos para practicar el idioma y hasta fundó Speakeasy’s, un encuentro internacional que se extendió hasta Australia. “Desde que llegué a Argentina me sentí muy libre. Sentí que podía cumplir todos mis sueños. Por ejemplo, yo tengo una banda de rock que se llama ‘Central Coast’. Antes de llegar acá, nunca dije: ‘Soy cantante’. Ahora no solo lo digo, sino que empecé a tocar en boliches. Lo mismo con mi profesión: todavía me acuerdo mientras caminaba por la calle buscando un local para alquilar y tener mi propia escuela”, dice y se emociona. Su cuenta de Instagram (@englishnativeok) es, quizá, el mejor reflejo de su presente. Allí, Daniel combina la docencia con su amor por nuestro país y les explica a sus más de 100 mil seguidores desde cómo pedir un café en el Tortoni hasta frases que aprendió en Argentina. Todo en inglés. “Tengo la vida que siempre quise tener. Pero lo mejor es que tengo con quien compartirla”, dice el australiano, que desde hace un año y medio está en pareja y convive con una cordobesa. “Todo los videos que ven, los filma ella. Como dice el dicho, detrás de un gran hombre hay una gran mujer”, se despide. Daniel junto a su novia, Noe

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