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» Diario Cordoba
Fecha: 01/02/2025 10:34
Decir 'no' es un privilegio. Las mujeres lo han tenido negado durante años. En gran parte de la historia de la humanidad, de hecho. Por suerte, en los últimos años la lucha feminista ha puesto bajo la lupa las carencias de una sociedad aún machista y se han abierto debates empoderadores y revolucionarios. El Se Acabó está siendo uno de los máximos motores del cambio. Ha puesto sobre la mesa el consentimiento. La voz que tienen las mujeres para decir basta. Ha puesto ante el espejo a una sociedad donde, de manera histórica, solo ha tenido elección el hombre. Ahora, las cosas están empezando a cambiar. "Me parece hasta descabellado que en 2025 todavía tengamos que explicar lo que es el consentimiento", confiesa Amanda Gutiérrez, presidenta de FUTPRO. "Es tan sencillo como que no puedes tocar a alguien que no quiere, que no invadas el espacio de alguien que no quiere que invadan su espacio. Y para saberlo no hace falta verbalizarlo, solamente es un tema del lenguaje corporal, de entenderlo y del respeto a la intimidad de una persona. Esa persona si quiere que te acerques o la toques te lo hará saber de una manera activa, que no tiene por que ser verbal", añade la presidenta del sindicato mayoritario, que ha ayudado a Jenni Hermoso durante todos estos meses tras el beso no consentido de Luis Rubiales y cuyo juicio empieza este lunes. El fútbol femenino ha vivido durante la última década diversos momentos claves que han cambiado su camino. La revolución en la selección femenina se consagró con el Se Acabó, pero empezó mucho antes. "Nos tocó vivir una situación desagradable porque a nadie le gusta vivir ese tipo de situaciones, sobre todo las que estuvimos más expuestas a nivel mediático", cuenta Natalia Pablos, una de las futbolistas que denunció públicamente el trato vejatorio del entonces seleccionador nacional, Nacho Quereda. "Fue un momento muy desagradable, pero nosotras lo hicimos porque pensábamos que íbamos a ayudar a que el fútbol femenino siguiera creciendo y estuviera donde está ahora mismo", añade Pablos, que admite que los medios de comunicación han tenido un papel importante en este crecimiento. "Fue un poco el punto de inflexión donde el fútbol femenino empezó a aparecer, desafortunadamente con algo negativo. Pero a partir de ahí se ha dado un giro total". El legado de las que iniciaron el camino Algunas futbolistas terminaron no volviendo a la selección y otras accedieron a volver cuando se forzó la dimisión de Quereda. Ese fue el primer cambio. Años más tarde, en 2022, el caso Alhama volvió a poner sobre la mesa las prácticas abusivas por parte de los entrenadores. "Lo hablamos cuando pasó lo del Alhama. Una de las cosas más grandes que yo viví y fui consciente de que la gente no sabe dónde están los límites. Lo que se puede o no aceptar. Lo que es el acoso, el consentimiento. El cambio viene de ahí, pero aún nos quedan muchos pasos", relata Noelia Gil, una de las denunciantes de Randri García, entrenador del Alahama de Murcia, por trato vejatorio. Denunciar o alzar la voz es muy complicado. Pero también lo es identificar que lo sufrido es acoso. "El principal problema y el perfil de esta gente es que son los manipuladores. Ellos enseguida son capaces de detectar tus vulnerabilidades y tus puntos débiles y lo usan contra ti. Tienen esa habilidad, entonces te hacen también sentir y creer que les debes algo. Que has llegado ahí por ellos. Y no, es a pesar de ellos", añade Noelia. "Antes las jugadoras normalizaban ciertos comportamientos, sobre todo de los entrenadores. Es verdad que también hay veces que son otras figuras, pero de momento la mayor parte sigue siendo del entrenador. Las futbolistas han entendido que hay cosas que no se tienen que consentir. Que un entrenador intente sacar tu máximo rendimiento insultando, faltándote al respeto, metiéndose con tu cuerpo o tu condición sexual o con cualquier otro tipo de insultos, ya han entendido que eso no es así. Que tú puedes sacar mi potencial de muchas maneras y que esa no es la correcta", remarca Amanda Gutiérrez. El decir que no. El marcar unos límites y ser consciente de lo que no te hace sentir cómoda. Y, por último, verbalizarlo y parar aquello que no te hace estar bien. "El consentimiento siempre ha ido alrededor de lo que quiere el hombre y es como que la mujer nunca ha tenido la posibilidad de tener un consentimiento. Lo que vivía era lo que había y punto, y el consentimiento siempre ha ido alrededor del hombre. Si el hombre quería algo solo tenía que ir y cogerlo. Pero estamos en el año 2025 y ahora mismo estamos luchando por la igualdad y el consentimiento también es parte de esa batalla. El decir: yo como mujer también tengo derecho a que cuando no quiero algo o si lo quiero, se me respete", remarca la presidenta del sindicato. Alexia Putellas, con una muñequera con el lema del Se Acabó. / EFE Cuando Luis Rubiales besó a Jenni Hermoso hay algunos que identificaron que esos actos no estaban bien. Sin embargo, una parte de la población no lo vio como una agresión sexual. "El problema es que hemos normalizado cosas que no son normales y, que como llevan el escudo o el amparo de fútbol, todo se normaliza. Igual que pasa con los insultos", cuenta Gil, actual portera del Betis. La jugadora, que fue víctima de acoso verbal y trato vejatorio, defiende además que las víctimas deben ser respetadas sin juzgar su reacción ante los hechos. "La reacción de Jenni me parece totalmente normal. Luego también se intentó escudar todo el mundo en la actuación de Rubiales con lo de: "Jenni se ha reído". ¿Qué quieres que haga? ¿También nos van a decir cómo tenemos que reaccionar? ¿Cuál es el perfil correcto de víctima?". Completamente unidas, por primera vez La unión fue vital para el Se Acabó. "Del movimiento me sentí muy orgullosa, porque creo que al fútbol femenino sí que le ha faltado alguna vez esa unión de todas las jugadoras a una. Y con el Se Acabó creo que ha sido la primera vez en la que no había ninguna discrepancia de ninguna jugadora y que todas nos hemos unido, o un porcentaje altísimo. Me hace sentir orgullosa de lo que hizo el fútbol femenino al completo", confiesa Natalia Pablos. Dar voz no sirve de nada si no se crea un ambiente seguro en el que poder denunciar. "Recordemos que para una persona que denuncia no es agradable. No por proteger al acosador, sino a la víctima. Insisto, no es agradable", recalca Noelia Gil, actual portera del Betis. "Si seguimos en este camino quizá llegue un día en el que las jugadoras se atrevan a hablar abiertamente -enfatiza Amanda Gutiérrez- y que sean ellos, este tipo de personas que hacen este tipo de conductas, los que vayan con más reparo y entiendan que tienen que cambiar esas actitudes".
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